Mi mamá y yo estábamos en el pasillo del hospital, trajimos a mi papá en un estado de inconsciencia. Hasta el momento nadie había salido a darnos ninguna información acerca de su estado de salud.
— Todo esto es tu culpa, no puedo creer que mandaras a tu padre al hospital. Como si no tuviéramos suficientes problemas encima.
— Mamá, no es el momento para ponerse a pelear. Muchas veces insistí que ese cansancio en mi papá no era nada bueno y tú te hiciste la desentendida, incluso cuando quise llevarlo al dispensario dijiste que no había dinero para andar derrochando y que con unos tecitos se le iba a pasar todo eso.
— Ahora resulta que la culpable soy yo. No puedo creerlo, si te pones a pensar todo esto es tu culpa. Nos quedamos sin la organización de los eventos porque a la señorita le dio por desobedecer a la señora que ni nos pagó, Jesse te pegó porque a ti se te ocurrió que sería buena idea llegar en brazos de un hombre desconocido, tu papá se puso malo porque no me quisiste hacer caso, ¿Quieres que siga diciendo las cosas que hiciste mal?
— Ante tus ojos, lo único que puedo hacer bien es reconciliarme con Jesse y tener una docena de hijos mientras nos acomodamos con el salario de un conductor de bus.
— ¡Claro que te tienes que reconciliar! Antes de que la tal Lolita se dé cuenta de que Jesse está soltero, no es un secreto para nadie que ella se muere por tu novio.
— Ex novio, mamá. Y así va a ser a partir de este momento, no me interesa si Santa Lolita lo quiere, por mí que se lo quede. Jamás perdonaré la bofetada que Jesse me dio, antes de tener amor por los demás, tengo amor propio.
Me levanté de ahí para no seguir escuchando a mi mamá. Fui a buscar café, ya que tenía hambre y esto me calmaba un poco el ardor en el estómago. Al regresar miré que el doctor estaba hablando con ella, así que me di prisa.
— Doctor, ¿Qué es lo que le pasa a mi papá?
— Le estaba diciendo a la señora que tu papá tiene problemas en el corazón, le dio un pre-infarto y necesita mucha tranquilidad. Así que por favor eviten las emociones bruscas, les enviaré medicamentos que pueden encontrar aquí en este momento, sin embargo, no será así por mucho tiempo, ya que son donaciones que nos vienen.
— Ya veo, bueno, supongo que ya después tendremos que resolver en ese aspecto. Muchas gracias, doctor.
El doctor se fue y miré a mi mamá seriamente, no podía darme el lujo de perder a mi papá.
— Está bien, tú ganas — suspiré pesadamente — no voy a levantar la denuncia en contra de Jesse, pero por favor ya no discutas conmigo. Algo que nosotras tenemos en común es el amor que tenemos hacia mi papá, dudo mucho que quieras perder al hombre con el que has estado casada dos décadas.
— Está bien, también tienes que regresar con Jesse.
— No, en eso si no pienso ceder por nada del mundo. ¿Cómo me pides que esté al lado de un hombre que me trata tan mal? No puedo creerlo, mamá.
— Eso fue un impulso, él estaba ebrio y fue por eso que te golpeó. En otras circunstancias no lo haría.
— Sé por experiencia no propia, sino ajena. El alcohol no te hace cambiar de personalidad, simplemente te desinhibe de lo que quieres hacer en el fondo de ti y no te atreves estando sobrio.
Al final ella no quiso decir más nada, simplemente nos quedamos calladas en el pasillo de aquel hospital que se mantenía en pie por milagro de Dios. Si tan solo tuviera el dinero suficiente para llevar a mi papá a un sitio mejor, algún centro privado o médico particular. No me avergonzaba ser pobre y tampoco lo escondía.
— Espero que con esto decidas suspender por un tiempo tus estudios — mi mamá habló después de un buen rato — no puedes andar pensando en estudiar cuando tu papá se encuentra enfermo y necesita medicinas.
— Ahora más que nunca necesito estudiar, ya que como tú has dicho, mi papá se encuentra enfermo y necesita medicinas que no nos podrán dar por mucho tiempo aquí en este hospital.
A mi papá, conforme pasaron los días, lo dieron de alta. No había ido mucho al vecindario, mi mamá generalmente era la que me traía las cosas que necesitaba.
— Vamos, papá — lo tomé del brazo — camina con cuidado, por favor.
Nosotros llegamos a la vecindad y pasamos directo a la casa, en el camino me encontré con Jesse, sin embargo, hice como si lo que mis ojos veían no valía la pena.
— Cassandra — mi mamá habló — ve a la azotea, necesito que recojas la ropa que está colgada ahí.
— Está bien — suspiré cansada — por favor lleva a papá a qué se siente, no dejes que haga nada.
Me fui a la azotea y miré que no había nada de ropa, pero quien sí estaba ahí era Jesse.
— Espera, Cassie — él me detuvo, pero yo lo empujé — entiendo que estés enfadada conmigo, no debí haberte golpeado y créeme que lo lamento mucho. Por favor perdóname, no va a volver a pasar.
— Claro que no va a volver a pasar, es muy pronto para perdonarte y desde ya te digo que no gastes tus fuerzas en volver a conquistarme porque no voy a regresar contigo. Así mi mamá se sirva de tu celestina, no lo haré.
— Pero, ¿Qué voy a hacer sin ti? Sabes bien que te amo, no concibo la vida sin ti. Si me dejas, me mato y será tu culpa.
— Si te matas es por culpa de tu debilidad. Ningún hombre va a atentar contra su vida por una mujer, lo hacen por cobardes — Jesse bajó la cabeza — en vez de estar diciendo todo eso, enfoca tu energía en algo productivo. Por ejemplo, terminar tu carrera, aunque Lolita te va a aceptar con ese espíritu de conformismo, capaz y te paga para que estés a su lado. Ya ves que es la que más dinero tiene en este mugroso barrio.
Me fui de la azotea y al entrar a mi casa fue que miré a mi mamá, ella entendió con una sola mirada lo que eso significaba. Por suerte no insistió en el tema.
Conforme pasaron los días, todo estaba tranquilo. Finalmente, mi primer día de clases había llegado, llegué a la universidad de la misma forma que lo hice cuando me vine a inscribir, miré a todos los estudiantes y cada uno de ellos tenía un carro.
— Algún día, Cassandra, algún día — me dije a mí misma — vas a cerrar bocas y verán que todo con sacrificio puede lograrse, recuerda de dónde vienes, eso sí. Nunca olvides tus orígenes.
Llegué al aula que se me había asignado, ocupé el último asiento, ya que todos estaban ocupados. Muchos me veían con desprecio, porque no venía tan bien vestida y tampoco tenía una laptop o útiles escolares modernos.
— Buenos días — una voz masculina resonó con autoridad — me presento, soy el arquitecto Víctor Sandemetrio.
Nuestros ojos se volvieron a ver, yo bajé la cabeza y me dije que debía mantener la calma. Él, después de presentarse, empezó a hacer algunas preguntas.
— Díganme algún tipo de material que se pueda utilizar para tener resistencia a la tracción. Algo que sea ligero pero fuerte al mismo tiempo.
El silencio reinó en el salón, miré que todos mis compañeros se veían los unos con los otros como buscando una respuesta. Levanté mi mano tímidamente y el arquitecto me dio la palabra.
— Los compuestos de fibra de carbono, son materiales que cumplen con lo que usted se encuentra solicitando. Generalmente, se utilizan como refuerzo estructural en puentes y edificios.
— ¡Muy bien! ¿Cómo te llamas? — le dije mi nombre — muy bien, Cassandra. Ahora quiero que me digas de qué manera puedo crear una estructura compleja de manera rápida y eficiente, sin necesidad de desperdiciar tanto material.
— Para esa clase de petición es una buena idea utilizar la impresión en 3D. Esto no solo permite que se pueda ahorrar recursos, sino también tiempo. También es una buena idea hacer uso de la robótica y la automatización, esto mejora la precisión y se economiza en mano de obra.
— Perfecto, me gustaría que te quedes un momento después de la hora de salida. Quiero hablar contigo de algo que te puede interesar.
Asentí entusiasmada y luego seguimos con las clases, mis compañeros ahora me veían de otra manera, por suerte era con positivismo y no un pesimismo.
La clase finalizó y me acerqué al arquitecto Sandemetrio, estaba nerviosa, ya que los dos encuentros que tuve con él al final me hicieron pasar vergüenza.
— Por comenzar tengo que decirte que lamento mucho lo que sucedió en la fiesta de la otra ocasión, segundo, te quiero comentar acerca de sacar la carrera de arquitectura de modo acelerado. Si te interesa te puedo ayudar con todo el trámite, te estarías graduando como mínimo en tres años y no en cinco o seis.
— ¿Eso se puede hacer? — el arquitecto asintió — ¡Claro! Necesito graduarme lo más pronto posible, no importa si es el doble de difícil. Necesito trabajar cuanto antes.
— Bueno, entonces comenzarás con el curso intensivo. Hablaré con el rector en persona, tienes mucho potencial y eso es bueno.
Las clases intensivas dieron inicio, cuando le dije a mis padres sobre esto, tuvieron reacciones diferentes.
— No lo sé, no podemos con los gastos y lo sabes. Ahora que vas a estar en ese curso intensivo, no tendrás tiempo de trabajar.
— Cariño, no te preocupes. Soy tu padre y es mi deber ver por tu bienestar, cuentas con mi apoyo total.