Algo así

1066 Words
─Me iré a cambiar. ─dice y él asiente en silencio emulando una sonrisa. Tan pronto Ángel sube las escaleras él busca a Charles, aún tiene que hablar con él. ─Dime. ─dice al encontrarlo. ─¿porque me ocultaría que quiere comprar algo? ─dice preocupado. ─No lo sé, pero déjala que lo haga. Cuando te lo dije no fue para que te torturamos pensando lo peor, solo era para que lo supieras. ─niega con la cabeza ahora sintiéndose culpable por ello. ─cuando te lo dije, pensé que lo haría, y que el darte la nota estarías tranquilo cuando seguridad te dijera que salió, tú hablarías conmigo y antes de salir de la oficina ya habría vulto, pero ella no lo hizo, y para tí. ─señala. ─y por la manera de mirarme, sé que no es bueno lo que piensas. Dime, ¿que es lo que estás pensando? ─Tengo muchas dudas con lo que hizo, y al mismo... ¡joder! ─sale de la oficina y corre a su habitación, donde sabe que está su esposa. ─Lo siento. ─dice al abrir la puerta abruptamente, ya que la ve semidesnuda y le ha dado un susto de muerte. ─¿qué pasó? ─pregunta soltando un suspiro de alivio al ver que es él quien abrió la puerta. ─¿Hay algo que quieras decirme? ─pregunta acercándose a ella, esperanzado de que le diga lo que ha hecho Charles, y para su sorpresa, no es lo único que le dirá. ─Te quiero conmigo. ─lo abraza. ─pero no sé si quiero tener o no un bebé. ─soltó su lamento. Él, preocupado y seriamente consternado dejó salir un casi inaudible. ─¿qué? ─Miles de cosas pasaron por su mente después de eso, un posible embarazo de aquel hombre de la moto en el hospital, un posible problemas de fertilidad ahora que ya están juntos, y ninguna de las hipótesis era agradable, lo único que él podía sentir era su corazón presionado con la incertidumbre. Ya habían tenido a Emma, así que un embarazo si era posible, pero por otro lado, no había nada de eso en lo que leyó, y ¿como era posible que ella no lo supiera?, ¿y si realmente eso era lo que quería comprar?, y si realmente lo que quería comprar era una prueba de embarazo para descartar. Ella saca la nota y se la entrega. ─Le pedí a Charles que me ayude a salir de la casa. ─le muestra la nota. ─le pedí eso ayer por la noche mientras te duchabas, y ahora siento que hago mal en ocultarlo, pero en sus momento parecía peor decirlo. ─dice sintiéndose sumamente arrepentida. Edward ve la nota y es idéntica a la que él le mostró, y por fin siente ese alivio, pero ahora quiere saber, ¿por qué tanto secreto? ─¿Tiene que ver con que me hayas estado evitando cuando tu y yo... ─dice y ella asiente. ─¿no quieres estar conmigo?, ¿te sientes mal?, ¿qué es lo que pasa? ─pregunta con sutileza, no quiere ser un patán, pero no puede más con la incertidumbre. ─Ok. ─se sienta sobre la cama. ─Al perder a Emma, descubrí que podía quedar embarazada, y que realmente nunca me hicieron la cirugia que yo creía. ─suspira también aliviada de decirlo. ─pero ahora, al estar contigo, aquí. ─Toma su mano. ─tú estás ahí con todo el deseo habitable y yo, lo único en lo que puedo pensar es en que no sé si quiero, o si quieres un bebé. Digo. yo tengo tres y para mi son suficientes, y... ─se levanta y empieza a divagar, caminando de una lado al otro. ─y tu no tienes ninguno, y por otro lado, no se si estoy preparada para embarazarme otra vez, ¿sabes lo dificl que es eso?, los mareos, las nauseas, y luego mi cabeza que se reinició con el golpe que me dieron,y no se si me dejarán libre o seré una de esas embarazadas que tienen a sus bebés en prisión, y... ¿te imaginas a nuestro bebé prisionero? ─¿qué es lo que querías conseguir al salir? ─pregunta algo aliviado, al ver que ella no menciona un embarazo. Pero en cuanto ella lo escucha se detiene enseguida. ─Es vergonzoso. ─se cubre la cara con ambas manos. ─y es por eso que no quería que lo supieras, realmente no es algo malo, solo era algo muy vergonzoso y no sabia como decirlo, pero ocultar parecía peor y aquí estamos. ─dice y para de hablar cuando él la tomó por los hombros parándose frente a ella. ─Vergonzoso fue escuchar tus flatulencias cuando te conocí, y ¿pensar que eran las flatulencias más tiernas que jamás escuché. ─dice y ella se queda en shock por unos segundos, pero al reaccionar estalla en risas. ─¿qué? ─pregunta después de un par de minutos, cuando por fin consigue parar de reir. ─¿realmente pensaste eso? ─pregunta divertida. ─Sí, así que dígame. ¿Qué es eso tan vergonzoso que querías comprar?, prometo no reirme. ─cruza los dedos. ─Condones. ─dice realmente avergonzada. ─o anticonceptivos para mí, algo que evitará un embarazo por en momento. ─dice dejando salir su culpa de una buena vez por todas. ─¿Condones?, ¿eso es todo? ─pregunta de nuevo. ─No me juzgues. ─lo regaña abrazandolo, enterrando su rostro avergonzado en el pecho de él. ─tu creías que una flatulencia era tierna. ─dice y vuelve a reír. ─Eso... ─la abraza y se lanza con ella a la cama. ─en mi defensa diré que eso, y todo lo que viene de tí me causa ternura, no es mi culpa. ─acomoda un delegado mechón tras su oreja. ─¿entonces todo está bien entre tu y yo? ─besa su cuello suavemente. ─¿Tienes de esos? ─pregunta sintiendo esa corriente que recorre todo su cuerpo al sentir los besos de él recorrer su cuello y llegar a sus labios. ─No... ─le susurró al oído. ─pero, tu y yo, definitivamente iremos de comprar. ─sonríe levantandose de la cama. ─o yo estaré en más problemas. ─sonríe entrando en el baño. Si los besos causan ese efecto en ella, no fue difícil saber a qué se refería Edward, y el por qué entró de esa manera al baño. ─¿Tienes el inconveniente que creo que tienes? ─pregunta entre risas. ─Si, algo así. ─responde abriendo el grifo de la llave.
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