Los padres de Alex y Elisa, recibían el viento seco del desierto plenamente en el rostro. Las ventanas del automóvil se hallaban bajadas por completo. El viaje resultaba ser un aliciente excelente para recobrarse de la ajetreada vida que se lleva en la caótica ciudad. Por suerte, sus hijos estaban muy bien instruidos, sobre todo la mayor. Según sus padres, Elisa era una chica que siempre llevaba una paz interior que encendía los corazones de cualquier persona que la conociera. Era noble, paciente, inteligente, estable, enérgica y fuerte; generaba una confianza inusual, y ello provocaba que sus padres no sintieran ninguna clase de miedo al dejarla a cargo. Era como si ella estuviera hecha para eso. «El universo resuena con nuestras vidas e intenciones», dijo Mara una de esas noches en los d

