Al llegar las siete de la tarde, recibí una llamada, era Evan.
Me puse las gafas y los cascos para contestar la llamada de Evan, aún no estaba las cosas conectada por lo que veía todo n***o pero creo que era lo que menos me importaba.
—¿Hola?—salude sin saber si había contestado bien la llamada, puede que fuera de época en la que la tecnología fuera mayoritaria pero para ser sincera no entendía mucho de este mundo, no era una persona muy moderna, demasiado mal me llevaba yo con demasiadas cosas.
—Espera un segundo—me dijo.
Tuve que esperar más de dos segundos, pero mereció la pena, en las gafas una luz se encendió dejándome ver todo el parque, lleno de estrellas, era de noche y podía ver la luna y las estrellas, era como si estuviera ahí porque nada más girar me miraba todo lo que me rodeaba.
—Wow—dije demasiado impresionada.
Mire al cielo demasiado emocionada, amaba las estrellas de una forma que nadie podía entender, veía en ellas un arte que poca gente comprendía, todos veían lo bonito en una pintura o en una canción, la gente veía lo bonito en ello pero no en las estrellas para ellos eran una tontería que estaba en el cielo y no prestaban atención, pero para mí eran cosas hermosas que nos observan y guardan demasiados recuerdos, recuerdos que nosotros no podemos tener, ojala tenerlos, cada cosa que pasó en el mundo.
—Esto es precioso—escuche la voz de Madison de fondo, me gire para verla aladon de Evan tumbados en la hierba.
No voy a negar que pensaba que Evan había hecho todo esto por mi, no que era una excusa para su cita con Madison pero lo que más me molestaba de todo eso era las mentiras de Madison y los gritos que tuve que aguantar de ella, si su intención era tener una de esas raras relaciones modernas, yo no era una persona que estuviera disponible para sus locos planes. El amor es algo complicado, es algo que pocos entienden, es como la felicidad que cambia según la persona que lo viva, pero no por eso debemos aguantar cosa que la gente haga en su nombre, si para ti algo no tiene sentido, no debes dejar que este en tu vida.
Unos destellos comenzaron a caer del cielo, era la supuesta lluvia de estrellas, había visto muchas en mi vida, la humanidad a evolucionado en muchos aspectos pero hay en muchos otros en los que tenemos problemas, cada poco tiempo tenemos un virus mundial que nos hace reorganizar sus sistemas, sin hablar de los desastres naturales que rodeaban el mundo entero, puede que hubieran muchos cambios que ayudaran a que la contaminación bajara pero seguiamos con problemas.
Esto no era una lluvia de estrellas, era una lluvia de meteoritos, algo demasiado peligroso.
Mi odio a la música, era sinónimo de haberme estudiado demasiadas cosas y fenómenos, algunos que hacía años que no pasaban y otros que pasaban con más frecuencia.
Las últimas lluvias de meteoritos que se dieron en el planeta destruyeron muchas cosas, demasiadas. Hubo una hace diez años en europa que tuvo a sus habitantes por tres días encerrados en sus casas, la contaminación del aire era tal que respirarlo solo por unos segundos, podía matarte, y esta parecía bastante más peligrosa.
—Chicos—les llame pero no se movieron, la imagen se movía por lo que no me habían congelado, solo me habían quitado el sonido, me quite todos los armatostes que me dió Evan para ver la lluvia de estrellas, me acerque corriendo a la habitación de Marta pero aunque golpee la puerta, nadie contestó, nadie contestaba ni me hacía caso.
Me bloquee, no sabia que hacer, necesitaba pedir ayuda a alguien y solo se me ocurría Marta, pero había otra opción, me acerque a la pantalla de seguridad de la casa para intentar llamar a la otra casa, pero nadie contestaba, era como si no hubiera nadie, como si todo el mundo me hubiera dejado sola, no me gustaba pero algo debía hacer.
Saqué mi teléfono para llamar a emergencias pero no había cobertura y era demasiado normal, pero no me gustaba no poder hacer nada, cerré mis ojos para intentar pensar qué hacer.
Madison era mi prima por mucho que no me gustara y Evan era importante para mis padres por ello, lo era para mi.
Abrí mis ojos, no estaba para nada segura de lo que debía hacer pero no es que hubiera demasiadas opciones, me calcé y me acerque a la puerta.
Sabía lo que tenía que hacer, lo que era correcto pero me daba demasiado miedo que las cosas salieran mal.
Respire hondo y puse el codigo de seguridad, mi cumpleaños, mis padres eran demasiado predecibles pero en este caso no me importaba porque me ayudaba a mi, sabía que podía aguantar la respiración por doce segundos, lo había medido en la bañera, pero por otro lado sabía los riesgos de que mi piel se juntara con el aire sin purificar, iba a tener problemas pero yo estaba preparada para morir y sabía que esos dos idiotas no por lo que debía hacer algo.
—Doce segundos—me dije a mi misma y abrí la puerta para aguantar la respiración y correr a la puerta de la casa de los demás.
Llame al timbre con gran fuerza.
Note el dolor en mi pecho, estaba claro que mis pulmones no iban a aguantar los doce segundos sin respirar, me agarre a la puerta y puse mi mano en mi pecho para intentar calmarme.
¿Por que todo el mundo decidió que hoy era el mejor momento para dejarme?
He querido morir desde el mismo momento en el que conocí de mi enfermedad, en el que me hice consciente de cómo iba a vivir pero no quería morirme ahora, quería ser la primera en gritar a Madison por haberme molestado y luego tener citas con Evan, quería ser la primera en molestar a Evan por ir de enamorado y ser mentira, quería ser la primera en muchas cosas pero para eso debía seguir viva un tiempo más, y por primera vez en mi vida, luchar por mi, nunca me fue tan importante, puede que las razones fuera tontas pero para mi eran las más válidas y poderosas.
—Edla—escuche una voz pero fue lo último que pude escuchar antes de notar que el mundo se me viniera encima y pudiera sentir como todo mi cuerpo fallaba.