CAPÍTULO V Por un momento, Azalea no pudo moverse. Entonces, con desesperación, se aferró a la esperanza de que Lord Sheldon no la reconociera, pero el señor Chan se dio cuenta inmediatamente de que su esposa le estaba gastando una broma. Se puso de pie y le hizo una inclinación de cabeza a Azalea. —Es un gran honor que entre usted a mi humilde casa— dijo—. ¡Lo mismo si viene como señorita Osmund, que como Flor Fragante, es siempre bienvenida! Azalea se sintió de pronto muy consciente de su vestuario chino y de que Lord Sheldon la estaba mirando en esa forma penetrante que la hacía ruborizarse. Antes que pudiera hablar, Kai Yin Chang exclamó con fingida exasperación: —¡Adivinaste! ¡Adivinaste quién era! ¡Honorable esposo demasiado listo para ser engañado! ¡Qué desilusión! Azalea, mu

