2. Mentes simples

2173 Words
Landon Una noche llena de pensamientos e ideas que no te dejan dormir solo pueden provocar en mí una cosa: que me emborrache. Ya era costumbre que Paul saliera temprano de la casa y mamá llevara a Emma a la escuela, así que las mañanas las tenía solo para mí, la mayor parte del tiempo, así que era complicado que notaran si había fumado o en su defecto si me había emborrachado, analizar tanto tiempo algunas cosas solo te lleva a la locura, que mejor que un poco de alcohol para relajarme, el problema era cuando abusaba, el siguiente día siempre era la muerte para mí. —Lindos lentes, por cierto, me siento orgulloso de ti —habló de pronto. Lo único que quería era caminar en silencio hacia la escuela y Adam arruinó eso, su voz resultaba más irritante el día de hoy. —¿Por? —me limité a responder. —Llevas dos semanas sin fumar, y no has comprado droga,  es un gran logro ¡Que todo el mundo se entere! ¡Landon Leith se ha curado! —añadió lo último gritando. —Carajo, Adam, cállate —toqué mi cabeza y se acercó para quitarme los lentes, él ya lo sabía. —Eres un pedazo de idiota. —No me dices nada que no sepa. —Lo estabas haciendo bien, veo que a tus vicios les sumaste el alcohol, gran combinación —comentó sarcásticamente —a este paso terminaras muerto y no estaré para ayudarte en cada mala decisión que tomes. —No pedí tu ayuda. —Pues se nota que la estás pidiendo a gritos. Yo insistía en que el consumir alcohol y drogas no era una enfermedad, pero él persistía que tampoco era algo normal. Habíamos llegado a la escuela, comenzó a alejarse, se había molestado eso era más que obvio, pero no sabía por qué, Adam era consciente de que tenía problemas con algunas sustancias y en ocasiones era él quien me invitaba a su casa a beber o fumar solo para pasar el rato ¿Por qué molestarse ahora? Que haya dicho que me esforzaría por dejarlo no significa que todo ocurrirá por arte de magia de un momento a otro. —¿Sabes qué? —me miró fijamente antes de entrar a la escuela —Crees que nada malo te pasara si fumas todos los días o si te emborrachas, piensas que esas buenas notas, el cabello n***o perfecto —siempre había envidiado mi cabello— la figura que tienes o tu estúpida cámara te ayudarán a esconderte, pero sé quién eres, un chico lleno de miedos e inseguridades, y eres un completo idiota porque tu padre —No te atrevas —interrumpí molesto —No tienes derecho. —Tu padre no te hubiera enseñado esto, él querría que fueras mejor y en cambio, te ahogas en tu propia miseria, vaya hijo dejó Richard —dio media vuelta y comenzó a acercarse a la puerta. —Espera, Adam —pude ver la patética esperanza que albergaban sus ojos al creer que esta vez sería diferente. —¿Qué? —¿Me devuelves mis lentes? La resaca me está matando. —Púdrete, Landon —rompió los lentes y entró. Solo tenía a dos personas en mi vida a las que les importaba, mi madre y Adam, a pesar de los pleitos que con cada uno había tenido sé que su aprecio hacia mí era auténtico, hubiera querido que ese amor fuera suficiente, realmente hacía un esfuerzo, pero al parecer nada funcionaba, era lo que más quería, que el amor que me dieran fuera suficiente, algunas cosas nunca llenan el vacío que hay dentro de ti, que ingenuo pensar que lo harán. Entré a mi clase de artes divididas, me gustaba mucho porque el salón era bastante amplio, lo suficiente como para dividirlo en secciones, en un lado estaban algunos miembros del grupo de teatro, organizando sus guiones y planificando escenografías, había escritores en otra parte, los fotógrafos y frente a nosotros los pintores, ahí vi a Hailey, sentada mientras pintaba, por lo general no nos daban temas específicos, simplemente entraban las personas que querían estar ahí y podían trabajar en lo que les gustaba, básicamente se trata de una materia optativa que daba un poco de calificación extra, no nos sucedía nada si no entrabamos aunque lo más apropiado era hacerlo, yo me limité a organizar todas las fotos que tenía, algunas eran usadas para el periódico de la escuela, los maestros decían que no querían desaprovechar el talento que tenía así que oficialmente yo era el fotógrafo. La maestra se acercó a Hailey para revisar el trabajo que estaba haciendo, nunca me había detenido a observarla en clase, hasta que encontré su libreta, se mantenía bastante concentrada, sin perder el rastro de cada línea que trazaba. —No encuentro el sentido en pintar rejas, ¿Qué se supone que quieres mostrar? —Así es el arte, para las mentes simples todo carece de sentido —le respondió mientras su mirada seguía fija en la pintura —Hailey, ¿Estás bien? —Perdón, profesora ya me tengo que ir. Salió corriendo y no sé cómo sucedió, pero me encontraba de momento a otro caminando hacia la puerta. —¿Landon? —Debo tomar unas fotografías, maestra, son para el periódico, ya vuelvo. Salí de la escuela y la busqué, parecía imposible encontrarla hasta que a lo lejos vi una persona, era ella, sentada bajo un árbol cubriendo su rostro con sus brazos, se veía mal. —Eres Hailey ¿Cierto? ¿Puedo sentarme? —traté de sonar tranquilo por alguna razón que desconozco estaba nervioso, me miró y de inmediato se limpió las lágrimas que tenía, supongo que lo que menos que quería era que la vieran llorar. —Claro, si Jeremy te envió puedes irte ahora, no necesito su protección. —De hecho, nadie me envió —su mirada denotaba confusión —Lo que le dijiste a la maestra fue realmente bueno, las mentes simples no entienden el arte de los demás. —Sí, pero para quienes ven más allá de los trazos, bueno, son mentes llenas de imaginación, ellos le dan vida a la pintura —me miró por un breve segundo. —Es difícil lograr que la gente aprecie el arte como tú lo haces, para algunas personas todo carece de sentido. —Creo que lo realmente complicado es transmitir de manera concisa lo que sientes Jamás había notado el color de sus ojos, avellana, igual que los de mi padre. —En fin, ¿Te puedo ayudar en algo, Landon? —En realidad quería darte esto —saqué su libreta de mi mochila —toma, la encontré después de que te fuiste del aula de exposiciones, no pude evitar verlo lo siento, eres realmente talentosa, cada uno de los dibujos transmiten algo diferente, dices que es difícil transmitir lo que sientes de manera concisa, pero en realidad lo haces ver muy fácil. —¿Viste mi libreta? —su tono de voz había cambiado. —Sí, bueno no por completo, solo vi que —¿Qué tanto sabes? —Se levantó interrumpiéndome y me miró molesta, hice lo mismo —Es mi libreta, no tenías derecho a ver lo que había en ella, ¿Quién diablos crees que eres? —Yo solo quería… —me parecía imposible formular una oración. Adam se reiría de mí, el gran Landon Leith sin palabras frente a una chica. Quería responderle, quería seguir charlando, necesitaba saber más de ella, pero los nervios se habían apoderado de mí y no sabía qué hacer, el momento se vio interrumpido por mi madre quién nos había encontrado, había olvidado que tenía una cita con el psicólogo el día de hoy, cuando Hailey miró a mi mamá su semblante había cambiado por completo, incluso creí haberla visto más blanca de lo habitual. —Landon, prepara tus cosas tenemos que irnos. Hailey se quedó ahí parada, inmóvil, con la boca casi entreabierta. —Hola, soy Meredith tú debes ser Hailey, he escuchado mucho de ti —ella solo asintió con la cabeza —¿Te encuentras bien? —Sí, estoy bien, de hecho ya me iba, no se preocupe. —Landon, cariño, porque mejor no me esperas en el auto, te alcanzo en un momento ¿Quieres? No entendía porque me pedía eso y era extraña la forma en la que estaba actuando, pero de igual forma lo hice, subí al auto, puse algo de música y esperé a que ella llegara, cientos de escenarios cruzaban por mi cabeza, tal vez estaba hablando de mí y me hacía quedar mal con ella, o tal vez ella hablaba mal de mí y de lo extraño que puedo ser, bebiendo alcohol sin saciarme, pero al mismo tiempo siendo el alumno más destacado de la generación, al menos eso había dicho el profesor; la verdad era que estaba impaciente porque mi madre regresara, cada minuto se sentía como una eternidad, no sabía porqué Hailey había reaccionado tan mal, de acuerdo es su libreta, pero ¿Qué hay de malo en ello? Son simplemente dibujos, líneas, algunas cosas sin sentido, no tenía que exagerar; habrán pasado al menos 5 minutos cuando mamá regresó y puso en marcha el auto con una sonrisa triunfante, no entiendo ¿Qué había hecho? —¿Qué tanto le dijiste? —Oh, cariño, solo le di un poco de consuelo, ya sabes de chica a chica, era claro que lo necesitaba. —¿Y logró calmarse? —desvié la mirada, no sé si quería escuchar eso. —¿Te refieres a si ella está mejor o si aún está molesta contigo? —Ambas, creo. —¿Por qué de pronto el interés? —no quise responder, si era un juego de intercambiar información entonces no sería parte de él —Bien, respondiendo a la pregunta, sí, logró calmarse y se siente mejor y no, no está enfadada contigo, solo que quizá ver esa libreta no fue lo correcto. —Era una libreta llena de dibujos, tampoco es la gran cosa. —Para ella esa libreta es como un diario, deberías entender su reacción. —Sí bueno, vaya cuidado tiene con su diario ¿Sabes? De haber querido lo dejaba en el suelo y en manos de otra persona esta historia sería diferente. —Pero te atrae lo desconocido. —No me siento atraída por ella. —Nunca dije que ella fuera quien te atrajera —me quedé callado —quizá la reacción de Hailey no fue la mejor, pero en serio esa libreta era valiosa para ella. —Eso creo, supongo que si alguien hubiera visto algo que en verdad aprecio hubiera reaccionado igual o peor que ella. —¿Lo ves? Completamente entendible, por cierto es más linda de lo que creí. —Sí, lo es —¿Qué diablos acabo de decir? Pensé —Quizá no fue lo correcto, pero quedé sorprendido con su arte, creo que son pocas las personas que realmente logran expresar algo conciso con lo que crean —necesitaba cambiar de tema —No creo que sea necesario seguir asistiendo con el psicólogo, estoy bien, años y años de terapia deben dar fruto. Esta vez fue ella quien no me respondió, se mantuvo callada y sabía bien lo que pensaba “aun te escucho llorar de vez en cuando por las noches, es claro que lo extrañas, Landon” y la verdad era que nunca superas del todo a una persona, solo lidias con el dolor constante y tratas de que no te destroce mientras continuas con tu vida. Mis sesiones con el psicólogo se habían vuelto algo monótonas, no notaba un progreso tal vez porque no ponía mucho de mi parte, al principio me parecía difícil hablar de él, de lo que hacíamos y de cuanto lo extrañaba, pero el resto de veces en las sesiones solo había silencio, el medicamento no funcionaba del todo porque cuando al fin terminaba mi tratamiento el dolor regresaba y no podía dejar de pensar en eso ¿Cuándo superas por completo a una persona? Por fin habíamos llegado al edificio y bajé del auto sin mucho interés en hacer esto. —Te veo en la cena, cielo. —Espera, mamá —logré que no encendiera el auto —Christopher dijo que podría ser bueno que asistieras a una sesión conmigo, hablar y ver tal vez el progreso que hay, dice que también sería bueno que tú tomarás una sesión dado que eres bueno, la esposa. —No puedo hacerlo hoy, tengo un par de asuntos pendientes en la clínica y debo recoger a tu hermana, aprecio lo que tratas de hacer, pero no creo necesitar ninguna sesión. —Cierto, olvidaba que tú sí lograste salir adelante olvidándolo. —No lo olvidé, Landon. —Pues cada día me demuestras lo contrario. —No se trata de eso y lo sabes. —Descuida, tampoco me agradaba mucho la idea de una sesión juntos, te veo en la noche.
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