Juliana Muñoz
—¡Suéltame! —le ordené de manera retadora.
—Juliana, necesitamos hablar —dice Álvaro con voz suave, en estos momentos no puedo pensar con la cabeza fría estoy tan cabreada que lo único que deseo es salir de esta casa y desahogar en llanto todo lo que he vivido hoy, desde verlo a él amarrado y torturado, hasta el recuerdo de mi padre muerto jamás había tenido que ser tan fuerte en mi vida.
No despego mi vista de la de él.
—Dejaste que Andrés me chantajeara como quiso frente a tus ojos y no dijiste nada —le reclamo con enfado.
Él me suelta el brazo.
—Lo siento, yo no quería que te vieras envuelta en todo esto —hace una pausa como queriendo decir algo que no se atreve —si me hubieras dicho que sabías la clave de esa caja fuerte tal vez nada de esto hubiera pasado.
Se muer
