5. Empezar de cero

1410 Words
POV Emily  Álvaro y yo estuvimos sentados largo rato platicando en una de las bancas del parque. Al parecer era mucho más agradable de lo que había pensado, con él en casa de seguro muchas cosas mejorarían para bien.   Caminamos de nuevo al auto, pero esta vez me sentía más cómoda cerca de su compañía.  - Emily... - hizo una pausa – si no fuera tu hermanastro... ¿repetirías conmigo esa noche de pasión?  Casi me ahogo con la saliva al escuchar eso. El río divertido al ver mi reacción.  - No deberíamos estar hablando sobre eso, es muy incómodo - espeté al sentir como mis mejillas comenzaban a ponerse calientes.  Álvaro se acercó más a mi mientras caminábamos, él era por mucho más alto que yo.  - Pero te gustó - susurró a mi oído para después soltar una carcajada enorme al ver como todo mi rostro se coloreaba de rojo resaltado aún más el color, por mi cabello pelirojo.  Quise decir algo para defenderme, pero como podía defender lo indefendible, Álvaro era muy guapo y su presencia era muy atrayente, claro que me gustó haber tenido sexo con él, pero era mi hermanastro y quería enterrar el recuerdo de esa noche, mil metros bajo tierra.   Observaba como se reía divertido.  (…)  Al día siguiente y cumpliendo su promesa Esteban no paso por mí, sentí una especie de vacío en mi pecho, pero decidí ignorarlo porque fui yo quien le pidió que ya no lo hiciera.  El transporte colectivo no entraba a la zona residencial de clase alta, por lo que para tomarlo tenía que caminar por toda una larga carretera saliendo del fraccionamiento donde vivía, eran unos dos kilómetros, tal vez la caminata matutina me ayudaría a ordenar mis pensamientos.  Escuché un claxon sonar a mi espalda, me giré instintivamente.  - ¿Te llevo Emily? - la voz era de Mara.  - Gracias, pero hoy quisiera caminar – le dije tratando de no parecer grosera.  - Esta bien, como quieras - dijo encogiéndose de hombros.  Vi desaparecer el auto de Mara hasta que dio vuelta en una calle.  (…)  Cuando llegué a la facultad las clases ya habían comenzado. No tenía caso intentar entrar a mi clase ya que el maestro no me lo permitiría así que decidí continuar la lectura de mi libro bajo la sombra de mi árbol favorito.  - ¿Qué tal la caminata matutina? - escuché su voz interrumpiendo mi lectura, había una pizca de burla.  - Relajante- dije sin desviar la vista de mi libro.  - ¿Cuánto tiempo hiciste de casa a la escuela? - preguntó, esta vez su voz se escuchaba más cerca.  - Cuarenta minutos – dije con simpleza.  Tuve que alzar la vista al sentir que Esteban caminó hacía donde estaba sentada sobre el verde pasto del jardín, dejándose caer de sentón a un lado de mí, lo sentía demasiado cerca, podía oler su perfume a un toque de vainilla y lavanda amaderada. Olía delicioso. Él provocaba sensaciones extrañas en mi cuerpo pero que no podía permitirme sentir, él era el hijo del magnate más poderoso de todo el norte del país y yo simplemente era Emily la hijastra no deseada de un empresario sin escrúpulos, el hecho era que no podía confiar en Esteban porque, así como ahora era su diversión estarme persiguiendo cuando se aburriera de mi se olvidaría fácilmente consiguiendo otra chica, así eran todos los hombres con dinero.  - Si me lo pidieras, podría pasar todos los días a tu casa para traerte – dijo en tono serio mientras jugaba con el pasto que se colaba por en medio de sus piernas ligeramente abiertas.  A lo lejos vi como una castaña de ojos marrones se acercaba a paso rápido.  - Esteban que haces con esta tipa – dijo en tono de reclamó y con voz exaltada.  Volteé a ver a Esteban sorprendida del tono de voz con el que le estaba hablando Marcela. Él la fulminaba con la mirada. Antes de quedarme a ver como Esteban descargaba su furia contra Marcela me puse de pie rápidamente y tomé mis cosas. Esteban también se puso de pie.  - Los dejo para que arreglen sus diferencias de pareja – dije en tono sarcástico.  - ¡Emily espera...! - Escuché su voz a mi espalda, pero caminé más rápido.  Unos instantes después ya no escuchaba sus voces discutiendo. Aligeré el paso ni si quiera sabía a donde me dirigía ya casi llegaba a la facultad donde estudiaba él.  - Emily... - me tomó de la mano para hacerme girar.  - Esteban... - apenas alcancé a decir palabra cuando ya me estaba jalando de la mano hacía la salida de la universidad.  - ¿A dónde vamos? Tengo clase...   - A un lugar donde podamos hablar sin que nos interrumpan – me llevaba de la mano a paso rápido, podía sentir las miradas curiosas de los estudiantes que nos topábamos en el camino.  Llegamos hasta un parque frente a la universidad donde las parejitas acostumbraban pasar sus ratos libres. Cuando cruzamos la calle me zafé de su agarre.  - Oye... no pienso faltar a mis clases – dije enfadada.  - Sólo será un rato, necesito hablar contigo – dijo severo poniendo sus manos en la cintura.  - Esta bien – dije cruzándome de brazos.  Llegamos a un área donde había algunas bancas y nos sentamos.  Él apoyo sus codos en las rodillas uniendo sus manos entre sí.  - Emily, ¿sabías que tu padrastro te ofreció a cambio de un contrato por diez años donde Industrias Cazares será cliente exclusivo de su empresa?  Todo mi cuerpo se estremeció, agaché la mirada al instante, sentía demasiada vergüenza mi padrastro me estaba vendiendo a Esteban, mi pequeño corazón se estrujó de tristeza.  - ¿Aceptarán? - pregunté con miedo.  Él se puso de pie tomándome de la mano para que también hiciera lo mismo. Su mirada penetro en la mía mientras que sus facciones cuadradas se endurecieron.  - Si yo fuera otro hombre, aceptaría con gusto ese trato con tal de tenerte conmigo... pero en cambio estoy aquí intentando que estés conmigo porque así lo desees y no por obligación - atrajo mi cuerpo al suyo sujetándome de la cintura, chocó su frente a la mía haciendo que todo mi cuerpo se tensará de los nervios al estar tan cerca de él - sé que también sientes algo por mí, lo sé porque cada vez que me acercó a ti te pones nerviosa y tratas de evitarme, si esa era la razón que te impedía aceptar que también me quieres puedes estar tranquila porque yo jamás te obligaré a hacer algo que no quieras.  Su aliento a menta chocaba con mi rostro, sensación de chispas de electricidad recorría todo mi cuerpo desde los pies a la cabeza, no me di cuenta en qué momento mis brazos estaban posados sobre los de él casi a la altura de sus hombros.  - ¿Y Marcela? - cuestioné tan pronto como la imagen de su rostro apareció en mi mente, él no había negado que había tenido queveres con ella.  Su mandíbula se tensó, pero no apartó su cuerpo del mío, si no que sentí como afianzó su agarre en mi cintura y espalda.  - Pensé que dándote celos haría que reaccionaras, pero creo que sólo provoque que todo se echará a perder... perdóname Emily, desde que te conocí eres la única persona en la que pienso cada día antes de dormir.  Mi corazón se ensanchó al escuchar sus palabras, hace mucho tiempo que Esteban no se sinceraba de esa manera conmigo. Pero agradecía que lo estuviera haciendo.  - Dame la oportunidad de demostrarte que eres la única.  Todo esto sobrepasaba mis pensamientos, pero sentía algo por él a pesar de que en un principio mi padrastro me hubiera obligado a ser su novia. Su abrazó era cálido y reconfortante, lo estaba disfrutando y no quería apartarme de él, le necesitaba.  - Tal vez podamos empezar de cero – dije con la voz entrecortada por las sensaciones que ahora mismo estaba experimentando mi cuerpo.   Rozó su nariz con la mía.  - No tenemos que empezar de cero... podemos continuar donde nos quedamos – su respiración se volvió más agitada, de repente su boca exigió mis labios moviéndose al compás de los míos era un beso lento pero apasionado, de esos que te hacen sentir como si estuvieras en el cielo.
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