Escuela de princesas

He vivido una vida tranquila con mamá y papá, con frecuencia escuchamos sobre los diplomáticos que son atacados debido a las tensiones entre países que dejó el último conflicto global notable pero a pesar de que se traten de miembros importantes del país no le tomamos demasiada importancia ya que no somos ellos y nunca lo seremos. -¿Estás lista? -pregunta mamá mientras termino de despertar- en cuanto cerremos la puerta ya sabes que se activará la alarma como todos los días, no hemos solicitado que nadie venga así que no abras la puerta a extraños. Al parecer en mi casa de nada sirve tener veintiún años ya que siguen cuidando de mi como si tuviera cinco años. Mamá y papá o como los conocen nuestros vecinos: Violeta y Ricardo suelen irse a trabajar alrededor de las siete de la mañana para volver a las ocho de la noche, aquí ya no existe la escuela. Si tus padres tienen privilegios o libros viejos te enseñan a leer y las matemáticas básicas (lo que te permite alcanzar un mejor nivel de vida) pero, para aquellos que no tienen tanta suerte siempre están los empleos más sencillos. Mis padres son instructores privados, los más o menos afortunados pueden pagarlos haciendo labores degradantes o por medio de becas que otorga la monarquía, eso es porque con el paso del tiempo los libros se agotaron en la mayoría de las familias y los buenos empleos no tenían quién los ocupara. -Otra vez sola -digo mientras tomo mi libro favorito- veamos si el señor Darcy tiene algo nuevo que contarme. Lo bueno de leer orgullo y prejuicio es que puedo ignorar por completo las responsabilidades de aprender a derivar números, ciertamente las integrales y las derivadas es lo peor que puedo hacer en toda mi vida. Las matemáticas por lo general no son mi fuerte y ahora si se trata de números, letras e interpretar formulas para ver cuál se adapta mejor simplemente muero, figurativamente hablando. Constantemente mamá me reprende ya que jura que debo aprender matemáticas para la vida diaria, claro que sé cuál es el resultado de sumar dos más dos pero, no creo que una derivada sea demasiado útil cuando se trata de comprar un pan o queso en la tienda del centro. Cuando estoy sola tengo la casa completa para mi y suelo cantar, mamá tiene un cuadernillo digitalizado con letras de canciones, mis padres no cuentan demasiado sobre su historia familiar pero estoy segura de que tenían que haber sido demasiado ricos para conservar el estilo de vida que llevamos en secreto dentro de casa. A veces tengo la sensación de que esconden un secreto terrible porque rara vez puedo salir de casa, lo máximo que puedo hacer es salir al jardín a jugar con flores o animales. Pocas personas conservan un jardín hoy en día pero como digo, pienso que somos privilegiados secretos. A veces me corto el cabello en secreto, simplemente para sentir la emoción de algo nuevo; como la mayoría de personas de mi edad tienen empleo no hay mucho que hacer durante la tarde. *** -Hola -digo cuando mis padres entran por la puerta- los he estado esperando todo el día, los he echado muchísimo de menos y prácticamente he memorizado el libro de orgullo y prejuicio. Mi madre es hermosa incluso agotada, su cabello es n***o y lacio, tiene la piel blanca y sus ojos son de un color avellana que causaban envidia cuando era joven según los rumores de mi tía Lily. Papá en cambio tiene el cabello rizado y rubio, sus ojos son azules y nunca ha causado envidia de las personas ya que cuando era pequeño cayó de un árbol que estaba en casa de mis abuelos y le quedó una cojera permanente. Toda la vida lo he visto usar bastón para apoyarse y con eso solo parece un profesor más serio. Bueno, es un tutor.  -Hola cariño -dice mamá besando mi mejilla- ¿qué tal las matemáticas? Hago un sonido de desprecio ante tal pregunta y ella entiende que no quiero hablar de eso, mi madre es excelente con los números y mi padre es excelente con las letras así que en lo que a mi respecta: soy más similar a papá. Tengo una familia poco común ya que mis padres no han recurrido al divorcio y no me maltratan, es como tener la vida perfecta y supongo que de conocer a más personas que no sean familiares cercanos muy probablemente sería una especie de unicornio.  -Vamos a cenar que hoy te he conseguido un nuevo libro -dice papá a mi oído. Él es así: le gusta malcriarme- y sí, me aseguré que no tenga más partes dispuestas a dejarte inconcluso el episodio. Automáticamente sonrío porque no soy capaz de dar crédito a la suerte que poseo, mamá está más seria que de costumbre pero repasando mi lista de tareas pendientes no tengo nada sin hacer, me encargo de marcar cada cosa que voy terminando. -Hija -dice papá tomando mi mano, esto no puede terminar bien si mi padre es la figura seria de la conversación- tenemos que hablarte de una situación algo complicada. Creo que él no encuentra las palabras adecuadas para decirme lo que está sucediendo así que mamá lo interrumpe y decide empezar la historia que papá ya tenía bastante torcida con sus típicos "eh..." que son conocidos como balbuceos donde intentas decir demasiadas palabras y al final no puedes decir ninguna. -Bueno -dice mamá respirando profundo- como puedes observar tenemos más lujos que cualquier persona a nuestro alrededor y en parte se debe a que tanto tu padre como yo provenimos de familias importantes en el pasado, tuvieron suficiente solvencia para garantizar un futuro a las generaciones venideras. Sin embargo, dicha posición no nos ayudaría a tener un jardín en casa o el dispositivo en el que escuchas música. Esto se está poniendo rudo, resulta que soy una especie de princesa refugiada a la que mandaron con unos padres lo suficientemente ordinarios como para prepararme un poco para la vida que me espera pero no lo suficiente ya que tengo que asistir a una escuela que se encargará de eso y me gustaría que fuera una broma pero el libro que me entrega papá lo confirma todo ya que no es un libro romántico. -Me dijiste que era un libro romántico -dije llorando- ¿ustedes me van a dejar? ¿no son mis padres? Quiero vomitar. Tengo frío y estoy sudando, me levanto de la mesa porque juro que no puedo tolerar la situación, no tienen sentido del humor con frecuencia pero sin duda alguna esto se ha excedido de sus capacidades. Siento las piernas demasiado pesadas y todo se está poniendo demasiado oscuro, juro que no entiendo nada. Despierto y lo primero que veo es el techo de mi habitación. -¿Cuándo llegué a aquí? -pregunto sin entender- papá no pudo haberme cargado. Resulta que entre ambos me levantaron y entiendo que eso debió requerir un esfuerzo sobrehumano, tengo demasiadas preguntas y no sé por dónde empezar. -¿Ustedes me adoptaron? -pregunto sin saber qué me van a contestar- o alguien vino a dejarme a la puerta de su casa porque parecían la pareja idónea. Ellos me explican que fueron seleccionados para garantizar mi seguridad y ahora tiene demasiado sentido que siempre estén escuchando sobre incidentes diplomáticos. -¿Y ahora qué? -pregunto llorando- ¿me voy y ustedes tendrán otro bebé de la realeza? Porque tal vez para ustedes no importe demasiado pero yo los amo y aunque he cuestionado nuestro modo de vida, nunca me atrevería a pensarme como alguien importante. Papá llora y sé que mamá tiene la palabra. -Nada tiene que cambiar entre nosotros -dice secando las lágrimas de mis ojos- estudiarás en una escuela para princesas pero tus padres nos han dejado instrucciones de no tener contacto contigo hasta que concluyas tus cursos. Claro, porque cuando termine de estudiar sentiré un tremendo deseo por conocerlos y me concederán el honor de volverse mis padres. Yo no sé cómo funcionan los lazos sentimentales en la realeza pero juro que en la vida real son demasiado fuertes como para no sentirse nada honrados de que unos padres deseen conocer a su hija hasta cumplir n no sé qué edad, ni siquiera quiero preguntar en cuánto tiempo terminaré la dichosa escuela. -Te veremos en vacaciones si así lo deseas -dice papá mientras me abraza con fuerza- nada tiene que cambiar, para nosotros siempre has sido nuestra hija sin importar de quiénes hayas nacido. Permito que me abracen mientras me susurran canciones al oído para relajarme y lograr que me duerma, lo han hecho así desde que soy pequeña y hoy no tiene por qué cambiar. -Tengo mucho miedo -digo llorando- no quiero ir a un lugar en el que puedo salir lastimada, hemos visto lo que sucede últimamente con las personas queriendo iniciar una revuelta y sinceramente no quiero vivir un conflicto de ese tipo porque les juro que no seré capaz de memorizarlo. Madre, me asustan demasiado las matemáticas. Ambos se burlan de mis temores y sé que solamente están intentando aligerar las tensiones, me pregunto si siempre me habrán querido o al principio me aceptaron por los beneficios y luego se dieron cuenta de que no podían vivir sin mi. -¿Siempre me han querido? -pregunto con temor- yo los he adorado desde siempre y para mi son los mejores padres que pueden existir y no estoy segura de querer enamorarme porque no creo querer un príncipe en mi vida, tal vez sea demasiado amargado. Mis padres me abren el corazón ya que me cuentan una historia que jamás habían contado: la verdad sobre cómo se conocieron. -¿Saben que solo acaban de hacer que desee una relación amorosa extra perfecta? -pregunto y ambos se sueltan riendo. Me dan instrucciones casi precisas sobre lo que sucederá mañana: mi cumpleaños. No solo será mi cumpleaños sino que ingresaré a la popular escuela para princesas única y especialmente para la élite, debería estar feliz de enterarme que seré algo más que una profesora pero simplemente no puedo, me es imposible sentirme feliz de abandonar mi estilo de vida. -¿Nunca te ha crecido el cabello? -pregunta mamá. -Es una larga historia -miento- pero demasiado divertida. Comienzo a contarles algo que nunca había hecho: mi rutina diaria. La cual consiste en cumplir con todas las tareas de la casa, leer, cantar, jugar en el jardín y si me aburro demasiado: cortarme el cabello. Papá encuentra sumamente divertido el hecho de que me encargue de mi propio cabello siendo que soy parte de la realeza. El resto de la noche me dedico a preguntarles cosas tontas que nadie en su sano juicio preguntaría pero yo sí ya que a pesar de que hemos estado juntos toda la vida, siento que no los conozco en absoluto y no estoy molesta con ellos, ninguno me ha mentido. Ellos cumplieron su labor de crianza, en todo caso los culpables son mis padres verdaderos que me han alejado de ellos todo lo posible y no conformes con eso se han dedicado a no verme a pesar de tener la opción de hacerlo y por mi, mejor, sigo molesta de saber lo que han hecho, decidieron renunciar a mi en vez de buscar volver más seguro el mundo que me rodea. Mis padres ya se han ido a dormir y yo simplemente no puedo hacerlo, estoy demasiado nerviosa por múltiples razones, entre ellas se encuentra el hecho de que mi habitación dejará de serlo pues tendré otra, ni siquiera sé si podré seguirme vistiendo como hasta ahora y ni hablar del hecho de que voy a tener que entablar amistad con otras personas, o al menos ser una compañera decente; el tratarme como princesa no me ha dejado demasiado tiempo para comportarme como ser humano, espero que me enseñen toda esa situación cuando mi vida cambie el día de mañana.  No puedo dormir así que salgo al jardín, estoy inquieta porque iré a un lugar que desconozco por completo, lo reconfortante es que papá está afuera. -Tengo miedo -digo acercándome a él- te juro que me esfuerzo por ser valiente para que mamá y tú estén orgullosos pero no soy capaz de lograrlo. Él me abraza y me reconforta, pasamos toda la noche platicando y diciendo lo genial que es mamá por habernos tolerado todos estos años.