La noche fue larga para el buen amante de los perros, durante horas sostuvo los c*******s de sus amados perros mientras el terror que llevo la nube amarilla se esfumaba.
El reloj marcaba las 7 de la mañana del nuevo día. Si dormir y con el coraje de lo sucedido se levantó para asomarse nuevamente por la ventana. Todo parecía más calmando, los vecinos estaban afuera conversando de lo ocurrido y contando sus experiencias los que habían perdido una mascota.
Observó que si vecina salía y se incorporaba a la plática con los demás.
Tallandose los ojos aún salió por la puerta para recibir el brillo del sol.
-¡Vecino buenos días! -Se acercaba amablemente la vecina -¿Cómo se encuentra?
-Estoy desvelado -respondía sin brillo y muy seco -¿Saben que sucedió?
-Aun no, anoche hablamos a la policía para describir lo que estaba pasando y dijeron que mandarían unidades de salud y una patrulla para verificar lo ocurrido -dio la vuelta -pero ante esto nadie ha venido.
El escenario era cruel y muy difícil de ver para todos los amantes de los animales. c*******s de ratas, pájaros, gatos, lagartijas entre otras especies estaban por las calles haciendo un camino largo por dónde pasó la tormenta.