capitulo 1
La corte Francesa no se parece en nada en la corte Austriaca, en Francia yo no puedo hacer nada, solo dejarme llevar por estas absurdas reglas.
Aun recuerdo el momento en que me entregaron a los Frances, un matrimonio arreglado entre ambas naciones, mis damas, mis perros, mis acompañantes se quedaron del lado de la frontera de Austria, solo yo podía pasar del lado Frances, sola.
Los carruajes Franceses me llevaron al palacio de Versalles, donde conocería a mi prometido Luis XIV.
Al llegar al palacio un grupo de personas ya me esperaban y en medio de todos Luis, me imagino que es por protocolo, el carruaje se detiene y me ayudan a bajar.
-Bienvenida a Versalles Madame-
Luis hace una reverencia
-Gracias por haberme recibido-
Respondo con una reverencia y una señora ya entrada en años me hace un ademan para que la siga y entre al palacio, detrás de Luis por supuesto.
Quedo embelesada con la belleza de este palacio, dorado por todos lados, la opulencia en su máximo esplendor, la dama que me guía me lleva a lo que me imagino que serán mis aposentos.
-Descanse, en un momento le traen sus alimentos-
-Gracias-
Me hace una reverencia, respondo de la misma manera y me dejan sola y hasta ese momento me golpeo con la realidad, estoy sola en un país que es aliado, pero solo hasta que le convenga, sola en una corte donde sino tienes cuidado te engullirá y no dejara nada de ti.
Tocan a la puerta y me dejan unas bandeja con mi comida, como en silencio, me siento una prisionera, vestida con las mejores telas, llevando las mejores joyas, pero una prisionera al final.
Entrada la noche un grupo guiado por la Madame que me guio al llegar entran a mis aposentos
-Venimos a cambiarla-
Y antes de que pueda decir algo las mucamas comenzaron a quitarme el vestido, lo hicieron eficazmente, sin decir una sola palabra y así como entraron, salieron y me volvieron a dejar sola.
Me metí a la enorme cama y tal vez por el viaje oh toda la situación en general, el cansancio me sumió en un sueño profundo.
Me desperté de golpe, por un momento no supe donde estaba y justo en ese momento llega la misma dama con el mismo grupo de mucamas, me cambiaron sin decirme nada.
-Me gustaría dar un paseo-
La dama más grande solo asintió, me pusieron un vestido con todo el estilo francés.
Nadie me habla, todos me miran, incluso las damas que les ordenaron acompañarme no dicen nada, si esto sigue así me volveré loca.
A lo lejos veo correr a la dama ya entrada en edad, llega hasta donde estoy, le falta el aire, pero aun así me hace una reverencia.
-Ah llegado la hora para cambiarla-
Asiento y regreso a mis aposentos, la ceremonia será esta noche, toda esta alianza prende de un hilo muy fino, que me case con el no lo hace más fuerte, no hasta que les de un heredero para la corona.
Me visten de manera eficaz, en silencio, nada esta fuera de su lugar, ya no me siento yo, soy una herramienta para llegar a un fin eso es lo que soy.
La ceremonia fue rápida, después el baile, los nobles nos ven, me juzgan y al final la parte más esperada para ambas naciones, la noche de bodas.
Nos meten a unos aposentos enormes, nos preparan enfrente de todos, nos metemos a la enorme cama y el obispo bendice la unión el rey nos dice unas palabras.
-Que engendren pronto un heredero para la corona-
Nos reverencian y cierran con unas enormes cortinas, aun se puede escuchar a la gente del otro lado, hasta que por fin estamos solos.
No se que hacer, Luis se queda en su lado, me ve de reojo. pero no se acerca, así que tomo la iniciativa, me acerco para abrazarlo
-Creo que deberíamos dormir, fue un día largo, Descansa-
-Descansa-
Solo eso pude decir, sino se consuma este matrimonio, mi posición en esta corte corre peligro, la alianza entre nuestros países corre peligro.
Me recuesto boca arriba y hago lo posible por no sollozar, no se que voy hacer.
Me despiertan unos cuchicheos, al abrir los ojos veo a un grupo de mujeres nobles y enfrente la dama ya entrada en años.
-Buenos días Madame, como la Delfina de Francia debe saber que es protocolo que las damas de la corte la vestirán, será desde el rango más alto que son las princesas de sangre, hasta las princesas por matrimonio, duquesas, condesas-
Salgo de la cama procesando todo lo que me dijo, mientras las mucamas les van entregando las prendas a cada dama que esta frente a mi.
Después de ese largo y extraño protocolo, fuimos a misa, desde en la mañana no veo Luis, no se donde se metió y no se si sea prudente preguntar por el.
Al terminar la misa, una señora se me acerca y me hace una reverencia
-Soy la condesa de Noailles, yo la acompañare y le explicare cada protocolo que hay en este corte-
le tome la mano y le sonreí
Para todo los nobles nos veían, ni siquiera podíamos comer a solas, Luis solo volteaba y me sonreía, la comida se me estaba haciendo eterna, Luis termino y se fue sin decir una sola palabra.
La condesa de Noailles viene acompañada de un hombre, ambos me hacen una reverencia
-Su alteza el es embajador Mercy, el la mantendrá al tanto la situación entre Francia y Austria-
-Es bueno saberlo, embajador póngame al tanto-
El asiente comienza darme una lista de cosas, más que nada cosas que debo cumplir yo, tomare la más fácil
-Dile a esas familias que acepto a sus hijos como mis pajes-
El asiente y parece que esta satisfecho con esa respuesta, las familias buscan ganarse el favor de la futura reina.
Ya para la noche, la situación se repite, Luis se mete a la cama y solo me sonríe, pero esta vez intento algo
-Hace frio-
Me acerco a el y siento como se pone rígido
-Te traeré una frazada-
Esta intentando alejarse
-No, así estoy bien-
Lo tomo del brazo y me acurruco junto a el, no se mueve, pero tampoco hace nada por alejarme, bueno al menos se podría decir que hubo un pequeño avance.
Poco a poco siento como el cuerpo de Luis se relaja y también el mío, me quedo dormida acurrucada a lado de el, con la esperanza que mañana sea un mejor día.