Un cambio directo

1347 Words
─¿por qué lo tienes?, ¿ella lo dejó en la casa?, ¿donde lo encontraste? ─pregunta mirando el anillo. ─Ella lo vendió. No sé por qué lo hizo, pero seguramente debió tener buenas razones... Sabes que no conservo nada de lo que le diste... ─Era el dinero. ─ríe con sarcasmo. ─después de todo siempre fue el dinero. ¿Debería sentirme ofendido?, pero no tiene sentido, pudo llevarse todo lo demás, ¿por qué dejó todo lo demás?. ─espeta negando con la cabeza. ─¿cuánto pidió por el anillo?, dos, cuatro, ¿seis millones? ─pregunta mirando con enojo el anillo, contrario a la manera en la que ve el anillo que él usa. ─No sé porqué lo hizo en realidad, pero el gerente dijo que había mencionado algo sobre una casa y una parrillada. ─dice con la intención de sacar su teléfono y mostrar el video. ─¡¿cuánto pidió por el anillo?! ─insiste nuevamente ya molesto. ─Cincuenta mil dólares. ─dice y Edward levanta la mirada a Charles muy confundido. ─¡Ese anillo costó millones! ─exclama aún confundido. ─La señora Argento no tenía idea del costo, nunca lo preguntó, sólo quería los cincuenta mil. ─dice y sólo entonces la manera en la que ve el anillo Edward cambia. La ve con la misma añoranza que ha visto su alianza. ─Averigua si está en problemas, si necesita algo, o... ─Lo haré, pero... ─carraspea. ─lo haré como un buen amigo, te recuerdo que me has despedido como asistente. ─recalca a modo de broma. ─No seas idiota. ─bufa molesto. ─No estuvo por escrito... ─Ya, ya, no ruegues más, volveré a trabajar para ti, pero solo hasta que termines el tratamiento. Me encargaré de todo lo que necesites, tú solo dilo, pero con una condición. No más... Señor Argento. ─bromea. ─Solo Edward, estoy aquí como tu amigo, no quiero ser tu asistente, soy tu amigo y te voy a cuidar. Para eso están los amigos, ¿no? ─No. ─lo ve con añoranza. ─no eres mi asistente, ni mi amigo, eres mi hermano. ─suspira arrepentido. ─Después de lo que te hice... ¿cómo es que aún quieres estar aquí?, conmigo. ─pregunta sin poder entender todo lo que acepta, después de la pelea. Después de los golpes. ─Eres guapo y millonario, solo espero que descubras tu verdadera sexualidad. ─bromea, y funciona, porque lo hace reír. ─Hablo en serio. ─Yo también... ─insiste en bromear. ─Ya, enserio. ─levanta su mirada a él. ─Tu no lo recuerdas, pero ese día en el que nos conocimos, pensaba renunciar a la carrera por falta de dinero. Era mi carrera, o el medicamento de mi padre. ─niega con la cabeza. ─pero apareciste tú, y me ofreciste trabajo. Solo era un estudiante, y tú me diste la solucion para toda la vida. No solo salvé mi carrera, tambien a mi padre. ─¿por qué nunca me lo habías dicho? ─pregunta asombrado. ─No hablamos de mi, y solo sabes lo que quiero que sepas... ─Por eso mi madre siempre te preguntaba sobre tu padre... ─musita recordando las muchas veces que su madre hablaba con su mejor amigo. ─yo pensaba que solo era amable. ─Ella era muy sabia, me dió los mejores consejos que alguien pudo darme. ─suspira con nostalgia. ─lo mínimo que puedo hacer para honrarla, es cuidar de su primogénito. ─sonríe. ─Bien. ─entra el anciano. ─Se harán todos los cambios necesarios, hoy mismo empezarán a mover todo para instalarnos en la ala del hospitals, el acceso será limitado, no se va a filtrar nada, y tu padre no tendrá lugar en este tratamiento. ─aclara. ─En ese caso. ─mira a su abuelo. ─Empecemos cuanto antes. Mientras tanto en casa de Ángel... ─Vine en cuanto me enteré. ─entra Sabrina a su casa, llega sola ya que su esposo se quedó con su hija. ─¿quién te dijo?, ¿Karina o Fernando? ─dice con cierto disgusto dejándola pasar, y asegurándose de dejar la puerta cerrada antes de sentarse. ─Karina. ─intenta reconfortar. ─me dijo que su padre se lo dijo en la cena, ¿por que no me dijiste nada cuando hablamos? ─pregunta evidentemente preocupada mientras toma asiento. ─No tenías que saberlo, pero ya no importa. ─sonríe disimulando su enojo. ─mañana será otro día, y saldré a buscar algo. En unos días tendré mi certificado de terminación de secundaria, y por fin podré tener un mejor empleo, además planeo seguir la universidad a como dé lugar... ─Karina está muy apenada, incluso me preguntó si podía venir a verte, pero le dije que mejor vendría yo, para saber si estabas enojada solo con su padre, o con la familia entera. ─intenta bromear, pero ella no sonríe siquiera. ─Con las únicas que estoy enojada, furiosa y les arrancaría la cabeza si pudiera, sería a ese par de desgraciadas que lastimaban a los niños. ─espera impotente por ya no poder hacer mas nada. ─Si te sirve de algo, según me dijo Karina el padre va a despedir a la mujer que denunciaste, pero respecto a la directora, tal vez solo la remuevan de zona, y la manden a otro lado... ─Me dan ganas de buscarla y darle una golpiza a cada una por desgraciadas. ─sale a flote su enojo. ─Hiciste lo correcto, tú y yo sabemos que es así, pero no contabamos con la dichosa auditoria. Según me dijo Karina que cuando su hermano lo había confrontado furioso en casa, le dijo que no fue culpa suya, que si va a ver una auditoría lo primero que iba a resaltar era que tu entraste recientemente solo por ser su amiga, y que no quería saber mas del tema. ─Además de quedarme sin empleo, ahora puse a toda una familia incómoda por mi culpa. ─se encoge arrepentida de lo que hizo. Sabe que hizo lo correcto, pero hasta ahora todo parece salir mal. ─Nada de esto fue culpa tuya y lo sabes. Si, te quedaste sin empleo, y todo parece ir mal, pero piensa en esos niños que ya no van a ser maltratados diariamente. ─recalca. ─Gracias por venir. ─suspira, aliviada de tener con quien desahogarse. ─¿está mal si te felicito por tu futura graduación? ─pregunta abriendo sus brazos. ─Por fin lo haré. ─sonríe dejando el tema de lado. ─Por cierto. ─saca de su bolso un sobre. ─mi esposo pensaba que Jota estaría en casa, y le trajo esto. Ángel lo abre enseguida muy curiosa, un libro para colorear de su caricatura favorita y unos lápices de colores. ─Le compró uno para mi hija, y uno para tu niño, y aproveche que me lo dijo y salí corriendo cuando hablé con Karina. ─Estoy cansada... ─suspira. ─Yo lo unico que quiero es tener ya ese estúpido certificado y empezar a hacer más. Odio que la gente me juzgue por lo tengo o por lo que sé, no veo el momento de tener un estupido titulo solo para callar bocas. ─suspiró hastiada con todo lo que sucede a su alrededor. ─Lo sé. No ha sido nada fácil para ti, y lo entiendo. Nunca es fácil, pero si sirve de algo que lo diga, solo en caso de que no haya sido clara ya, o demostrado lo suficiente, me tienes a mi. ─suspira con nostalgia. ─¿Aún piensas en él? ─Pienso en él cada noche antes de cerrar los ojos, y cada mañana al despertar. ─suspira. ─aunque ya no duele tanto al hacerlo. Supongo que no saber qué ha pasado con él, al no saber de su vida no duele si me odia por lo que le dije la ultima vez que lo vi, o si quiere verme, o si siguió su vida cómo imagino a veces. ─¿creés que después de todo, él volvió a su vida y te olvidó?, ¿qué harías si él regresa y te dice que quiere volver?... ─musitó ─Volvería a él sin pensarlo, no lo sé. ─sonríe conteniendo su emoción y dolor. La emoción fue inmediata con la sola idea de volver a verlo, pero el dolor se hizo presente al ser consciente de lo absurdo que esto era por el tiempo que había pasado.
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