La semana pasada...

1947 Words
JESSICA POV Nick baja corriendo las escaleras, mis ojos están fijos en sus largas zancadas, saltándose escalones. Lleva ropa de gimnasio, la camiseta de tirantes deja ver sus músculos. —¿Qué diablos está pasando? —Tiffany cae al suelo y en algún momento entre que él se acerca y yo lo miro, ella se levanta con un corte en la mejilla. —¡Mira lo que hizo! —La sangre que gotea por su mejilla me hace rodar los ojos y retroceder mientras Nick se acerca rápidamente a ella, la rabia creciendo en mi pecho mientras lo miro, acariciando su mejilla, verificando su herida tan suavemente... Odio la forma en que la mira. Es como si ella fuera la única en la habitación y está destrozando mi corazón, desgarrándome lentamente. Él se voltea hacia mí, sus ojos brillantes de plata. —¿Qué has hecho? —gruñe suavemente y simplemente lo miro en blanco. —No hice nada, pregúntale a tu pequeña compañera por qué se cortó después de arrojarme el jarrón a la cabeza. —Asiento con la cabeza hacia ella y él se voltea hacia ella, frunciendo el ceño. —¿De qué está hablando? —le pregunta con una mirada preocupada en sus ojos, pero lo que me sorprendió fue que me creyera a mí... —Ella está mintiendo, ¿por qué haría esto yo misma? —Las lágrimas corren por sus mejillas, el pánico evidente en sus ojos. Nick se voltea hacia mí. —Cuéntame qué pasó, Jess. —¿Por qué le estás preguntando a ella? ¡Ya te lo dije! —ella grita, más pánico evidente en su voz. Él se voltea hacia ella, su cabeza inclinada hacia un lado, espero que la reprenda, pero no lo hace. —Tiffany, cálmate. Quiero escuchar ambos lados. —Extiende la mano para acariciar su mejilla, pero ella aparta su mano y antes de que se aleje enfurecida, él le agarra el brazo, jalándola hacia él—. Por favor... —La mira a los ojos con una mirada amorosa y me encuentro un poco celosa. Ha pasado tanto tiempo desde que me miró así... Lo anhelo... mi cuerpo anhela su contacto. Tiffany cruza los brazos sobre el pecho, sosteniéndose, sacudiendo su cabello castaño hacia atrás. Observo cómo la cicatriz se cura, su piel se junta lentamente hasta que lo único que queda es la mancha carmesí en su piel. La mirada de Nick se vuelve hacia mí, la mirada suave que le dio a ella de repente es reemplazada por una mirada hostil. —Cuéntame. Soltando el aliento por la nariz, mi mirada se desvía hacia ella. —Entré a mi casa, la vi llorando en mi sofá y me fui a la cocina, ella me arrojó el jarrón a la cabeza antes de acercarse a mí y luego gritó como una niña haciendo un berrinche solo para que vinieras tú y solo diosa sabe cómo se cortó la cara. —Encojo los hombros, manteniéndome tranquila, y él mira hacia abajo a ella. —¿Es esto cierto? —le pregunta tranquilamente, solo quiere saber qué está pasando. —¡Por supuesto que no! —ella grita—. ¡Ella está mintiendo! Estoy tan cansada de su voz chillona. —Entonces, ¿por qué actúas así? —Él frunce el ceño hacia ella, tomándome desprevenida. —No estoy mintiendo. —Su voz es fuerte y desearía poder arrancarle las cuerdas vocales. —No dije que lo estabas, tú acabas de hacerlo. —Encoge los hombros—. Solo... —La suelta, frotando sus dedos en su frente—. ¿No pueden simplemente dejar de molestar a la otra? —Su voz se eleva y ella retrocede, como si le tuviera miedo. —Nick... —jadea audiblemente. —Oh, detén esto —me burlo y Nick se voltea hacia mí. —Ve a nuestra habitación. —Nick me exige y mi cabeza se inclina hacia un lado. —¿Nuestra habitación? —pregunto con diversión. —Es hora de que me quede donde pertenezco. —Él la mira y no puedo evitar sonreír. —¿Qué? —Su rostro no tiene precio, el shock y el terror en sus ojos me dan ganas de saltar de alegría. La cabeza de Nick se voltea hacia un lado y me mira de reojo. —Ve —ordena y giro sobre mis talones, sonriendo mientras camino hacia las escaleras. —Dime que estás mintiendo —ella le ruega. —Te pertenezco a ti. Me concentro en mover mis pies, sabiendo que, si me detengo, me daré la vuelta y tal vez, solo tal vez, mate a esa chica que me quitó todo. Estoy esperando en la habitación y han pasado diez minutos antes de que Nick entre, cerrando la puerta de un portazo. Estoy sentada con un vestido, una pierna cruzada sobre la otra. —Entonces, ¿vas a dormir aquí esta noche? —pregunto con el ceño fruncido, el silencio es incómodo. —Es mi habitación, mi cama, mi ropa... —comienza a divagar. —¿Puedo hacerte una pregunta? —Mis labios se juntan en una línea fina, mis dientes se clavan en la suave piel dentro de mi boca. —Sí. —Su tono es frío. —¿Por qué puedes ser tan amable con ella mientras todo lo que me das son miradas hostiles y una actitud fría? —No lo sé. —Encoge los hombros. —Tú sí lo sabes. —Lo miro fijamente, con los ojos llenos de esperanza—. La quieres más a ella. —Fuerzo una sonrisa, esperando con todo mi corazón que lo niegue, que diga que no es verdad. —No, yo... —Detiene su frase y mi esperanza se tambalea, desapareciendo en el abismo. Al menos quería negarlo, pero no puede... La magia que los une es más fuerte que lo que él quiere creer... —Lo siento... —es todo lo que dice, asiento mientras meto mis labios en mi boca. —Está bien, pero ¿todavía me amas? —desentrelazo mis piernas antes de levantarme. Él gira su cuerpo hacia mí, dándome toda su atención. —Por supuesto que sí. —La forma en que lo dice sin dudarlo hace que mi corazón lata rápidamente y hay esperanza en mi corazón. Hace que mi pecho se sienta más liviano, me hace sentir como si pudiera respirar de nuevo. Se acerca, acortando la distancia entre nosotros, lentamente y con picardía. —Te amo, melocotón. —Exhala y yo inhalo un aliento profundo al escuchar el apodo que acelera mi corazón. —Yo también te amo, pero ¿cómo puedo vivir así? —Suspiro, mi voz temblorosa, y él me acaricia, sujetando mi cintura antes de jalarme hacia él. —Haré mejor las cosas —expresa. Y como dijo, durmió en nuestra habitación y cuando me desperté, seguía en la cama, escribiendo en su teléfono. Ruedo hacia mi lado, observándolo luchar contra una sonrisa, y cuando envía el mensaje, bloquea su teléfono y me mira. —¿Dormiste bien? —Sonríe, una sonrisa afectuosa que he extrañado. —Sí. —Quiero devolverle la sonrisa, pero no puedo porque mi mente no deja de preguntarse con quién estaba hablando y, por supuesto, tengo un mejor plan. Un golpe en la puerta de nuestra habitación me hace incorporarme y miro a Nick mientras se levanta de la cama, vestido con shorts y se dirige apresuradamente hacia la puerta. Es ella... él le dijo que viniera aquí... Cuando abre la puerta, no es sorprendente verla allí con un vestido de lencería revelador. —Hola. —Muerde su labio inferior, pestañeando repetidamente mientras me observa. —Hola. —Carraspea y aunque no puedo ver su rostro... estoy bastante segura de que sus ojos recorren su cuerpo, ya que el material transparente no oculta ninguna parte de ella. —Te extrañé. —Se acerca y me aclaro la voz, haciendo que se congelen y Nick se gire para mirarme. —¿Qué haces aquí? —La miro directamente a los ojos. Sus ojos se estrechan en mi dirección. —Estoy aquí para pasar tiempo con Nick, ya que lo tendrás toda la noche —dice con rabia y las comisuras de mis labios se curvan en una sonrisa al pensar en él eligiéndome a mí en lugar de a ella. —Así que discúlpanos. —Ella toma su mano y lo tira fuera de la habitación. Ni siquiera cierra la puerta y ella nota esto, deteniéndose justo afuera de la puerta abierta y se para de puntillas antes de besarlo. Sus manos se enredan alrededor de su cuello sin esfuerzo y está tan inmerso en el momento que se olvida de que yo puedo ver... Mi mirada cae sobre mis manos que están en mi regazo antes de que me levante bruscamente y vaya a ducharme para calmarme. Paso el día revisando más papeleo antes de prepararme y justo antes de ir a ducharme de nuevo, mi teléfono suena y me quedo helada, mirando el número desconocido que parpadea en mi pantalla. Contesto y presiono el teléfono contra mi oído. —Hola. —Ah, Luna Jessica, soy Luna Paris de la Manada de la Pluma, ¿cómo estás? —Su voz animada me toma desprevenida. La conozco, bueno, la he conocido y es una mujer muy habladora y amable.  —Estoy bien, ¿y tú? —Sonrío, echando un vistazo a la hora en mi reloj mientras organizo mi agenda para la noche. —Estoy bien, solo quería llamar e invitarte a la reunión de esta noche. —Definitivamente algo está pasando. —Oh, Nick y yo iremos. —Sonrío. —¿Vendrán juntos? —pregunta curiosa. —Sí, ¿por qué? —Bueno... es que la semana pasada Nick estuvo aquí con su pareja destinada y no te vimos, pero te adoramos y disfrutamos de tu compañía, pensamos que deberías estar en las fiestas con nosotros, después de todo, eres la luna. —Suena genuina y sincera, como si realmente se preocupara por mí... pero no importa eso... ¿cómo pudo Nick llevar a esa mocosa a una fiesta para un alfa y una luna? ¿Está loco? —Bueno, gracias por informarme y no te preocupes, definitivamente te veré esta noche. —Mi estado de ánimo se ha podrido por completo y lanzo mi teléfono a la cama justo cuando Nick entra. —¿Qué pasa, melocotón? —Frunce el ceño hacia mí, parado con una expresión de culpabilidad en su rostro. —Nada. —Lo ignoro. —Oye... pensé, ¿puedo llevar a Tiffany esta noche? Prometo que será la primera y última vez. —Sonríe y mi boca se abre de par en par. Simplemente me mintió, mirándome a los ojos... —¿Primera? —Le arqueo las cejas. —Sí, ella simplemente... ella quiere ir y hemos ido a este tipo de cosas muchas veces. —Encoge los hombros y resoplo, sacudiendo la cabeza mientras le doy la espalda. —¿Sabes qué, Nick...? —Me volteo para enfrentarlo—. Me enteré de todo sobre llevarla a esa fiesta la semana pasada, así que por supuesto, ya que todos la conocen… —Levanto las manos en el aire—. Y por favor, no me esperes porque voy a ir, fui invitada personalmente por Luna Paris —estallo y sus ojos se abren mucho. —Quería decírtelo... —comienza a decir, pero resoplo y entro al baño, cerrando la puerta detrás de mí antes de tomar una ducha extra caliente tan necesaria con la esperanza de agotar toda el agua caliente.
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