El juzgado

1912 Words
-Este juzgado llevaba muchos casos a la vez, según leí existen 5 jueces menores penalistas y el juez mayor que es mi padre y uno que aparece aquí como su sucesor, todos trabajan en sincronía.- -También funcionan como un bufete de abogados, ellos defienden clientes particulares.- -Al final cada caso es revisado por el Juez Roberto Marshall, él es el que les da el aval.- -Alexander Marshall, juez secundario, por lo que puedo notar son familia.- -Señorita, la necesito en mi oficina.- Roberto había aparecido.- -Me levanté y me dirigí a su oficina, supongo que ya comenzarán los problemas.- -¿Juez que necesita?- -Supongo que ya debe estar enterada de los casos es por eso que necesito que mañana esté en la audiencia del señor Iván Orellana, quiero que lo represente.- -¿El traficante de armas?- -Así es, ¿algún problema?- -Por supuesto que tengo mil problemas, no me gusta defender criminales.- pensé en decirle.- -Ninguno señor.- -La jueza María Villanueva es quien preside la audiencia, si puedes con ella podrás trabajar un día más.- -El hombre me hizo señas para que saliera de su oficina, simplemente me di la vuelta y me marche.- -Salí y tome el archivo del maldito traficante, no es un caso fácil pues habían allanado su vivienda, le encontraron más de cien armas de alto calibre, sumado a eso más de mil cartuchos.- -Leía una y otra vez el expediente, necesitaba encontrar la manera de ganar el caso.- -Sobre las 6 de la tarde todos se marcharon, yo tome las cintas de grabación de la audiencia preliminar, ese día le imputaron los cargos.- -Mientras conducía a casa iba escuchando los audios en mi auto, algunas ideas me llegaban a la mente.- -Al llegar a casa pasé rápidamente a vestirme, como sabrán tengo una cita esta noche con Kronox, no sé si voy a poder con esta doble vida.- -Hoy me puse un vestido n***o, era largo con una abertura profunda, mi pecho estaba en forma de corazón, con un recogido en la cintura.- -Mis zapatillas negras con algo de brillo, mis labios rojos, mi cabello completamente liso y no puede faltar mi antifaz.- -Me apliqué perfume y salí.- -Mis manos temblaban mientras conducía, me preguntaba por qué había aceptado la cita si soy una cobarde.- -Llegue al Club, en la puerta cuando me anuncié un hombre de seguridad me pidió que lo acompañara, al parecer sabían muy bien a dónde iría.- -En la habitación VIP me esperaba Kronox, él estaba de espalda viendo el horizonte.- -Buenas noches.- mencioné -Vi como dio vuelta, aunque traía su antifaz pude ver como sonreía de medio lado.- -Viniste.- -Así es.- -Había una mesa decorada y un vino sobre ella.- -¿Me dirás por qué me has invitado?- -Quería disculparme por lo de anoche.- -No tenías por qué hacerlo.- -Kronox vino a mi lado, besó mis manos, puso una suya en mi espalda y me llevó hasta la silla.- -¿Siempre haces esto?- -Nunca, espero que te sientas especial y no lo comentes con nadie.- -De igual manera no me creerían.- mencioné -La comida llegó, los dos disfrutábamos de una buena charla.- -Una vez terminamos Kronox me pidió que lo acompañara a un lugar.- -El me tomó de la mano, podía sentir una ligera corriente eléctrica.- -Salimos a un gran balcón, podía ver la ciudad desde aquí, el frío golpeaba mis mejillas, Kronox se quitó su saco y me lo puso encima.- -Dime la verdad ¿por qué haces esto conmigo?- -No lo sé, simplemente siento que debía disculparme.- -Está bien, ¿puedes darme más vino?- pregunté -Por supuesto que si.- -Los dos nos sentamos en el balcón, creo que llevábamos al menos dos botellas, mis ojos ya comenzaban a sentir el peso del cansancio.- -Decidí recostarme en la cama, en ese momento sentí que me tomaron por la cintura, ahora el rostro de Kronox estaba en mi cuello, yo simplemente me relaje y me dormí.- -Mi celular comenzó a sonar, era la alarma, al abrir mis ojos me encontré con la espalda de Kronox, les diré que tuve curiosidad de ver su rostro pues su máscara no estaba, pero no quería violar las leyes del lugar.- -Tome mis cosas y me marche.- -Llegue a casa, pasé a tomar una ducha, el tiempo era escaso para llegar a mi nuevo empleo.- -Mi cabeza estaba a punto de explotar, pedí un café cargado por el camino, al llegar al juzgado pude notar que fui la primera.- -Saqué los archivos, iba revisando muy bien lo que tenía pendiente para el día, por un lado estaba la audiencia y por el otro mi maldito padre tenía dos audiencias en la tarde.- -Saqué los expedientes, por lo que veo son casos de lavado de activos.- -Hola buen día, ¿eres la nueva asistente?- escuché a una mujer preguntar -Soy yo, me llamo Fernanda.- -Un gusto, Soy Laura, solo vengo a dejarte el informe del señor Alexander Marshall, hoy tiene audiencia, fue adelantada.- -Entiendo ¿él lo sabe?- -Si, ya le notifiqué por correo, debe estar llegando.- -Laura ¿tú qué función haces aquí?- -Soy la asistente de los jueces menores, tú otra yo pero allá abajo.- -Entonces estaremos en contacto mi otra yo.- -La chica solo sonrió y salió corriendo.- -Comencé a darle una ojeada al informe, por lo que veo es complicado el caso, hay un homicidio, sospechosos, madre e hijo.- -Roberto llegó, vi como me señaló su oficina, tome los expedientes y fui detrás de él.- -¿Están listo?- preguntó -Le entregue los archivos, también le indiqué hora y nuevos avances, él solo leía los papeles mientras que de reojo me observaba.- -Irás conmigo a las dos audiencias, quiero que tomes nota de todo.- -Si señor.- -Di la vuelta y me marche.- -Como quisiera golpearlo.- -Seguí en mis asuntos, sé que en dos horas tendré que ir a la audiencia del traficante de armas, mi puesto de trabajo era un archivador, habían tantos documentos que decidí ordenar un poco.- -Me subí sobre mi silla para llegar a la parte de arriba del archivador, mientras bajaba los documentos perdí la estabilidad, pensaba en el golpe pero no fue así, alguien me sostuvo de la cintura.- -Con una agilidad y fuerza debo decir me sentó en mi escritorio.- -¿La nueva supongo?- escuché.- -Me gire a ver quién hablaba, era un hombre quien me había ayudado.- -Lo soy- respondí colocándome de pie.- -Otra que solo durará una semana.- mencionó mirándome de arriba abajo.- -Pasó a su oficina, su porte de arrogancia lo hacía ver inalcanzable, por lo visto este es el otro Marshall.- -Tome el archivo de su audiencia y salí detrás de él.- -Toque la puerta de su oficina y solo escuché un pasa.- -Le han dejado el archivo de su audiencia, Laura me indicó que ya está informado, si necesita algo me avisa.- dejé el documento sobre el escritorio, él estaba de espalda viendo la ciudad.- -Comencé a caminar hacia la salida, entonces lo escuché.- -No te dije que se marchara.- -Tampoco que me quedara Juez.- respondí y seguí mi camino.- -No sé por qué pero este hombre me intimida.- -Había pasado quizás media hora cuando lo vi pasar a la oficina de Roberto, los dos discutían por algo, después salió y me habló.- -Es hora.- mencionó -¡Maldición¡ debo ir con ese hombre a su audiencia.- -Tome mis cosas y camine con el, mientras lo hacíamos el hablaba por celular, cosas triviales por lo visto.- -Llegamos a la sala, él entró por la puerta trasera, yo sí debía ingresar por la principal, lo dejé con el expediente y salí.- -Había una cantidad de personas en el lugar, al parecer era un caso muy famoso.- -Me senté en el público, algunos me observaban, supongo que jamás me habían visto.- -“El honorable Juez Alexander Marshall hace su ingreso, todos de pie”- -El hombre caminaba como en cámara lenta, su mirada era fría, como si no hubiera emoción o sentimiento en su alma, sus ojos negros se asemejan a un tiburón, su traje y cabello estaban perfecto.- -Se que estaba hablando pero yo estaba perdida detallándolo, él me veía de reojo, supongo se dio cuenta lo elevada que estaba.- -Los abogados comenzaron con su caso, la fiscalía trataba de encontrar la verdad, yo iba tomando nota de todo, la madre pasó a exponer su versión.- -Ella lloraba diciendo que su ex esposo la maltrataba, jamás lo denuncio por qué él la amenazaba con asesinarla.- -Mientras ella hablaba yo observaba a todo el público, había un hombre que no le quitaba la vista de encima, él parecía que susurraba algo, me concentré en sus labios, para descubrir que todo lo que la mujer decía era ya planeado.- -Iba tomando nota de todo lo que sucedía, el hijo también pasó hablar, decía lo mismo que su madre, maltrato en casa, pero sin pruebas.- -Creo que trataban de justificar lo que hicieron, una muerte a un mal tratador, la culpa iba a recaer en el menor de edad, serían más benévolos con su sentencia.- -Algo aquí no estaba bien, existe una tercera persona que no ha sido mencionada.- pensé -El juez mencionó que tomarían un receso, en 20 minutos retomaría la audiencia.- -Me levanté de mi puesto y fui con el Juez, no sé si me necesita pero lo mejor es estar cerca.- -Lo vi tomando un café, yo caminaba hacia el.- -¿Quién es esta belleza?- un hombre habló.- -Es la nueva asistente, no la molestes.- -Corazón me presento soy Manuel Rodriguez, juez menor y mejor amigo de este hombre, ahora seré tu mejor amigo o algo más.- mencionó el hombre besando mi mano.- -Juez Rodríguez, soy Fernanda Castiblanco.- -Creo que ahora trasladaré mi oficina al último piso.- -Ya déjala Manuel, mejor dígame señorita Castiblanco ¿que tiene para decirme?- -Así que el hombre estuvo pendiente de mí.- pensé -Juez Marshall aquí hay una tercera persona, no creo que la mujer y su hijo sean los asesinos, por lo que veo son marionetas de un hombre.- -¿El de n***o sentado a su lado?- -Exacto.- -¿Cómo llega a esa conclusión?- -Los acusados jamás los perdieron de vista, el hombre decía el diálogo tal cual ellos lo hicieron, cuando la mujer relataba el maltrato lo hacía viéndolo a él a los ojos, si aquí hay un culpable es el.- -¿Sugiere que nos basemos en su intuición?- -Sería irresponsable, solo sugiero que se haga una audiencia cerrada o que los entreviste aparte, no lo hagan delante del señor, el los intimida.- -El hombre me dio la espalda, eso solo significa que debo retirarme.- -Tome mis cosas y salí.- -¡Fer!- escuché a Manuel decir -¿Si juez?- -Me encantaría que me acompañes a mis audiencias, sería todo un éxito en este despacho.- -¡Andando señorita Castiblanco!- mencionó Marshall.- -Hasta luego Juez.- -Iré a verte a tu piso, llevaré galletas, invítame el café.- -Yo solo asentí.- -Marshall me tomó de la mano, podía sentir como ejercía fuerza.- -Antes de entrar a la sala hablo.- -Eres buena señorita Castiblanco, solo espero que no se acueste con todos los de este juzgado.- -Se que todas las asistentes se acuestan con los Marshall, yo no lo haré, puede estar tranquilo.- -El solo asintió.- -Eres lista.- -El ingreso y yo quedé helada, al menos valora que soy la mejor y desea que me quede.-
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