El encuentro

2976 Words
¡Hijos de puta! Que engañada me tenían. No puedo creer las tremendas víboras maquiavélicas que se escondieron detrás de las caras de todos ellos. Dante, un tipo al que me abrí en canal, que le creí que me amaba, al cual le daré un hijo y en el que confié en que por lo menos fuese a ser sincero, me destrozó por completo. Yo le dije que sabía que me iba a romper el corazón pero no las ilusiones, no traicionarme de esta forma. Nunca le dije que me humillara aliándose con un hombre que llamándose padre, me iba a encasquetar la bancarrota de su banco y toda si cartera de clientes. Aliándose cok el tipo que me hizo creer que estaba falto de dinero y todo era una treta en mi contra. Me cuesta entender qué clase de persona puede confiar y negociar con alguien tan mezquino que trata de semejante forma a su propia hija. La maldita rusa hace mucho que me demostró de que cabaña está hecha y me parece normal que haya saltado de cama en cama en mi familia. Me pregunto por qué no se habrá lanzado a por Dante. Aunque puede que ella supiera del plan de papá y por eso montó todo lo demás. Igual y no fue casualidad aquel encuentro con el banquero. Mi hermano es quien único me queda... y es a quien único escucharé. A pesar de todo puedo decir que al menos no me ha mentido y me ha puesto al tanto de todo lo que yo ignoraba. —No le des más importancia —mi amigo me arropa en el sofá —. Yo tengo que decir que me alegro de que todos tengan tan claro que siempre voy a tirar de ti para sacarte a flote de donde sea. —¿Aunque eso haga que te usen para darte caza? —me abrazo a él. —Lo importante es que sé cómo sacarnos de todo. Siempre. —Te quiero, Sean Archer —llevo su rostro al mío. Pego nuestras frentes. —Ya lo sé —me besa la punta de la nariz —. Espero nunca dejes de hacerlo. Después de oír varias veces los mensajes de mi hermano nos fuimos al médico a comprobar mi embarazo, aún es muy pequeño pero ahí está, dentro de mi. Compramos ropa y comida y comprobamos que no nos persigue la policía ni nada por el estilo. Volvimos a casa y ahora yacemos en el sofá viendo una peli y comiendo comida china. —Mañana tendremos un encuentro para el nuevo proyecto, Cami —me siento. Nos miramos y él no me deja ni preguntar —. El mismo cliente quiere culminar su inversión y retomar el programa de inversiones, en este caso estarás trabajando para ti misma. Como tu padre te pasó el desastre de sus bancos, ahora son tuyos y él no puede recuperarlos. Todo el dinero que hagas es para ti. —Tengo que ayudar a mi hermano, Dante —explico serena —. Recuperar los bancos por los que siempre ha trabajado e impedir que los clientes se vayan. Le sacaré del atolladero pero luego me iré lejos con mi hijo. Solo conservaré una mínima parte del dinero que gane. —Me has llamado, Dante, Camille —se pone serio y no sé donde meterme. —¡Joder, lo siento! No sé por qué lo hice, ni siquiera me di cuenta. —¿Tanto le amas? —No voy a hablar de él —me alejo yéndome a la cocina. Viene detrás de mi —. Me he equivocado, te pido perdón y nada más. No quiero hablar de él. —De acuerdo —vuelve a besarme la nariz y se aleja dejándome sola. Me voy a la cama nerviosa. No quiero hablar de él, ni pensarlo ni confesar en voz alta cuánto lo amo o le extraño. Han sido dos días sin él y me arden los ojos de las ganas de llorar pero no voy a darle ese placer. No pienso mostrarme vulnerable ante semejante impresentable. Tengo cinco llamadas perdidas de Dante, y una de Max. Me meto bajo las sábanas y llamo al segundo, con mi ex tengo cosas de las que hablar pero con el padre de mi hijo no puedo...joder. No puedo. Al segundo tono me responde Max... —Por fin, ¿cómo estás? —me saluda y se le escucha nervioso. —Estoy bien. ¿Tienes algo que decirme? Mi pregunta es ambigua porque hay tanto misterio a su alrededor que prefiero que elija él lo que quiera decirme. Todo me vendrá bien. —Recibí un mensaje anónimo, Cami —confiesa y me mantengo en silencio —. Me dijeron que era una trampa, que saliera de las instalaciones y me reuniera contigo en una cabaña a las afueras de Sidney. Pero nunca llegaste. —No sabía nada de eso, Max —me embarga el desconcierto —. ¿Linda...? —Ha roto conmigo. —¿Eso no te parece extraño? —Cami, lo único que quiero saber es si vas a estar en el nuevo proyecto. Me han convocado. Me quedo en silencio un rato, sopeso lo que me ha dicho y analizo que es muy extraño todo. Por motivo desconocido todo se cancela de pronto, supuestamente nos persigue la policía y luego resulta que nada es así. Hay un subproyecto del proyecto y los mismos que antes estábamos hemos sido llamados otra vez, ¿eso significa que Dante también volverá? —Si, Max. Pero no sé si deberías volver hay algo en todo esto que no me gusta. Yo no tengo opción pero si fuera tú me regresaría a casa a seguir con mi vida. —Mi vida eras tú y ya no te tengo —murmura. —Yo no era tu vida, Max...si lo hubiese sido no me habrías dejado —reclamo. —¡Adiós, Cami! Niego asombrada por los amores que últimamente despierto y cuanto puede prometer alguien que te ha perdido. No sé si mi vida sea algún tipo de broma del destino que escribe mis vivencias pero desde luego mis amores son todos inapropiados, tengo que acabar de aprender a ser más mía en ese sentido. Me cuesta muchísimo conciliar el sueño, no creí siquiera poder dormir pero en algún momento el cansancio me vence y finalmente caigo rendida, como una piedra. —¡Despierta...! —sonrío al sentir el aliento mentolado de Sean en mi nariz. Me besa de nuevo ahí. Parece que últimamente le encanta. —Tengo hambre. —Es lo que se espera de una embarazada al amanecer —me señala una bandeja al lado mío llena de cosas para desayunar. Me produce ternura verlo tan entregado a mi embarazo. —Con dos desayunos más así me voy a poner cerda. No hace falta que me cebes —se ríe y me mete una uva en la boca. —Tenemos que irnos a conocer los nuevos activos del proyecto, Cami. —Supongo que ha llegado la hora de volver a la pelea. Eso es un comentario más interno que otra cosa. Aprovecho la compañía suya mientras me visto y demás para contarle lo que hablé con Max y los extraños comentarios que me hizo. Él se queda dubitativo un buen rato pero conociéndolo como lo conozco no me extraño. Sean es muy parco cuando quiere, de hecho me ha sorprendido que en los últimos tiempos esté tan cercano emocionalmente conmigo. Todo el camino hacia las instalaciones las hacemos en helicóptero, me cuenta que movieron el proyecto para la ciudad en la que estamos ahora. Hace dos días que la habitamos y no he salido a ninguna parte, estamos aislados en una zona apartada...supongo que Sean se está tomando muy en serio nuestra seguridad a pesar de que ya ha quedado claro —por lo menos así lo entendí yo —que todo fue un mal entendido de la pista de despegue. La policía no nos buscaba a nosotros. —Sabes que no quieren que sepan los demás que yo estoy al mando, Cami —me recuerda llevándome a una pequeña sala. El sitio el enorme, hermoso y muy blanco todo. Increíblemente claro. La habitación en la que me deja está vacía, solo estoy yo de momento. —Quiero que me asegures que lo que pretendía mi padre no te preocupa, Sean. —Lo que pretendía ese hombre lo logró, Cami —me toma las mejillas y me besa la punta de la nariz, como siempre —. Sus compañías están bajo tu mandato, la bancarrota ha recaído sobre tus hombros y el primer pago del principio del proyecto lo tiene él, Castle cumplió su parte del trato y ahora te corresponde solucionar todo a tí. Para eso me tienes a mi, como seguramente predijo él estoy a tu disposición para sacarte de cualquier problema en que te metas. Salto a sus brazos y me aferro a él con todo lo que tengo. Me he dado cuenta de que entre nosotros hay una especie de hermandad que va más allá de nada que hayamos vivido en el pasado. Mucho más allá del trivial amor y si tuviera que elegir ahora mismo un sitio en el mundo donde vivir en paz, segura y feliz sería con él. Me duele no poder decir lo mismo del padre de mi hijo o en todo caso tener que decir precisamente lo contrario. —Te quiero, amor —le beso la mejilla. —Hace mucho no me decías así, nena —se ríe y me pellizca una mejilla. —Le decía así a él... La amargura en mis palabras mezclada con melancolía no pasa desapercibida a ninguno de los dos y cuando me sacudo a mi misma mentalmente para alejar a Dante de mis emociones, Sean sale de la habitación dejándome sola, esperándolo. Me doy la vuelta para mirar por los cristales el paisaje precioso que se presenta frente a mis ojos. Meto las manos en los bolsillos de mi pantalón de capri beige para resistir la tentación de cubrirme los ojos y llorar. —Si le sigues abrazando así voy a tener que matarlo, nena —se me detiene el corazón y los ojos se me cierran —. Estás preciosa, como siempre. ¡Mírame! No sé qué hace aquí, ni quiero pensar en que pueda ser lo que creo pero joder...su voz, solo eso me estremece entera. Tengo que hacer algo para alejarlo de mi y mi hijo, para darle donde más le duele y sacarlo de mi vida de una patada. Dante no es el tipo de tío que obedece fácilmente. Rápidamente y así tengo que hacerlo al sentir que se me acerca y su aliento agitado ya mueve el cabello detrás de mi oreja, pienso en las palabras más precisas para decirle en este momento. Trago en seco, aprieto los ojos y los puños dentro del pantalón y me doy la vuelta para encontrarlo casi nariz con nariz conmigo. Aunque reconozco que el impacto violeta de esos ojos me hace dudar pero me recupero rápidamente y con actitud gélida escupo en su cara: —¿Sabes cual es mi mayor problema contigo, Dante? ...o más bien fue porque no vas a volver a afectarme así —pregunto encontrando el tiempo de respirar y abrasarme por dentro con su olor. —Espero que por lo menos me permitas dudarlo. —No me interrumpas y lo que hagas o no de tu vida no me interesa, lo único que no te permitiré es acercarte a mi, tocarme o simplemente dirigirme la palabra luego de que te diga esto y si quieres dudar es tu problema...a mi no me vuelves a tocar —se muerde una esquina de la boca y casi jadeo, es muy seductor el maldito —; pero —repito retomando el curso de mis palabras —...el problema contigo es que eres el tipo de hombre sexy y guapo con cara de buena persona —chasqueo mi lengua con ironía —. Lo malo es que luego te transformas en un cabronazo de los peores y tu faceta tierna muta a miserable canalla y esos datos iniciales me los perdí...ahora que los tengo bien aprendidos no me vas convencer otra vez. No me afectas y no me interesas en absoluto. Si nota como me tiembla la voz no se lo creerá. Tener a Dante delante es distinto a imaginarlo. No es fácil mentir a alguien a quien amas tanto como yo a él por mucho que me haya herido como ninguna otra persona. Es como si su hijo desde dentro de mi quisiera que le abrazara y me dejara convencer de que lo que sea que me tenga que decir. —Tienes que oírme —le tiemblan los labios y los ojos quieren llorar. —Te hubiera perdonado todo...o mucho —interrumpo incapaz de oír su voz roja. Tengo que ser fuerte —, si al final sabía que estabas jugando conmigo, los dos lo hacíamos y éramos conscientes pero empapelarme en una estafa y dejarme en medio del lío de mi padre, eso te pone a otro nivel ante mis ojos y no voy a perdonarte —soy implacable porque así me siento —. Así que no te empeñes en intentar obtener algo de mi que jamas tendrás...vete al demonio, que te vas a llevar muy bien con él..., Diablo. —Nena, nos debes una conversación. A solas y en calma, por favor, no me obligues a hacer cosas que... —Tu me rompiste el corazón y has hecho cosas que ni siquiera sabes...por mi —inquiero y me aguanto para no acariciar mi vientre —, pero créeme que si hay algo que nunca más harás será ponerme una mano encima, disfrutar de mi cuerpo o tener mi amor porque tu Dante Castle eres parte de la historia de mi vida, nada más. Ahora mi futuro es de otra persona y esa persona no eres tú. No le da tiempo a decir nada porque entre su estupefacción y mi rotundidad, se queda traspuesto. Más de una vez intenta decir algo pero nada sale de sus labios y entonces su teléfono suena en su mano. Como por instinto miro la pantalla y cuando veo el rostro de mi padre suelto una risa sarcástica y se lo arranco de las manos negando con incredulidad. —¿Por qué me odias tanto papá? —suelto tomando la llamada —. ¿Qué te hice para que me traicionaras así? Eres la peor persona que he conocido y mira que conozco alimañas —miro a Dante que pone las manos en jarra y miro al suelo. Sé que me vuelve a mirar enseguida pero ignoro el deseo de ir a por él y concentro en mi padre todas mis energías. De pronto siento que los dedos de Sean se entrelazan en los míos y ni Marcie ni Dante creo que puedan pasar eso por alto, siento que en ese agarre que mi padre también debería observarlo, estamos provocando a todos. Creando más caos del que ya puede haber. Y a todas estas nunca me di cuenta de que teníamos compañía el padre de mi hijo y yo. —No te odio —se levanta su voz y me echo hacia atrás por instinto, como si le tuviera delante —, si yo te amo...era un negocio del que Sean te iba a sacar —señala y a mi lado al rubio le oigo resoplar, he puesto manos libres —. Sé lo que tienen entre ustedes...que Dante se enamorara de ti no era parte del plan...él se quedaría con Marcie y Sean y tú estarían juntos para él poder hacerse cargo de tu bancarrota... era el plan perfecto para todos. Tu serías feliz y yo podría escapar. Sean debía ser tu salvación. Cuidaría de ti. —Y lo haré –suelta el alidido de repente —. Ahora ella es mía, váyanse para siempre de su vida. Si lo que todos querían ya lo tienen no sé que hacen aquí. Castle y Archer se retan con vehemencia y dan un paso adelante ambos. Sostengo a Sean de mi mano todo lo que puedo y el otro está a la deriva, perdido y confundido...supongo. —Tú has muerto para mi para siempre, papá —entiendo que no tengo nada más que hablar con él —y te aseguro que te equivocas en todo lo que dices y en aquello que planificaste. No sabes lo que has provocado. Ignoro lo que opinan los demás a nuestro alrededor pero acabar de hablar con mi padre y ver piensa que suponiendo que Archer me sacaría del problema le exime de lo que me ha hecho, se me hace increíble. Amé a un hombre por su culpa, por sus mentiras y mis ciegas creencias en la gente que creía amar o que me amaban. No me molesto en mirar ni siquiera a Marcie pero de pronto siento que Sean tira de mi para sacarnos de aquí y Dante se interpone entre los dos con la rubia a su lado. Es un duelo de titanes y me quiero alejar del dolor que siento al verlo con otra y no poder reclamar nada. Por mucho que me haya lastimado, más me duele que no podamos estar ni tan siquiera cerca. Somos como enemigos que se desean con desesperación. Todos en esta sala estamos en pedazos...pero es parte del juego de algunos. —No la tendrás jamás...solo podrás hacerlo sobre mi cadáver —dijo Dante. Sean, sorprendiéndome del todo y como jamás pensé ver, hace lo inesperado y me aleja un poco de él, se enfrenta al hombre del que estoy enamorada y brama: —Pues sobre tu cadáver entonces...—saca una pistola y dispara.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD