Nos falta el aliento cuando acabamos. Todavía está dentro de mi, palpitando su éxtasis en lo más hondo de ni sexo. Estamos sudados, riéndonos pero con los ojos llenos de añoranza mientras recuperamos el aliento luego de habernos amado como hacia tiempo no hacíamos. El otro día en el coche no puede competir con algo así, de ninguna manera. Ahora nos hemos amado lento y ferozmente. Nuestras manos encalladas en la piel del otro, jadeando nuestros nombres, perdidos entre besos interminables que nos llevaron a la luna...como antes. Como cuando no habían tantas trampas entre los dos. —No puedes negar que lo nuestro sigue igual de vivo que antes —intento no gemir cuando sale de mi —. Maldita sea, es una locura verte escurriendome por tus muslos. —No lo niego pero no es tan fácil arreglar lo

