Habían pasado tres meses desde que Abby le pidió tiempo a Bastián para organizar sus pensamientos y dedicarse a su maternidad, un período en el que sus vidas se habían entrelazado de una manera única y profunda, su cercanía había crecido más que nunca, aunque sin expresar sus sentimientos de manera romántica y manteniendo en secreto la conversación de la oficina, marcada por la complicidad silenciosa y el cuidado afectuoso. Durante ese tiempo, Bastián había estado a su lado en cada paso del embarazo. La ayudaba en los chequeos médicos, la acompañaba a comprar cosas para el bebé y se aseguraba de que la habitación del niño estuviera perfecta para el día de su llegada. En la empresa, la apoyaba con las tareas más pesadas, ya que su barriga, actualmente de ocho meses, comenzaba a cansa

