La euforia de la fiesta seguía vibrando en el ambiente, con risas, conversaciones animadas y música llenando el espacio mientras todos bailaban y disfrutaban de la celebración, a excepción de Abby, que permanecía en silencio inmersa en sus pensamientos, desprendiendo un aura de melancolía y contemplación, mientras observaba a Hanna con nuevos ojos, quien se movía con gracia y confianza, conversando animadamente con los demás invitados. A su lado, Bastián experimentaba una mezcla de emociones, una combinación de gratitud por la revelación y un zumbido de anticipación por lo que la noche aún podría deparar. Decidido a no dejar que su oportunidad se desvaneciera, buscaba el momento adecuado para hablar en privado con Abby, pero podía notar el conflicto en sus ojos, sabía que aú

