La hija del mafioso

—Atrápenla—Dice Giuseppe Vannicelli a sus hombres en cuanto su hija escapó Los 3 hombres correr para informar sobre el escape de la chica, Giuseppe ya no sabe que mas hacer con ella, no sabe como controlarla, sus otros tres hijos no le causaron tanto problema como Zita. —Señor ya la tenemos—Informa Alain, uno de sus hombres de confianza—¿Quiere que la traigamos aquí? —Si—Responde Giuseppe, cuando la traen, ve a su hija con sus enormes ojos café, su maraña de cabello china como los resortes, desacomodada y rebelde, y esa sonrisa de autosuficiencia, es igual a su madre, piensa con nostalgia Giuseppe—¿Por qué Zita? —Tu sabes porque—Le dice Zita cruzando sus brazos con obvia molestia —¿Tan mala es la vida que te doy? —Papá tu sabes que no es por eso… —Mia piccola ragazza —Padre, me encanta lo que tu fortuna puede hacer, lo que me puede dar, pero esta vida no es para mi, no quiero sentirme en riesgo siempre, no quiero que todo aquel que se me acerca, es porque quieren matarte, matar a mis hermanos, matarme a mi… o a todos, no puedo seguir viendo mas personas morir, y no quiero causar la muerte de nadie mas padre —La muerte de Massimo no fue tu culpa Zita —El me cuidaba padre. —Era su trabajo—Zita, no puede evitar que las lagrimas le broten de los ojos solo de recordar a Massimo frente a ella, perdiendo toda vitalidad de sus hermosos ojos azules, Giuseppe, se levanta de su asiento, rodea su escritorio, para observar con amor, a su hija, a su sol. Seca sus lagrimas con los pulgares—Bien, puedes irte —¿Qué? —Eres libre de esta vida, no mas. Te daré una nueva identidad —¿Hablas enserio? —Zita, sino te doy tu libertad, comenzaras a hacerte daño, y algo que no quiero hacer, es hacerte infeliz. Eres libre mi cielo. —Grazzie papá, grazzie mille—Responde Zita eufórica de escuchar que su padre le dará su libertad. A sus 22 años por fin tendrá una posibilidad de vivir en verdad.