Pasaron unos días de que la noche tan difícil en la que Demian, casi se volvía loco por su madre. Ahora esos días habían servido para bienestar de todos, excepto para las intrigas de Mildred. —Ya dieron de alta a mamá, acaba de llegar con Demian —anunció Sabrina con alegría entrando parte de su cuerpo a mi habitación. Bajé las escaleras con paso rápido, encontrándome con Fabiola en la entrada, sostenida del brazo de una enfermera y ayuda de Demian. Aunque su rostro mostraba el rastro de la fatiga, sus ojos tenían vida, la rodeamos en un abrazo cálido. —Para que tu recuperación sea aún mejor, tomé una decisión —dijo Demian, posando su mano con ternura sobre el hombro de su madre. —Nos vamos todos a la hacienda, el aire del campo te hará bien, mamá. Fabiola sonrió, como una niña a p

