El atardecer había llegado y cuando salí de la editorial no pude evitar contemplar lo hermoso que se veía el cielo. Llevaba la revista en la mano, esa portada que parecía gritar lo que yo ya sabía desde hacía tiempo, pero que pocos conocían. Mildred y Demian, abrazados como una pareja perfecta, como los verdaderos protagonistas de esta historia. “Esta es la esposa de Demian Lennon, Finalmente, ya tiene rostro.” Leía una y otra vez. Al llegar a la mansión, subí los primeros escalones sin prisa, y ayudaba la poca energía que traía encima. Sabrina bajaba por la escalera desde el segundo piso, envuelta en su bata de seda y con el cabello recogido en una coleta alta. Al verme, me sonrió y se detuvo sin dudarlo. —¿Qué te pasa? —preguntó, observando el gesto en mi rostro, quizás más pálid

