Después de la cena, regresamos a la mansión, al llegar, no me dejó abrir la puerta del auto, corrió hacia mi lado y la abrió como todo un caballero. Pero lo que no esperaba era lo que hizo después, me miró por unos segundos, se inclinó y me cargó entre sus brazos. —Demian—dije, sorprendida, mientras mi bolso resbalaba de mi hombro. —Shh— Dijo cerca de mi oído. —Solo esta noche, déjame cuidarte. Apoyé la cabeza contra su pecho, podía escuchar el ritmo de su corazón. Entramos a la habitación, me puso en la cama con cuidado y entonces, sin previo aviso, me empezó a besar. Empezó a desnudarme poco a poco, y me entregué a él sin medidas, sin reservas, disfrutaba en sus brazos. —No sabes cuánto te amo Demian— Le dije al oído, aunque sabía que no recibiría la mismas palabras. Demian cont

