La miré por un segundo, me pareció tan absurda, pero de igual forma le sonreí con la misma falsedad que ella siempre lo hacía. —No me molesta en lo absoluto, puedes venir con nosotros. Y entonces, con la misma sonrisa, di el primer paso por el pasillo, escuché los tacones de Mildred detrás de mí, acompañados del andar tranquilo de Demian. Éramos tres cuerpos caminando juntos, pero emocionalmente éramos tres islas o quizás dos islas y un continente en disputa, hahaha. Bajamos las escaleras hasta llegar a la sala principal, desde allí se podía ver el jardín trasero, con su césped perfectamente cortado y un sendero de piedras. —A la derecha puedes ver Azucena , una galería cubierta de flores colgantes, además hay más flores en toda esta área cercana a la hacienda— Dijo Demian con amab

