Luego de terminar de trabajar fui por mi hijo a casa, hoy me toca llevar a Jamie a su revisión de rutina al médico, esa que todos los niños deben de tener, pero que aun así como madre no evita que me ponga un poco ansiosa o nerviosa, nunca se sabe lo que pueda llegar a pasar.
Desde que Shelby ha llegado a la empresa mis días laborales se hacen mucho más entretenidos, es bueno por fin tener una amiga para conversar, para reír, a quien confiarle algunas de mis cosas. Soy una persona a la cual no le cuesta nada tomar confianza y me encariño muy rápido con las personas. Muchos dirán que es un defecto, pero yo considero todo lo contrario, lo veo como una virtud. Por qué deberíamos ir por la vida negándonos a amar, alejando a quienes conocemos, a quienes nos importan.
Siempre fui criada con mucho cariño, probablemente esa sea la causa de mi personalidad confiada, yo veo la bondad en los demás y rara vez me equivoco. Pero si me he equivocado con el padre de mi hijo, el error más grande que cometí en la vida fue confiar en ese hombre. Aunque tampoco fue un error tan malo porque gracias a eso tengo a lo más hermoso de mi vida, el regalo más grande que me ha llegado, mi hijo, así que no me arrepiento de nada, volvería a pasar por todo una vez más.
Desde el día en que la conocí veo mucha bondad en Shelby, así como también veo bondad en el señor Howland, motivo por el cual creo que ella debe darse una oportunidad de conocerlo mejor. La quiero mucho, pero en eso sí que somos distintas, yo no juzgo a las personas antes de conocerlas, pero ella sí, se queda con la primera impresión y no se da la oportunidad de conocer a nadie. Es muy injusto, porque seguro que si se detuviera a mirar a su alrededor se daría cuenta de que hay muchas personas esperando para amarla.
Quizás sea muy pronto para decirlo, pero juzgo que Evan es una de esas personas. En los cuatro años que he trabajado en la empresa, nunca antes lo había visto comportarse de la manera en que lo hace cuando tiene a Shelby cerca. Es como si fuera otra persona, olvida su seriedad, olvida que es el jefe, la mira y sonríe de una manera que no puedo explicar. Nunca lo he visto mirar a nadie así, ni siquiera a las supermodelos que todo el tiempo lo rondan buscando un poco de su atención, intentando entrar en su vida, pero jamás lo he visto darles importancia.
Aunque además de esa dulzura al mirar a mi amiga, también hay otra perspectiva, cuando el señor Howland está con Shell, se pone más frío, más a la defensiva, es una forma de ser más actuada, intenta imponer una personalidad que no es su verdadero ser. Soy muy observadora así que considero que se hace el duro para que mi amiga no se de cuenta de quién es en verdad, para que ella no pueda notar al verdadero Evan Howland, que no vea la bondad que hay detrás de esa dura coraza.
La realidad es que Ambos se parecen mucho, comparten esa característica común, tienen una coraza que les impide mostrarse ante el otro de la forma en que en verdad son, no quieren mostrar su verdadera personalidad. Pero para eso estoy yo, para ayudarlos, abriré los ojos de ambos, sin importar lo que tenga que hacer, lo haré porque Shelby lo merece y porque Evan me ha ayudado tanto que es momento de retribuir un poco de toda esa ayuda.
Llegué a mi casa, saludé a mis padres, comí algo porque estoy muerta de hambre, me di una ducha, me cambié de ropa y fui a buscar a Jamie para hacer lo mismo, pero mi mamá ya lo tiene listo.
No sé qué haría sin mi familia, desde el comienzo siempre me han apoyado tanto, nunca me juzgaron a pesar de que quede embarazada tan joven, al contrario, lo entendieron y me brindaron todo lo mejor para poder salir adelante. Motivo por el cual cuando estuve bien establecida aquí le pedí a mi hermana para traerlos. Anne estuvo completamente de acuerdo, ya que ella también los extrañaba mucho y quería ayudarlos a vivir mejor.
El tiempo que pasé lejos de mis papás fue muy difícil, una de las cosas que más me ha costado en la vida, pero valió la pena porque ahora estamos mucho mejor que en nuestro país natal. Claro que extraño mi tierra, viví la mayor parte de mi vida allá, pero lamentablemente en ese lugar ya no había nada para nosotros, partir fue la mejor decisión que pudimos tomar, ahora estamos bien, no seremos millonarios, pero vivimos mucho mejor que antes. Este es un país complicado, muchas personas lo critican, pero aquí podemos satisfacer nuestras necesidades y antes de llegar no era tan fácil, así que siempre elegiría quedarme, esta tierra es la que he elegido para vivir, sobre todo ahora que todos a los que amo están a mi lado. No puedo asegurar que me quedaré el resto de mi vida porque nunca sabes a donde el destino puede guiarte, pero ahora mismo estoy muy conforme.
Nos fuimos hasta el hospital, durante todo el camino Jamie estuvo contándome lo bien que la pasó en la escuela, es un niño muy comunicativo, creo que esas ganas de hablar las ha heredado de mí, porque si no de quién más podría ser. Las palabras fueron hechas para sacarlas, así que está perfecto que pasemos el día hablando. Si guardamos lo que tenemos que decir lo vamos acumulando y las palabras guardadas generan tristeza, así que le he enseñado a mi hijo que no debe guardar nada porque siempre debe estar feliz, si hay algo que le afecta debe contármelo así juntos podremos resolverlo. Jamie me tiene mucha confianza, aún es solo un niño, pero realmente espero que al crecer sea igual porque no quiero perderme de nada, quiero ayudarlo en todo lo posible. No quiero ser esa madre pesada que se mete en todo, lo que deseo es que él tenga la confianza de meterme, de buscarme cuando me necesita porque siempre ahí voy a estar.
Llegamos al hospital y enseguida la doctora nos atendió, ella es muy amable, a ambos nos cae muy bien, todos los doctores deberían ser así, después de todo están trabajando con personas que tienen problemas y sentimientos, el buen trato debe ser esencial.
Para mi tranquilidad la doctora nos felicitó a ambos, ya que Jamie está muy bien, es un niño sano, fuerte, come de todo, duerme bien y no tiene exceso de tecnología, antes que darle un dispositivo electrónico prefiero que disfrute más la naturaleza, que juegue con otros niños. La infancia es más linda cuando se vive de esa manera, y al ser adulto tendrá más historias que contar, ya que decir “pasaba todo el día con una computadora” eso no es interesante, se debe aprovechar esta edad para disfrutar porque cuando crecemos ya no tenemos el mismo tiempo y energía que una vez tuvimos.
—Alejandra ¿Eres tú?— dijo un hombre detrás de mí, al darme la vuelta me llevé una gran sorpresa, no puedo creer lo que mis ojos tienen delante de mí, a Roger Rolands y no solo eso, sino que me ha hablado fuera del ambiente laboral.
—Señor Rolands, qué sorpresa verlo por aquí— esbocé una sonrisa y él hizo lo mismo.
—Mami ¿Quién es el señor?— preguntó Jamie muy curioso.
—Mi nombre es Roger, de vez en cuando trabajo con la empresa que trabaja tu mamá.
Al hablar el señor Rolands se agachó al frente de mi hijo para quedar a su misma altura, le pasó una mano en su cabeza y Jamie espontáneamente lo abrazó, para mi sorpresa el señor Rolands respondió al abrazo con una sonrisa, fue una imagen muy tierna e inesperada de ver, definitivamente es mi hijo, igual de confiado que yo.
—Qué hijo tan agradable tienes— dijo Rolands cuando se separaron del abrazo y se volvió a parar para esta vez estar a mi altura, aunque en eso me gana, es unos cuantos centímetros más alto que yo.
—Es todo una dulzura— respondí con una gran sonrisa.
—Recuerdas el caso del niño que les comenté hace unos días, estoy aquí porque le estamos dando un seguimiento.
Cómo no recordar algo así, esa historia me conmovió muchísimo, me llego hasta el fondo de mi alma, no se puede olvidar la tristeza de una madre, te dan ganas de querer ayudarla.
—Claro que lo recuerdo ¿Cómo va su recuperación?— pregunté interesada.
—Afortunadamente, son noticias alentadoras, si todo sigue igual volverá a tener una vida normal— al decir eso note mucho orgullo en su mirada, se debe sentir bien bonito poder ayudar a que la vida de alguien mejore, debe ser una satisfacción que nadie puede quitarte.
—Es maravilloso oír eso— ningún niño debería pasar por una situación así, deberían dedicarse a jugar, a divertirse, no a estar en un hospital.
—¿Les apetece ir por un café, y un helado para Jamie?—preguntó Roger, pregunta que me dejó con la boca abierta, por suerte no de forma literal, pero sí me sorprendió mucho, sin saber qué respuesta debería dar.
—Si mami, podemos ir— dijo Jamie, si no sabía qué responder, ahora no nos queda más remedio que decir que sí.
—Está bien, vamos— respondí y Rolands sonrió.
Salimos del hospital y nos dirigimos a su carro, Jamie quedó encantado, nunca solemos subirnos a muchos autos, no paseamos mucho con mi hermana, pero este del señor Rolands es mucho más moderno. Está bien que una persona que ayuda tanto se de sus gustos, tienen tanto dinero que no es buena idea estarlo acumulando, hay que disfrutar un poco la vida, aprovechar los privilegios que tiene.
Llegamos a la cafetería, pedimos un café y un pastel, mientras que Jamie optó por un helado tal como Rolands lo prometió. Es un lugar al que frecuentan niños así que Jamie se fue a jugar en algunos juegos que hay en el local, dejándonos solos sentados en una mesa.
—Señor Rolands, me imaginó que debe sentir mucha satisfacción ayudando a las personas— dije para romper el silencio, soy buena para hablar y estar callada no es lo mío.
—Por favor, llámame Roger. Es muy gratificante devolver esperanzas, no tienes idea de lo hermoso que fue ver la cara de ese niño y su familia cuando les informaron que pronto volvería a su vida normal.
Mientras habla, la expresión en su rostro también tiene un lenguaje propio, se nota que ama lo que hace y que el único interés que hay detrás de toda la farmacéutica es ayudar, se hace evidente en la pasión de sus ojos.
—Puedo imaginar la felicidad de esa familia, no sé qué haría si Jamie estuviera en el lugar de ese niño, me volvería loca.
Una situación así es algo horrible de imaginar, ninguna madre en el mundo debería ver a su hijo enfermar, es algo que a todas nos atemoriza demasiado, no queremos vernos enfrentadas a una situación así porque no hay fortaleza que valga, eso me destruiría por completo.
—Jamie es un niño hermoso, tienes mucha suerte Alejandra.
—Soy consciente de ello, él es mi vida entera.
Estuvimos bastante tiempo hablando sobre su trabajo, sobre las personas que ha ayudado, escucharlo hablar de todo eso es inspirador, lo cuenta con una emoción inigualable, es hermoso ver como una pastilla puede devolver la esperanza de las personas, devolverles la vida. Escucharlo me motiva mucho, me inspira y me da la razón con respecto a que aún queda mucha bondad en las personas, el señor Rolands es un claro ejemplo de ello.
Luego que terminamos de comer Roger se ofreció a llevarnos a casa, no iba a aceptar porque no me parecía adecuado, pero Jamie ha dicho que sí en mi lugar, así que no he podido negarme. En este momento me estoy arrepintiendo de haberle enseñado a hablar tanto, pero ahora que ya lo ha aprendido es muy tarde para dar marcha atrás.
Mi hijo ha quedado encantado con el señor Rolands y creo que ha sido mutuo, se le dan muy bien los niños, le hablaba de forma muy tierna, jugó con él, lo escuchó, se nota que en verdad le gustan y que no es solo para impresionarme. La verdad es que yo también he quedado encantada con ambos, ver a Rolands sonriendo y jugando con mi hijo ha sido hermoso, que gran hombre, solo verlo o escucharlo me impresiona, me hipnotiza y me hace olvidar lo de no hacerme ilusiones. Ya lo he dicho, me encariño muy rápido con las personas, es algo que no puedo cambiar, pero siempre he sido así, entonces no veo motivo para cambiar algo que ha sido parte de mí durante toda mi vida.