Capitulo 2

980 Words
Hoy era día viernes, en este día solo teníamos dos horas de clase. Entrabamos a las seis de la tarde y salíamos a las ocho y media. Al llegar lo primero que noté, fue el preceptor recorrer cada taller. Llegué algo curiosa, porque todos estaban alrededor de el. —Hola Cami, ¿pasó algo? —pregunté, acercándome a su lado. —Al parecer hay acto, espero que sea corto o mucho no podremos hacer. —Oh... ya veo.¿Tendremos que hacer fila? — dije divertida. —Aprovecharemos a no hablar —respondió lanzando una risa. —Eso será complicado —aseguré,con Cam éramos unas máquinas de hablar tonterías, en el buen sentido. Todo nuestro grupo, camino en forma pausada hacia la entrada. Mientras iniciaba el discurso, sentí una mirada punzante en mi cuello. Al girarme, me encontré con esos ojos marrones en mi, bueno eso creía. O talvez estaban puestos en el joven regordete que estaba detrás de mi, me encoji de hombros en forma mental. No debía preocuparme por algo así,¿verdad?. El resto del acto, aún sentía su mirada en mí dirección. Me giré de nuevo, en forma disimulada para encararlo. Ulises, al parecer no le interesó: desvió su mirada. Una hora y media más tarde, si había durado una eternidad el acto, estábamos cada una en su máquina respectiva de coser. Había sonado el timbre del recreo, pero en nuestro curso no estábamos acostumbrados a tomarlo. Éramos el único taller: continuamos trabajando sin importar. Cómo había terminado mi almohadón, el cual tenía un bonito botón al medio; estábamos aprendiendo a realizar un almohadon con faja. —Hoy haremos un almohadon, pero diferente. Este lleva una faja unida a las tapas, lo primero que hay que hacer : es unir cada medio y extremo con alfileres, corten las medidas. Cuando todos nos dispersamos, yo viendo en que rincón quedar para cortar la tela. Quedé sin querer al lado de Ulises, ví por el rabillo del ojo que el ya tenía la regla y escuadra. Yo aún ni siquiera tenía la tela con la cual iba a trabajar. —Julia, hay retazos en aquella bolsa —la profesora me dijo, mientras caminaba de un lado al otro. —¡Gracias! Comencé a revolver la misteriosa bolsa de color n***o, habían telas de todos colores. Tome una gris, me gustaba más lo básico. Además,convendría con todo. Estábamos en una gran mesa, que servía para cortar y escuadrar. Lo primero que debía hacer: ubicar la regla debajo de la escuadra y trazar una línea horizontal; con eso podría hacer cualquier trabajo. Pero el problema, era que el ocupaba gran parte de la mesa. Ulises, al verme un poco complicada , se aparto hacia atrás dándome espacio. Mi problema era la torpeza, cuando ubique la escuadra: choque contra su regla larga. —¡Lo lamento! —exclamé roja de la vergüenza. Ulises no dijo nada, solo asintió con la cabeza.Cuando la quise girar, de nuevo choque su escuadra, pero se cayó al suelo. —¡Perdón! —dije, baje al suelo. Comencé a buscar la regla, la cual no sabía dónde diablos estaba. Hasta que la encontré a un lado de su silla, al tomarla: el también se había agachado a mi lado. Pude ver su rostro de cerca,incluso sentir su calidad respiración. Tenía la nariz descubierta, aunque tenía el barbijo al igual que yo. —Ya la tengo, descuida. Solo procura no chocarme —susurró muy cerca de mi rostro, si no tuviéramos barbijo podría incluso probar sus labios. Me sonrojé ante mi ocurrencia, en forma disimulada gire mi cabeza a ambos lados intentando quitar esos pensamientos. Hice un pequeño baile improvisado, al tener todos los cortes en mi mano. —¿Pudiste? —Cam me pregunta y se ríe. —Si, por eso tengo este sensual movimiento —respondí divertida. —Ahora el dilema será coser bien. Asentí junto con Giss, quien estaba a unos metros nuestro de distancia. —¿Cómo está tu niña? —Emma tenía una pequeña de siete años, la cual era el calco de su madre. Ulises, no nos prestaba un ápice de atención y se marchó a una máquina. —Esta bien, ahora con el padre.¿Cómo vas con tu marido? —Bien, aunque el tratamiento no da resultados —dije y suspiré triste,por el rabillo del ojo ví a Ulises mirarme en forma fugaz. —Lo lamento, en algún momento seguro podrás ser mamá. Ulises, volvió a nuestra posición y dijo: —Julia, ¿me prestas de nuevo esa regla? —mire la escuadra,se la había sacado cuando se fue. —Oh... lo siento,¿te olvidaste algo? —Pues... si la faja. —Oh... —Julia te distrajo con su baile —murmuro divertida,Emma. —Yo creo que fue cuando le tiró la regla —mencionó Gis, sin mirarnos. —¿Qué le tiraste? —murmuró divertida Emma, en doble sentido. —Bueno... me iré a coser. Huí de allí, bajo la mirada de mis dos amigas y Ulises. Suspiré algo estresada después de un rato, había pegado la faja a la tapa; pero tenía una arruga enorme. Creo que si estabas parado a tres metros de distancia la veías y ni hablar que el almohadón no estaba cuadrado. —Parece que la máquina me tragó la tela y la escupió —murmuré. —Yo veo un almohadon con estilo —Emma dijo, al acercarse a mí. —Pues, es un estilo rústico... ¿no? —Giss intento consolarme. —¿Y si pruebas descoserlo? Todos nos giramos a la voz masculina, en realidad la única que había: ya que era el único hombre. —¿Tan mal se ve?—dije con un puchero. —No quise decir eso —contesto con rapidez. —Talvez se vea más cuadrado si le ... bueno —contesto haciendo una mueca.
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