Capítulo 3.

2081 Words
◾3.-Fue casualidad◾ Stella despertó sintiéndose muy mal, como si la hubieran atropellado un par de veces, sentía los labios resecos y tenía un dolor de cabeza horrible, vagamente recordaba lo ocurrido y tratar de hacer memoria solo le causaba más dolor, no sabía que era lo que le dolía más, si el cuerpo o el orgullo, ¿Cómo le decían?...¡Ah si!, cruda moral. Miró a su alrededor y se sobresaltó al darse cuenta que no era su habitación o la habitación de Lita. ¿Dónde estaba?, ¿Y como había llegado aquí?. Aún con el dolor en su cabeza, trató de hacer memoria, y eso solo la hizo pegar un brinco del sillón en el que estaba y examinarse a si misma, ¿Acaso la violaron?, ¿Dónde estaba Lita?. Escuchó algunos sollozos y se dispúso a investigar, pero antes tenía que tomar un arma para defenderse. Lo primero que vio fue una estatuilla de metal, la tomó con sus blancas manos y caminó tan sigilosamente como un gato, escuchaba murmullos pero no lograba entender que era lo que decían, llegó hasta una habitación y miró por la pequeña rendija que había al no cerrar la puerta por completo. Todo lo que podía ver era a Lita sentada en una cama llorando. Stella no lo pensó más y entró de golpe a la habitación. —¡Violador!— le gritó al hombre que estaba recargado en un mueble con los brazos cruzados sobre su pecho, y sin previo aviso corrió hasta él con toda la intención de matarlo a golpes. Qiang frunció el ceño y solo la esperó, sujetó el delicado brazo de la chica en el aire y con un movimiento rápido la inmovilizó, la puso de espaldas contra él, mientras sujetaba una de sus manos detrás de su espalda y la otra la sujetaba con un fuerte abrazo sobre su vientre. —¡Lita corre, lo tengo bajó control!— gritó Stella mientras trataba de zafarse de Qiang, ¿Bajo control?, No lo parecía ni un poco. —¡Stella no!, Él nos salvó—le dijo Lita a su alterada amiga. Stella dejó de resistirse y Qiang la soltó. —¿Qué?—preguntó un poco confundida. Lita aún estaba llorando, le dolía el cuerpo y la entrepierna, se sentía sucia y asqueada de ella misma. Qiang le había traído unos analgésicos y una pastilla del día siguiente, aquel atractivo caballero fue muy directo con ella. —Te violaron— le dijo Qiang hacía unos diez minutos atrás. —Él nos salvó—dijo Lita entre sollozos. Una Violación era lo peor que le podía pasar a una mujer joven que solo salía a divertirse, no era para nada justo. Stella fue y abrazó a Lita. ¿Qué le había pasado?, Stella en verdad no lo sabía, miró al hombre detrás de ella y abrió la boca al verlo detenidamente. Era el tipo guapo del Lamborghini, ¿Acaso era un acosador?, ¿Qué hacía él aquí?, ¿Y que tenía que ver con todo?. —Deberías de ayudar a tu amiga a qué tome una ducha, compré esto para ella— le dijo Qiang a Stella y le dio una bolsa grande de color n***o, dentro había productos de aseo personal y ropa limpia para mujer. —Ese es el baño—Dijo Qiang y señaló una puerta. —Estaré afuera por si necesitan algo—terminó de decir antes de salir de la habitación, y fue a la cocina a prepararse una taza de café. Qiang era un poco estricto con la limpieza, pensó que debería de mudarse a otro departamento, era por su seguridad, haber traído a estás dos mujeres solo lo ponían en una situación de riesgo, además aún no sabía que hacer con Stella Cho. ¿Qué recordaba ella del hotel?, ¿Era o no una amenaza?, ¿Y por qué le estaba costando tanto matarla y terminar con el problema de una vez por todas?. —¿El tipo de anoche te violó?— preguntó Stella incrédula ante lo que su amiga le decía, Lita solo asintió y limpió sus lágrimas. Stella también lloró por ella y la abrazó con fuerza, ahora se sentía culpable y tonta, muy, muy tonta. —Fui muy estúpida debí cuidarte. —Las dos lo fuimos, fuimos muy tontas— dijo Lita muy arrepentida de haber aceptado ese último trago de un desconocido, no debió, si tan sólo pudiera regresar el tiempo, pero eso no era posible, lo echo, echo estaba. Estuvieron llorando juntas por un rato, y luego Stella llenó la bañera para que Lita se pudiera limpiar, se tomó la pastilla anticonceptiva y los analgésicos para el dolor, y con ayuda de Stella, Lita se metió a la bañera. Stella salió de la habitación y miró al tipo raro que tomaba un café y leía un periódico, un hombre joven como él, actuando tan…tan…Stella no encontraba la palabra en su mente. Se aclaró la garganta y Qiang posó su mirada en ella. —¿Tú quien eres?, ¿Me sigues por lo de tu auto?—preguntó Stella mientras lo miraba con los ojos entrecerrados. Qiang sonrió al verla, ella se veía muy joven, se veía muy inmadura, la clase de mujeres que no le atraía o le interesaban en absoluto. —Mi nombre es Qiang Yang, y no, no te estoy siguiendo, fue casualidad— respondió él y volvió su mirada al periódico. —Gracias— murmuró Stella. —¿Qué pasó con el maldito infeliz que…. —Escaparon, eran dos—interrumpió Qiang y recordó lo que les hizo, esos dos jamás volverían a tocar a una mujer, literalmente hablando jamás podrían volver a tocar algo. Lita salió de la habitación y caminó con cuidado hasta ellos. —Ya nos vamos, gracias por todo— dijo Lita un poco avergonzada, pero muy agradecida, en el mundo había tanto hombres malos como también hombres buenos. Qiang se puso de pie. —Déjenme llevarlas— —Deberíamos de ir a la policía y denunciarlos, tu los viste, ¿No es así? —preguntó Stella y miró a Qiang. —No realmente — respondió él . —No quiero ir a la policía — dijo Lita mientras sus ojos se llenaban de lágrimas de nuevo. —Pero Lita… esos infelices tienen que pagar… —Stella… no quiero ir, no quiero que me vean y me juzguen, no quiero… no quiero pasar por todo eso, no ahora. —¿Recuerdan los nombres?, ¿O como lucían?, ¿Algo en específico?— preguntó Qiang. Stella negó, ni siquiera recordaba el nombre del tipo, ¿Lo preguntó?, Lita tampoco recordaba nada. —No quiero ser malo o grosero, pero si no tiene esa información, no creo que les puedan ayudar mucho. —Solo olvidémoslo y ya—. Las dos subieron a un auto de color azul que estacionó afuera del edificio. Qiang llevó primero a Lita a su casa, sus padres viajaban mucho por negocios y casi nunca estaban en casa, así que ella estaría sola y eso era un poco preocupante. —¿Segura que no quieres que me quede contigo?—pregunto Stella por tercera vez un poco preocupada por su amiga. —No, voy a dormir todo el día, no te preocupes por mí, estaré bien— aseguró Lita con una sonrisa forzada. —Esta bien, pero cualquier cosa llámame, por favor, vendré de inmediato — Lita asintió y solo entro a su casa. Stella regresó al auto y se puso el cinturón de seguridad. —¿A dónde te llevo?— preguntó Qiang. Stella le dio una dirección y él condujo en silencio hasta que ella habló. —¿Qué pasó con tu otro auto?— preguntó Stella rompiendo el silencio. —¿El auto que me chocaste?. Stella se encogió en hombros, —Si, ese. —Esta en el taller. —Te pagare los gastos. —Ya te dije que no hace falta— dijo Qiang. —¿Por que te fuiste tan rápido ese día?, no me dejaste disculparme correctamente— Qiang salió huyendo ese día por temor a que ella viera su erección, y por qué no le parecía un negocio muy rentable discutir con ella, simplemente no había necesidad. —Déjame invitarte el desayuno aunque sea, es lo mínimo que puedo hacer para agradecerte— dijo Stella. —¿Ahora?. —Si, ó ¿Tienes otros planes?. —Esta bien— respondió Qiang pensando que no había problema, además podía investigar más sobre ella, si, solo investigar. Llegaron a un bonito restaurante, donde tomaron asiento en una mesa para dos, un mesero llegó a atenderlos y ambos hicieron su pedido. —¿Y a que se dedica señor Yang?—Preguntó Stella. —Soy…empresario, tengo una agencia de seguridad privada— “Eso explica por qué es tan ágil”, —Ya veo, ¿Y le gusta dedicarse a eso?. —A veces—respondió Qiang. —¿Usted a qué se dedica señorita Cho?— —¿Cómo sabes mi apellido?, no recuerdo habértelo dicho. —Lo leí en tu identificación anoche— “Si por supuesto, que tonta soy”. —Trabajo en Lingshe S. estoy en el departamento de diseño— respondió Stella muy orgullosa de eso. —¿Lingshe S?, Escuché que pagan muy bien ahí. —Si así es, el dueño es muy generoso con sus empleados— respondió Stella y pensó en Daniel Wong, no lo conocía en persona pero había un retrato de él en la oficina del CEO. El teléfono de Qiang empezó a sonar y lo sacó para ver quién era, segúramente era Deishi, pero no, no era él, era un número desconocido, aceptó la llamada y no dijo nada, solo esperó. —¿Señor Qiang Yang?— Preguntó una voz masculina al otro lado. —¿Quién lo busca?— Preguntó Qiang con cautela. Stella le hizo señas de que iría al baño y Qiang asintió y la vio marcharse. —El señor Zheng Lee— respondió la voz al otro lado. —Mmmm. ¿Y que necesita?— Preguntó Qiang con más interés. —Contratar sus servicios. —¿Mis servicios?, mierda, casi me siento una mujerzuela. —Una muy cara sin duda— dijo otra voz. Qiang conocía esa voz, sin duda era la de Zheng. —Señor Zheng…¿Esta usted coqueteando conmigo?— Preguntó Qiang un poco divertido. —No me atrevería a hacer eso, tengo un nombre para ti, Dae-Yeon. Qiang suspiró, no tenía muchas ganas de viajar hasta Corea donde Zheng residía, pero no podía rechazar a un cliente como él, eso no era profesional, trabajó es trabajo. —Viajaré hoy mismo a Corea. —Muy bien, te esperaré entonces—dijo Zheng y terminó la llamada. Stella se miraba en el espejo del baño con la boca torcida y arrugando la nariz. ¿Había traído ese nido de pájaros todo esté tiempo?. “Que vergüenza”, se acicaló como si fuera un gato y lavó su rostro a conciencia, se enjuagó la boca y de su pequeño bolso sacó un brillo para labios de color rosa . Unas mujeres le lanzaban miradas coquetas al guapo Qiang, y él les correspondía solo por diversión y no por que esas mujeres le atrajeran. Stella llegó y se plantó en la silla, miró a las mujeres y luego miró al hombre delante de ella. —Ya veo que eres muy popular— Comento Stella, a ella también le parecía un hombre muy atractivo, y muy caballeroso, aunque era un poco sospechoso. —Si, si lo soy—dijo él con arrogancia. —¿Y no hay una señora de Yang que se moleste?. —Si la hubiera no estaría aquí contigo—respondió Qiang. —¿Y eso por que?, No es como si estuviéramos en una cita ¿O si?— Qiang sonrió. —Por supuesto que no, y no te ofendas pero no eres mi tipo— Stella si se ofendió, que un hombre guapo le dijera que no era su tipo, eso solo bajaba su autoestima, sacó dinero de su cartera y lo puso en la mesa. —Disfrute su comida, tengo cosas que hacer—dijo ella y se levantó de golpe para irse. Qiang solo la miró y sonrió al verla actuar de esa manera tan infantil, de cualquier modo, ¿Por qué se molestó?....
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD