Capítulo 1.

1386 Words
Hoy era el primer día de mi pasantía, en quinto año nos tocaba hacer una pasantía de semestre completo, me tocaba esta vez  ir a un bufete de abogados muy prestigioso que incluso me habían ofrecido ya un puesto cuando saliera de la universidad, como dije anteriormente mi inteligencia tenia mi futuro asegurado. —¿Estás nerviosa? —me pregunta Mateo cuando estoy alisando mi vestido frente al espejo, nos habíamos mudado juntos a mi departamento, después de todo lo que había pasado sentíamos que eso nos había acercado más y ya desde antes  prácticamente vivíamos juntos, solo habíamos dado un paso definitivo y no el estar turnándonos en departamentos. —La verdad es que ahora no —digo dándome vuelta a mirarlo, en un momento había estado bastante nerviosa pero ahora que ya era un hecho me sentía tranquila. —Yo creo que ahora me estoy poniendo nervioso —dice, yo sonrío, Mateo empezaba su práctica en tres semanas más, con sus buenas notas y esfuerzo había logrado que el actual jefe de su padre lo acogiera como su asesor, por lo que haría todo el trabajo de un jefe, y eso lo tenia muy emocionado. —Lo harás bien —digo acercándome a el. —A veces pienso que no lo haré bien —dice, yo niego y agarro su cara con cuidado entre mis manos. —Es una crisis existencial, nene, lo harás muy bien, es lo que te apasiona y eres excelente, si no lo fueras no te habrían dado la oportunidad —digo, él asiente sonriendo. —Quizás — —Nada de quizás, lo eres, lo lograrás nene, debes confiar en ti tanto como yo lo hago, no he dudado en ningún momento de que lo harás bien —digo, él asiente y cierra los ojos, le dejo un beso en los labios. —Te amo nena, buena suerte hoy, aunque se que no la necesitas —dice, yo asiento y le vuelvo a dar un beso—. Crees que podamos comer juntos hoy? —pregunta, yo niego. —Al almuerzo no, luego de salir del bufete tengo que ir a clases, llegaré aquí como a las siete de la tarde —digo, él asiente. —Entonces te estaré esperando con algo rico —dice, yo lo miro. —¿Pizza? —pregunto, él asiente. —Así es nena, creo que pondré mi propia pizzería —dice, yo asiento mientras me coloco un blazer. —Te harías millonario —digo, Con Mateo en las vacaciones nos habíamos puesto a cocinar todo tipo de cosas, tortas, helado y pizza, que debía reconocer, que le quedaban exquisitas—. ¡Nos vemos, mi amor! —me despido, le tiro un beso, él hace lo mismo. Cuando salgo del edificio una ráfaga de aire mueve mi pelo y me obliga a taparme un poco más, aun No entrábamos a la primavera y el aire aún seguía frio, los días aun estaban nublados y llovía bastante, según yo, este había sido el año que más había llovido.  Me subo al Jeep y me dirijo a la firma, coloco mi celular en un soporte y veo el mensaje que me ha enviado mi madre. “¡Te irá genial, pequeña!” “Gracias Mamá” Las pongo al día, ya había pasado más de un mes desde el juicio, mi madre ya no seguía con Andrés, de pronto él había empezado a mostrar conductas machistas y mi mamá lo corto de raíz, porque luego se vuelven un problema. Parecía que los genes del hijo los tenia bien escondido el padre, en fin, según yo estaba conociendo a otro hombre, las veces que la había llamado sonaba bastante alegre y cuando íbamos a verla también, aunque no me había dicho y yo tampoco la presionaba. Pero lo presentía. Además tenía que disfrutar de su vida, salir conocer a todos los hombres que quisiera, tener sexo, ya no tenía una hija de cuidar, era libre, por que sí, los hijos son ataduras, dejas de hacer cosas para hacer otras cosas relacionados con ellos. Y sé que mi mamá no se arrepiente de nada, pero es momento de que se  divierta. Cuando llego al edificio comercial, donde de encontraba el bufete, me estaciono en el subterráneo. Era un edificio lujoso, y como no, si estaba en el barrio más lujoso de la ciudad, lo había aceptado porque tenía buenas referencias, trabajaban en todas las áreas y eso me iba a servir bastante. En el verano también tenía que hacer práctica pero la haría con Antonia. —Buenos días señorita Juliette, la esperan en el piso 22 —dice el portero, yo me sorprendo al escucharlo decir mi nombre. —Buenos días y gracias —digo, él asiente y se hace a un lado para que yo pueda pasar, subo al ascensor y marco el número 22, cuando las puertas se están cerrando una mano grande y masculina lo impide. —¡Justo a tiempo! —dice con una sonrisa, yo le sonrío por cortesía pero no digo nada—. Soy Esteban—dice estirándome su mano, se la tomo. —Juliette —digo, él me mira con una sonrisa. —Bello nombre para una bella mujer —dice, yo sonrío pero por dentro ruedo los ojos, nada que no me hayan dicho antes. El tipo era apuesto, alto, musculoso, cabello oscuro, ojos grises, era el tipo de hombre que llevaría a mi cama sin pensarlo, pero bueno, tiempo pasado. Saco mi celular para revisar las r************* , y esperando que ya  no me siga hablando. —Justo voy al piso 22—dice, yo asiento con una mueca, él me queda mirando y luego su rostro se ilumina—. ¿Eres la pasante?—pregunta, yo asiento, ¡por dios que no sea mi jefe! —Así es—digo él sonríe grande y victorioso, ¡Mierda! —Pues soy tu jefe, pero tranquila, seré amable contigo— Lo que me faltaba. El ascensor parece tardarse una eternidad y las miradas de Esteban en mí son descaradas, lo entiendo, estoy buena, pero no me interesa y creo que mi actitud lo ha dejado más que claro, o tendré que recordarle que estoy aquí por trabajo, no para ser follada, ya tengo quien lo haga en casa. Cuando por fin llegamos al piso, Esteban hace un ademán para darme el paso, le sonrió pero una vez que salgo quito la sonrisa, no es un acto caballeroso, quiere mirarme el trasero. En otro momento me habría contoneado y le habría coqueteado, pero ya ven, las cosas habían cambiado bastante. —Bueno, Silvia te asignara tu escritorio, esta junto a mi oficina, luego quiero que vayas a mi despacho—me dice, justo en ese momento aparece una chica con un cuerpo de infarto, es muy atractiva, ella lo mira coqueta, bueno, es obvio que se acuestan, luego me mira a mi y sonríe. —Sígueme Juliette —dice, hago lo que me dice, definitivamente me habían dejado en una oficina al lado de Esteban—. También seré tu secretaria, y puedes consultarme cualquier cosa, cada mañana vendré a mencionarte las tareas que se te han asignado, seré tu guía—dice amable, yo asiento con una sonrisa. —Gracias Silvia — —Puedes acomodarte y luego ir a la oficina del señor Esteban —dice, yo asiento. Cuando Silvia sale cerrando la puerta detrás de ella, yo me siento, el asiento muy cómodo por cierto, quizás deba comprarme una silla así para mi escritorio.  Mi celular vibra, lo saco de mi bolso. “¿Que tal todo?” “Mi he encontrado con mi jefe en el ascensor, y ¿adivina que?” “Coqueteo contigo” pone una carita enojada que me hace sonreír. “Así es” “Que poco profesional” “Lo sé” “Y, ¿es guapo?” “No empecemos” “Tendré que castigarte en la noche” Yo sonrío. “Estoy ansiosa por llegar a casa” “Más te vale que lo estés” Dejo el celular en la mesa y ordeno un poco las cosas que traje, mis códigos y algunas carpetas, lápices. Cuando tengo todo listo me dispongo a ir a la oficina de Esteban.
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