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1355 Words
Lily contuvo la respiración. El silencio que siguió fue acompañado de música en la distancia. No esperaba nada, tenía la impresión de que la habitación se estaba cerrando sobre ella. Con la cabeza gacha, el estómago hecho un nudo, tomó la decisión más segura y caminó hacia la salida. La puerta se cerró con tanta violencia que ella jadeó de terror. Ella retrocedió contra la pared y su respiración se volvió entrecortada. Cerró los ojos cuando él golpeó la pared con ambas manos antes de agarrar su barbilla. Sus dedos, tan poderosos, perforaron su púlpito. Abrió los ojos de nuevo para encontrarse con su mirada helada. El hombre cuya mirada estaba llena de animosidad fue reemplazado por una ira vibrante, tan vibrante que su rostro tembló. Con un gesto brusco, le tiró de la barbilla para que ella lo mirara. - Me parece que te hice prometer algo, ¿no? Dijo sombríamente, con las mandíbulas apretadas. Lily respiró tanto como pudo. - No ? Gruñó sin levantar la voz. - Si. Se quitó el velo de los ojos y bajó la cara hacia ella. Lily reprimió un sollozo. - ¿Y qué dije? Siseó peligrosamente. - Nunca volver a Rusia. Ella respondió con un suspiro tembloroso. - ¿Y dónde estás ahora? Susurró con una voz ardiendo de rabia. - En Rusia. - El artículo es un señuelo, ¿no? Lily intentó negar con la cabeza, pero él le sujetaba la barbilla con tanta fuerza que quedó inmovilizada. - No, es cierto, pero quería tener respuestas yo ... - Respuestas ! Es un poco tarde para tener respuestas. Con una risa triste, agitó su dedo índice frente a su cara mientras se sentaba. - Señorita Anderson, ¿le gusta el peligro? - No ! Se apresuró a decir mientras las lágrimas le picaban en los ojos. Lo mataste, ¿no? Es usted ? Preguntó ella, esperando que él le respondiera. Se acercó peligrosamente sin siquiera agacharse. Apretó sus mejillas e inclinó la cabeza un poco más hacia atrás. - ¿Quizás quieras los detalles? Preguntó en un susurro aterrador. Lily estaba totalmente en su agarre, incapaz de moverse, su respiración era más difícil. Lamentó haber escuchado sus sueños en los que aparecía este hombre. - Vine por el artículo, no tenía la menor intención de decirte quién era. Explicó con dificultad debido a que su mano apretaba sus mejillas. Le pido disculpas por molestarlo, Sr. Yankovsky. Pero como él no se movió y continuó mirándola con insistencia, Lily sintió que el pánico la invadía. - ¡Suéltame, me estás lastimando! Presa de la desesperación, Lily levantó la mano para golpearlo. Inmediatamente, su mano fue detenida por un firme apretón. Ella jadeó, trató de luchar antes de que el cielo acudiera en su ayuda.. La puerta se abrió de repente. Los hombres entraron en la habitación, lo que obligó al hombre a retroceder instantáneamente. Avergonzada, Lily tocó su mejilla mientras los amigos del hombre la rodeaban para felicitarlo. Ninguno de ellos parecía haberlo visto. - ¡Vladimir! Querido ! ¡Te hemos estado esperando durante una hora! Totalmente envuelta en esta masa de hombres, Lily vio a una mujer acercarse a abrazar a Vladimir, acariciando su pecho, frívolamente. Lily lamentó amargamente haber venido aquí, y definitivamente lo lamentó cuando vio en la sombra de todas estas figuras, a la mujer abriéndose levemente la parte superior de su camisa negra, revelando el comienzo de un tatuaje que a primera vista parecía feroz. Lágrimas en sus ojos, su boca entreabierta, un débil grito de terror escapó de sus labios. Rápidamente desapareció en el pasillo cuando escuchó esa voz ronca detrás de ella exigiendo que lo dejara pasar. Aprovechando su ventaja inicial, Lily salió corriendo de la caja y del establecimiento y se quitó los zapatos en la alfombra roja para comenzar una carrera loca que recordaría durante mucho tiempo. Una vez que estuvo segura de que estaba a salvo, se refugió en una posada que aún estaba abierta y se sentó en una de las mesas más apartadas del restaurante. Poco a poco su respiración se fue recuperando, su corazón aún latía al mismo ritmo doloroso, como si se hubiera quedado en esta oscura oficina. - Qué idiota… susurró ella, poniendo sus manos en su frente. Consciente de haber escapado de lo peor, Lily pidió comida para llevar y salió de la posada tomando un taxi que afortunadamente pasó al mismo tiempo. Una vez de vuelta en su estudio, siguió repitiendo la escena una y otra vez sin lograr silenciar esta imagen del hombre que aparecía en las sombras. Sola, luchando consigo misma, Lily comía en un silencio pesado donde solo la tubería estaba marcada por su presencia cada diez minutos. Aterrada, Lily se acostó en su pequeña cama, tocándose las mejillas con la impresión de que los dedos del hombre aún estaban sobre ellas, como una marca indeleble. A la mañana siguiente, Lily se despertó sudando y tomó su teléfono apresuradamente aún dormida. - Hola ? - ¿Lily? Soy Sandrine, tenías que llamarme, ¿te acuerdas? Se frotó la sien y apartó el teléfono para comprobar la hora. - Oh ... acabo de despertar. Dijo mientras se acostaba. - Entonces ? ¿Tienes tu entrevista? Lily suspiró. - No, y es mejor así. Sandrine, visiblemente en estado de shock, tardó unos segundos en responder. - Yo ... ¿pero luego te rindes? - Sí, el Sr. Yankovsky no quiere y yo no quiero más, punto. Dijo con firmeza mientras se levantaba de la cama. - ¿Concluyo que salió mal? Sandrine eludió una pizca de decepción en su voz. Si supiera la verdad, sin duda Sandrine pondría patrullas en su busca para arrojarla a la fuerza en un avión. - Todo salió absolutamente bien, solo que él no quiere. Ella suspiró, obviamente muy decepcionada. - Bueno ... ella abdicó. ¿Así que supongo que te irás a casa? - Sí, ya pagué mi boleto de avión anoche, me voy por la tarde. Lily metió sus cosas en su maleta y se detuvo un momento en su diadema. Las visiones volvieron a su mente, haciendo que su corazón latiera salvajemente. - Te llamaré cuando aterrice bien. Lily bajó su teléfono y metió la diadema en la esquina de la bolsa para no volver a verlo y lo enterró debajo de una capa de ropa. - ¿Señorita Anderson? Llamó una voz a través de la puerta después de tocar unos pocos golpes. Lily saltó y se dio la vuelta. - Sí ? - ¿Me permites entrar? ¿Tengo un paquete para ti? Lily, sospechosa, dudó en abrir y poner el pestillo para bloquear a su interlocutor. Cuando abrió un extremo de la puerta, Lily se encontró de pie frente a un hombre corpulento, vestido con una chaqueta de cuero n***o, que parecía todo menos relajado. - ¿Qué paquete? Yo no conozco a nadie aquí. - Le entregó un sobre cerrado con un sello de cera roja, cuyas inscripciones le hicieron estremecer la columna vertebral. V&I. El hombre dio un paso atrás y lo invitó a abrir el sobre. Lily cerró la puerta, se apretó contra ella y desató la abertura, rompiendo el sello. "ENTREVISTA A UNDÉCIMO HORAS PRECISA EN EL TRIGÉSIMO CUARTO PISO"90 Lily tragó saliva y abrió la puerta, tirando del pestillo hacia atrás. El mensajero personal del hombre parecía más allá del nerviosismo. - Lo siento, pero me voy en menos de cuatro horas, mi boleto no es reembolsable y ya no quiero hacer esta entrevista. - Su boleto ya está reembolsado. Dijo el hombre señalando el sobre de la barbilla. Aturdida, miró dentro y guardó silencio. - Qué .... comentario .... ¡Imposible! - Lo siento, pero ya no quiero entrevistarlo. Dile que lo siento y que ... - Mi jefe fue extremadamente claro, señorita Anderson. Gritó, acercándose a su frente casi sudada. Lily cerró la puerta hacia ella, arrugando su frente. - ¿Extremadamente claro? Repitió con el corazón palpitante. - Si tengo la desgracia de volver solo con este tipo de excusas, siento que me va a romper la pierna.
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