Amor bajo la lluvia

Voy conduciendo por las avenidas más concurridas de esta hermosa ciudad, un nuevo trabajo me espera y de los que, a mí, en especial, me encanta. Soy una estilista profesional, tengo ocho años de experiencia y maquillar es mi especialidad. Hoy en particular, tengo que maquillar a una hermosa novia para su propuesta de matrimonio, un regalo que una de sus mejores amigas quiso darle para que luciera espectacular en su gran día, y yo, por supuesto que haré ese sueño realidad. Julián, quien es mi prometido, no está del todo de acuerdo, incluso a veces he llegado a pensar que se avergüenza de tener una mujer que se dedica a jugar. Sí señores, ha mencionado que mi trabajo es solo un pasatiempo, no como él que va a una oficina nueve horas al día y gana tres veces más que yo, sin embargo; no es del todo cierto, en ocasiones he duplicado su salario con tan solo hacer tres sets de uñas en un día. Se puede decir que, ser estilista y abarcar todas las áreas de la belleza ha sido un gran plus, y me ha dado poco a poco una reputación entre mis colegas, aunque aun sigo escalando peldaños para algún día estar entre los mejores. Es tanto así mi exposición, que maquillaré y peinaré a una de las socias de joven empresario Benjamín Jonhson, lo que claro, me deja con un poco de nerviosismo por el como quedará y que dirá de mi trabajo. Pienso en todo lo bueno que puede pasar, pero también pienso en lo malo, y me pongo más nerviosa de lo que ya estaba. —Deja de pensar tanto Cristin, harás un buen trabajo —Me animo a mí misma. La pedida de mano será en uno de los restaurantes más famosos de Benjamín Jonhson, así que; en uno de las habitaciones del hotel será la cita para yo embellecer a la chica. Estando ya en el estacionamiento del hotel, tomo mis implementos de trabajo para bajarme del auto, mas en ese instante recibo una llamada, de prisa, tomo el celular para averiguar quién es. —Julián —Digo con alegría, pues hace una semana que salió de viaje junto con algunos compañeros de trabajo a una capacitación, y desde entonces son pocas las veces que he logrado hablar con él. Como lo dije anteriormente, Julián es mi prometido y tenemos una relación de dos años, y hace poco nos comprometimos, aun no tenemos una fecha establecida para la boda, sin embargo; estoy segura que, será una boda de ensueño. He cotizado algunos sitios donde podría ser la boda y estoy enamorada de dos de ellos, no obstante, Julián no toma en serio mis alegatos, solo dice que es muy pronto para pensar en una boda si recién nos hemos comprometido, que al menos debemos esperar unos meses más para comenzar la planeación. Como dice, no queda de otra que esperar a que ese momento llegue. Hablamos unos cuantos minutos y sin esperar a que le diga “Te amo” cuelga la llamada. Tomo una ráfaga de aire para poder respirar y sacar de mí el nudo que se ha formado en mi garganta, a veces la indiferencia que Julián toma conmigo, me lastima más de lo que él en su consciencia puede entender. —Hoy es un día especial, no lo puedes arruinar Cristin, una novia está por comprometerse y debes dar lo mejor de ti para que este día sea inolvidable —me aliento, tratando de dejar el inconveniente de unos segundos atrás. Me bajo del auto, comienzo a caminar hacia el interior del hotel donde la chica que me contrató está a mi espera. Me acerco a ella y me presento, la chica me mira de pies a cabeza y me sonríe. —¡Vaya! —se pone en frente de mí—. Sí que eres hermosa en persona, más que en fotos. Sonrío un poco apenada tras su comentario, no sabía que había husmeado en mi pagina de belleza donde la mayoría de fotos que posteo son mías con maquillajes que yo misma me realizo. La chica se da media vuelta y comienza a caminar, tiene un enorme trasero y una cintura pequeña que, la ropa cara que usa la hace ver maravillosa. Por mi parte, llevo unos jeans, blusa blanca y tenis del mismo color, todo lo contrario, a ella.   La chica camina velozmente y yo rato de seguirle el paso, mas no puedo, llevo dos maletas que pesan más que mi propia vida y es un reto poder caminar junto a ella. —Mira, Clarissa, así se llama mi mejor amiga, ella es una de las socias más importantes de la corporación, y es amiga intima del dueño de este lugar. Sé que Benjamín Jonhson es el dueño de una de las cadenas de restaurantes de la ciudad, así como de algunos hoteles. Pero la verdad es que muy poco sé de sobre él, y mucho menos sé a qué corporación se refiere la chica, así que solo puedo asentir a lo que ella está diciendo sin entrar en mucho detalle. —Entiendo —Respondo. —Quiero que la dejes como la reina que es, hermosa y elegante. Su prometido está en otra habitación arreglándose, pero por él no se preocupe, Benjamín le está ayudando. Tienes cuatro horas para dejarla hermosa. Ella me describe todo lo que debo hacer mientras estamos en el elevador. Este se abre y ella sale con su mismo andar, yo corro detrás de ella y entro a la habitación donde ya está Clarissa esperándome, con una bata de seda y unas pantuflas más caras que mi celular. Aun con la puerta abierta, escucho unas voces venir por el pasillo y una de ellas se asemeja a la voz de Julián, como instinto, salgo al pasillo para saber si es él el que está hablando, pero, ¿cómo podría ser él si está en un viaje de trabajo? Sin embargo, no logro ver a Julián, solo un hombre alto y serio mirándome sin perderse ninguno de mis movimientos. Disimuladamente ingreso nuevamente a la habitación y sonrío. —Buenas tardes, soy Cristin —Me presento, a lo que ella me extiende su mano y con una sonrisa llena de amabilidad se presenta. —Soy Clarissa, mucho gusto. Ahora entiendo porque su mejor amiga le ha querido dar este regalo, es una chica bastante linda y llena de amor. —Es un placer —Respondo más relajada—. Voy a comenzar haciendo una limpieza profunda en tu rostro y luego pasaremos al peinado, ¿de acuerdo? La chica asiente y toma su lugar en una camilla que han preparado improvisadamente, y yo comienzo a hacer mi trabajo. —¿Sabes Cristin? —me dice la chica—. Creo que me he ganado la lotería, tengo a un novio increíble. —Me alegra saberlo, ¿quieres hablarme de él? —cuestiono. —Sí, temo que, si no hablo de Alberto, me volveré loca. Estoy perdidamente enamorada de él, lo estoy desde que lo conocí. Nos conocimos hace tres años, cuando comenzó a trabajar para Benjamín, y hace un año que comenzamos una relación. Alberto es la persona más maravillosa que yo haya podido conocer en mis veinticinco años. Escucharla expresarse así de su novio, me hace pensar en Julián y en cuanto lo extraño. —Que hermoso, muchas felicidades —Menciono con nostalgia. —¡Amiga! —le grita Jenny—. Tienes un regalo de Julián Alberto. Al escuchar el nombre mi cuerpo se escalofría. —¿Tu novio se llama Julián Alberto? —Cuestiono con el corazón latiendo de prisa. —Así es —Clarissa responde con alegría y se levanta del asiento donde ahora se encuentra, pues ya la estoy peinando. > Me cuestiono en mi interior, sintiendo que mi alma se va a salir de mi pecho. Intentando no crear ideas erróneas en mi cabeza, continuo mi trabajo hasta terminar, pero lo hago en pleno silencio, escuchando las historias que Clarissa tiene que decir, y es como si todo lo que ella dijera, alguna vez las viví al lado de Julián. Tal vez es porque me estoy haciendo una película que no existe, y es mi cabeza jugándome sucio. —¡Te ves radiante amiga! —Halaga Jenny a Clarissa al ver mi trabajo terminado. La contemplo y estoy satisfecha con mi trabajo. —Muchas gracias Cristin —Me abraza Clarissa y yo solo quiero salir corriendo de este lugar, llamar a Julián y asegurarme que él no me está engañando. —Ha sido un gusto —respondo lo más normal posible—. Mi labor ha terminado, yo me retiro, que disfruten de la noche. Tomo mis cosas e intento salir de la habitación, sin embargo; Jenny me detiene. —Quédate, por favor, sería un honor para nosotras que nos acompañaras en este día, estoy segura que a Alberto le gustará conocerte. Intento negarme a la idea de quedarme, es como si mi corazón me dijera que debo irme y mi cabeza apoya esa idea, mas las insistencias de Jenny y sus amigas me han convencido de quedarme. —Haré una llamada, y ya casi estoy devuelta. Salgo al pasillo y me retiro de las habitaciones, llamo a Julián y este me responde. —¿Qué pasa amor? —Sabes que te amo, ¿verdad? —Suelto casi llorando, pero él no lo nota. —Y yo te amo a ti, mi princesa, pronto estaré en casa, lo prometo, sé que el trabajo está haciendo que nos distanciemos, pero ten por seguro que te amo. Esas palabras reconfortan mi alma. —Sé que me amas, cariño, y yo te amo ti. Odiándome por dudar de Julián, ingreso a la habitación y junto a Jenny me marcho hacia donde será la pedida de matrimonio. Es un pequeño espacio, completamente decorado con flores, un espacio demasiado hermoso y con un letrero que dice “¿marry me?” Me entregan una copa de vino para el brindis y me señalan donde debo acomodarme, allí, con las luces con resplandor tenue, dando un efecto romántico al lugar, escucho a Clarissa reírse y preguntar qué está pasando, pues trae sus ojos vendados —Tranquila —Le responde su padre. La colocan en medio del sitio, un hombre aparece entre la escasa luz, se acerca a ella. Le retira la venda de sus ojos y le hace la pregunta. Clarissa comienza a llorar y afirma que si quiere casarse con él. Las luces se encienden dejando ver a los prometidos besándose, pero es cuando ellos se alejan para brindar que me doy cuenta quien es el novio. Mis ojos se abren y la copa tengo es mis manos cae al suelo, rompiéndose en pedazos y llamando la atención de los invitados. —¡No puede ser! —Susurro y las lágrimas comienzan a rodar por mis mejillas. Julián que está tomado de la mano de Clarissa me mira, y con un semblante de susto, permanece allí sin decir y hacer nada más que verme. —¿Qué pasa? —Pregunta Jenny. Pero no respondo, solo comienzo a caminar en busca de una salida, miro hacia atrás y Jenny junto a Clarissa vienen atrás de mí, y atrás de ellas viene Julián, por lo que comienzo a correr con desesperación, necesito ir por mi auto y marcharme de este lugar. Sigo corriendo, cruzando el restaurante principal del hotel hacia recepción. Escucho truenos sonar, pero no me importa, cruzo la entrada del hotel y una lluvia torrencial me recibe, una lluvia que refleja como está mi corazón en este momento.   Corro por la acera y al ver que aun me siguen, intento cruzar la calle concurrida, pero unas manos me detienen y me halan. Alzo la mirada y allí está el mismo hombre que miré en el hotel, aquel que hablaba similar a Julián.