|02: "Verguenza"|

893 Words
Iana Bennett. — Ya entiendo porque todas chicas de la empresa andan alborotadas y también explica porque hay tanta prensa allá abajo. Los chicos rieron ante mi comentario. Debía relajarme y no mostrar aquello que Maximiliano Davis había provocado en mí. — No pensé que causaran tanto efecto. Bueno creo que todos los papeles están listos, llamaré a mi abogado para que los traiga enseguida. Mire a mi padre negando con la cabeza, sabía lo que pasaba cuando tenía al abogado en el mismo espacio que yo. Yo le gusto, incluso dice que esta "Enamorado" pero es una simple obsesión y no quería pasar vergüenza con los nuevos socios quienes seguían mirando mi trasero. Pervertidos. La puerta sonó y mi padre dio la orden para que pasara. El rubio entró sonriendo mientras caminaba hacía el escritorio, saludó a los chicos y cuando me miró quise esconderme o salir corriendo de aquellas cuatro paredes. — Hola hermosa Ian. — Hola Andrés. Miré a mi padre tratando de pedirle ayuda, pero el muy estúpido solo rio. Los chicos miraban la escena con curiosidad. Que no lo diga Diosito, por favor que no lo diga... — Desde aquella noche siento que me evitas. — No te evito... solo... he estado ocupada. — Ian, lo haces, creo que sientes vergüenza, o timidez, no lo sé pero sabes que estoy enamorado de ti, y no me importa que te desmayes cuando me ves desnudo. Es un maldito... Lo mataré. Mi padre estalló a carcajadas, David y Dylan igual, vi el rostro de Maximiliano, y solo me miró con una sonrisa en sus labios. Ese imbécil. — ¿Qué quieres decir con eso Andrés? Creo que hoy es un buen día para que alguien muera. Mi padre preguntó con la curiosidad, y mis mejillas se tornaron rojas, la vergüenza que sentía no era normal. — Yo mejor me voy. Hablé caminando hacía la puerta tapando mi rostro con la mano, antes de salir miré a mi padre y lo fulminé con la mirada, no puedo creer lo que acaba de hacer. Max Davis. No puedo evitar sonreír a la escena que acabo de ver con mis ojos... Se desmayó al ver al abogado desnudo. Jamás había visto a una mujer tan tímida en la parte del sexo. La mayoría eran unas sádicas, la mitad eran semi sádicas y en el círculos de las vírgenes estaba ella, la única. Cuando la vi, pensé que estaba viendo una escultura, en foto no se veía tan bien como en persona. Qué cuerpo se gasta. Su padre se daba cuenta de la situación en la que nos encontrábamos los tres... Admirando su figura física. Es hermosa, su rostro, sus labios, su cabello largo, su ojos color miel, pude detallar cada parte de su rostro y es hermoso. Se veía una chica tranquila, y por lo visto le huye a los enamorados. Más que perfecto para mí. — Discúlpame Federico, no quería hacer esto. — Tu tranquilo Andrés, ella siempre es tímida... Una vez la encontré gritando en su habitación, tenía diecisiete, me acerqué a ella para ver que estaba pasando y ella estaba viendo porno en su laptop. La verdad quisiera que dejara de ser así. Sonreí. Gracias por el dato Federico. — Bueno nosotros queremos firmar Federico, y arreglar todo para la junta de mañana y la fiesta de celebración de todas las empresas juntas. Hablé sonriendo. — Me parece una excelente idea Max,  Bueno solo deben firmar aquí, y todo estará bien. Tomé mi bolígrafo de la suerte y firmé al igual que Dylan. Al terminar estrechamos las manos en forma de despedida. Salimos de la oficina hasta llegar al ascensor que se encontraba al final del pasillo, entramos y este empezó a bajar. — ¿Crees que ella aceptaría salir conmigo? La voz de Dylan, hizo que me pusiera serio... Ella no estará contigo idiota. — Pregúntaselo. Respondí seco. Ella no puede hacerlo. — Mañana podrías preguntarle. Opinó David, no sé porque, pero mi rostro en este momento estaba un poco serio por la pregunta de Dylan, y sentía la necesidad de ir tras ella antes que él — Mañana en la junta le preguntaré. Asentí y mis manos se volvieron puños ¿Porque estoy así? Apenas y acabo de presentarme a ella. Es que siento una atracción hacía ella desde la primera vez que él me la mostro, como si una voz me gritara por dentro que ella debe estar conmigo. Pero no para involucrarme de manera sentimental, me daría asco. Siento que debo enseñarla a que sepa todo de un hombre. Y a que deje esa pena. Llegamos a la recepción, y vimos que la prensa al vernos empezó a llamarme. Ser famoso trae sus privilegios de tener chicas por todos lados, y amaba eso. — Max, Max... ¿Podría decirnos algunas palabras? — ¿A qué se debe esta visita a Seattle? Varios reporteros me preguntaban más cosas, a lo que solo respondí algo mínimo que los calmara, ya que quiero llegar al hotel y solo darme una ducha. — Estoy por razones de negocios, por ahora no puedo dar detalles sobre el asunto. Pero puedo decir que muy pronto lo sabrán, hace varios meses se hizo la construcción de mi nueva sucursal. Planeo quedarme en permanentemente en Seattle, y podría decir la próxima semana será la inauguración, los espero allá. Caminé a pasos firmes hacía la  camioneta donde me esperaba el chofer, entre y deje mi cabeza en el espaldar. — ¿Le fue bien señor? — Si, no sabes a la belleza de mujer que conocí. — Me alegra que vaya a sentar cabeza señor. — Eso no Fabio, jamás podré hacerlo y menos con ella.
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