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Después de irme a la cama, sí… me fui a la cama porque Francesco recibió una llamada de su novia, que estaba en el hospital a punto de morir. Así que no quise drama, no quise nada de eso, simplemente me levanté, apagué las luces y me tiré en la cama. No era mi problema. Bueno… sí, un poco. Pero no quería admitirlo.
Dormí poco. Entre sueños escuchaba pasos, puertas, y su voz. No sé si hablaba por teléfono o consigo mismo, pero en algún momento escuché su risa. Y yo ahí, con la almohada sobre la cabeza, repitiéndome que no me importaba, que no me dolía, que no era nada.
Cuando desperté, el sol ya estaba entrando por la ventana. Me dolía la cabeza y tenía el cabello hecho un desastre. Lo primero que pensé fue: “tengo que irme de aquí”. Pero claro, no ten
