++++++++++++++++ No sé cuánto tiempo pasó. Pudo haber sido media hora, pudo haber sido un par de minutos, pero de pronto el golpe de unas palmadas contra mis brazos y el grito de su voz me arrancaron del descanso. —¡Isabella, despierta! ¡Isabella, tienes que ir conmigo! ¡Isabella, hazme caso! ¡Niña, levántate, pero yaaaaaa! Abrí los ojos de golpe, medio asustada y medio molesta. No puede ser, yo quiero dormir, nooo, no es justo que en medio de un sueño maravilloso me despierten, síii. En ese sueño me estaba proponiendo matrimonio, un hermoso y guapísimo hombre del que me sacaba de la pobreza. Ash, pero ahora, nooo, mamá siempre aparece en el momento menos indicado. —¡Ya, ya voy, mamá! —le respondí con la voz arrastrada, renegando, mientras me tallaba los ojos—. No me pegues, yaaaa, ta

