Yo soy la ley

1127 Words
— Bastián POV — Trece años después. —La junta directiva ya está reunida, señor Dumont. ¿Desea que le ayude con algo más? —No. Gracias. Puede retirarse. —Sí señor. Observo un minuto más el paisaje que tenía a mi vista desde mi oficina. Los recuerdos del pasado pasan ante mis ojos de una manera muy clara. Mi venganza aún debía esperar. Quería esperar hasta que llegará el momento perfecto. Han pasado trece años y he esperado todo este tiempo pacientemente, esperar un poco más no sería un problema para mí. Antes de salir de la oficina recibo una llamada de mi adorable esposa. —Hola, cariño. —Hola, preciosa. ¿Cómo estás? —Bien. Los niños y yo, estamos bien. ¿Qué hay de ti? —Voy camino a la reunión con la junta directiva. —Eso suena aburridor. —Lo es, un poco. ¿Cómo te sientes? —Estoy bien, pero estoy un poco agotada. Los niños son como unos huracanes. —Volveré temprano a casa. —Pero no llevas mucho tiempo en la empresa. Aún es temprano. —No importa. Soy el gran jefe, puedo irme y volver cuando quiera. —Está bien. No voy a entretenerte más. Te prepararé algo delicioso para la cena. —O puedo pedir algo al chef de tu restaurante preferido y llevarlo a casa. —No. Quiero cocinar para mi dulce esposo. —De acuerdo. —¿Te molesta eso? —Para nada. Me encanta tu comida, deberías tener muchas estrellas Michelin por tu capacidad culinaria. Tu comida siempre es exquisita —. Escuchar su dulce risa hace que todo valga la pena. —Eso lo dices porque soy tu esposa y odias que eche de nuestra habitación — se ríe de nuevo —. Ven temprano a casa, te tendré una sorpresa. —Dalo por hecho —. Cuelga la llamada. Camino hasta la sala de reuniones donde será llevado a cabo la hora más aburridora de mi día. Todos se colocan de pie cuando entro y toman asiento una vez que yo lo hago. —Buenos días a todos. —Buenos días, señor Dumont —. Responden todos. —¿Qué tenemos para hoy? —. Observo a todos que están en silencio hasta que uno de ellos toma la valentía para hablar. —El nuevo prototipo está casi listo, señor. Aún está siendo evaluado para comprobar que es seguro lanzarlo al público. —¿Cuándo estará listo? —En dos semanas, ¿señor? —Bien. ¿Algo más? —. Pregunto tras dar mi aprobación silenciosa sobre las dos semanas que me ha pedido, pues en lugar de sonar como una afirmación, era más como si deseará ese favor. —Estamos esperando que nos informen de que el nuevo prototipo está listo para dar comienzo con la publicidad acordada. Hasta el momento no hay ningún problema de nuestra parte, señor. Todo está en orden. —¿Qué hay del área financiera? ­—. Todos se vuelven a quedar callados ante mi pregunta. —Señor, me temo que en nuestra área hay un problema — miro al hombre que llevaba un traje n***o con corbata negra y su cabello rubio parecía que había robado todo el gel que puede existir para peinarlo —. Bueno… —Hable claro y sea conciso. —Sí, señor —. El pobre hombre parecía que estaba a punto de desmayarse —. Descubrimos que uno de los empleados a cargo de llevar el registro del presupuesto que ha sido destinado para la creación de este nuevo prototipo, bueno, él… Me temo que lo ha estafado y ha huido, señor. — Todos hacen ruidos por no entender lo que sucedía —. Ya he ordenado que lo busquen para que responda ante usted y la ley. —Yo soy la ley. —¿Qué vas a hacer? —, miro a Kadir, quien ha estado en silencio hasta hace un momento —. ¿Debemos buscarlo? —¿Cuánto se ha llevado? —, le pregunto al director del área financiera. —Cerca de cincuenta mil dólares, señor. —No es la gran cosa. Eso no es nada para mí. Sin embargo, odio la traición. Kadir encárgate de encontrarlo y tráelo ante mí. — Todos se estremecen al oír mi voz, excepto él. —Será un honor. —Es todo por hoy, pueden retirarse. Nadie espera a que repita la orden. Todos se retiran tan rápido como puede para huir de mí, excepto Kadir. —¿Realmente te molesta la idea de que te robaran cincuenta grandes? —No me importa, esa cantidad es muy mínima para mí. Sin embargo, por muy mínima que sea, debo enseñarles que conmigo no se juega. —Lo sé, amigo. Ambos nos parecemos, pero de los dos, tú eres más letal. —Eso ya lo sé. —¿Cómo están Caroline y los niños? —Bien. Están en casa y pienso irme de inmediato, quiero verlos. —No llevas mucho tiempo de estar lejos de ellos. —Creo que Caroline está embarazada. —¿Cómo dices? —Aún no está confirmado. —¿Cómo se supone que está embarazada si no lo han comprobado aún? —Sus pechos se hicieron más grande y vive antojada de fresas con chocolate. Durante el embarazo de los mellizos fue similar, solo que esa vez era fresas con crema chantillí. Esta vez está obsesionada con el chocolate. —¿Ella te ha dicho sus sospechas? —Creo que ella no se ha dado cuenta del cambio en su cuerpo. Aunque si ha notado que ha subido unos kilos de más. Estaba muy furiosa hace dos días cuando uno de sus vestidos favoritos no le quedaba. —Amigo, felicidades. Digo… Aún deberían verificarlo con un doctor, pero si lo sospechas debe ser cierto. Tu intuición nunca falla. Así que, felicidades. —Gracias. Debo irme, quedas a cargo de la empresa. —Por algo soy el vicepresidente, ¿no? —. Su sonrisa es igual de genuina a como ha sido desde niño, pero era una sonrisa genuina que solo ponía cuando estaba conmigo, Caroline y los niños. Con las demás personas siempre era un lobo feroz. —Sí. Por algo lo eres. No olvides pasar por casa, estoy seguro de que los niños y Caroline se alegrarán de ver que regresaste con vida. —Bueno, he venido directo a la empresa tras aterrizar. Pasaré más tarde a saludar o de lo contrario tu esposa me matará por no haber ido de inmediato. —Eso es verdad. Le diré que prepare un plato más. —No me perderé por nada del mundo su comida, tómalo por hecho. Iré cuando solucione todo aquí. Nos vemos, hermano. —Nos vemos.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD