Estamos becados

1119 Words
— Kadir POV — Suspiro al ver que nuestras vidas han sido duras, pero al mismo tiempo felices. Bastián es mi mejor amigo, pero más que un amigo es mi hermano. Cuando él estaba cumpliendo seis años llegué a su vida. Él tan solo es mayor por alrededor de unos nueve meses, por eso lo suelo llamar hermano mayor. Una enorme diferencia entre los dos es que a Bastián lo abandonaron cuando era un bebé. Jamás ha conocido a sus padres y a veces eso suele ser mejor, en cambio, yo… Conocí a mi madre y viví con ella durante mis primeros cinco años, pero falleció de un infarto por tanto trabajo y estrés. Éramos solamente nosotros dos, no conocí a mi padre y ningún otro familiar. Mi madre sostenía tres trabajos al mismo tiempo para darme de comer y un techo en el cual vivir. Nos mudamos de Estambul a Múnich cuando yo tenía un año de edad. Al ser inmigrantes, ella tuvo que trabajar en lo que pudiera y no ejercer lo que había estudiado. Después de su muerte y al no tener ningún familiar que me acogiera, llegué al orfanato donde conocí a Bastián. Los dos hemos estado juntos desde entonces, él cuidaba de mí y yo de él. Cuando teníamos trece años comenzamos a trabajar, pero desde muy niños fuimos muy estudiados, siempre nos interesaba aprender nuevas cosas, pero lo que más me motivaba a estudiar y no detenerme era Bastián. Los dos hicimos una promesa de convertirnos en los mejores hombres y que seríamos ricos. Queremos ser hombres de principios y no hombres deshonestos. Jamás seremos capaces de abandonar a nuestras familias futuras, porque sabemos el sufrimiento que se vive al no tener a alguien de tu sangre que te amé y saber que no les importas nada. Fui a la biblioteca para estudiar y ayudar a mamá Emma al mismo tiempo mientras Bastián iba a su trabajo de medio tiempo. Los dos tenemos planeado estudiar fuera del país y comenzar una nueva vida juntos. —Hijo, llegaste. —Hola, mamá Emma. —¿Qué tal la escuela? —Aburrida. —¿Y Bastián? —Fue a trabajar. —Me pone triste que ustedes dos deban trabajar siendo tan jóvenes, lamento no poder darles todo lo que me hubiera gustado. —No te pongas triste, mamá. Sabes que nosotros te amamos y que siempre estaremos agradecidos de que cuides de nosotros y nos ames. —Pero me hubiera gustado darles un hogar. —Pronto mamá. ¿Olvidaste la promesa? — niega en silencio. —Pronto. —Exacto. ¿Necesitas ayuda con algo? —No, todo está en orden. —Bien, adelantaré el último trabajo de la escuela. Llámame por si necesitas algo. —Lo haré. Toma tu almuerzo — me entrega la comida y me besa la frente. —Gracias, mamá. Camino hasta un rincón de la biblioteca y me siento a comer el delicioso almuerzo que ha preparado mamá Emma. Su comida era muchísimo mejor que la comida de la escuela y mejor aún, que la del orfanato. Tras terminar de comer, guardé las cosas en la bolsa de flores que me ha entregado mamá Emma y me concentro en la tarea. Adelanto lo que más puedo para que a Bastián no le quede difícil al volver de su trabajo. Unas horas más tarde, cuando ya ha anochecido y era hora de cerrar la biblioteca, guardo mis cosas y regreso con mamá Emma para ayudarla a cerrar la biblioteca e ir a su casa. —Bastián no tardará en salir del trabajo, debemos apresurarnos para preparar la cena. Apuesto a que también mueres de hambre. —Oh. Estoy muriendo — bromeo fingiendo una escena de teatro y ella se ríe. —Deja el drama y ayúdame a cerrar — me regaña dándome un pequeño pellizco en la mejilla. —Está bien, mamá. Caminamos tomados de la mano y hablamos de nuestro día hasta volver a su casa. Mamá Emma había comprado con mucho esfuerzo la pequeña casa de tres habitaciones pensando que conseguiría aprobar en los papeles de adopción y cuando supo que no lo había logrado, lloró sin parar y fue ahí cuando Bastián y yo prometimos convertirnos en los mejores para darle todo a ella. En el orfanato, al ver que ella se esforzaba por conseguir la custodia de nosotros, llegaron a un acuerdo, entre semana debíamos estar en el orfanato y los fines de semana podríamos estar con ella bajo supervisión. Los tres aceptamos la propuesta que nos dieron y es así como hemos vivido los tres. Tras dos años de vivir así el orfanato bajo las exigencias en la supervisión poco a poco hasta que ya no colocaban problemas cuando no volvíamos entre semana como debíamos hacer. Sin embargo, Bastián y yo éramos de palabra y las pocas veces que no conseguíamos llegar al orfanato por salir tarde del trabajo o por el clima, dábamos aviso al orfanato para que no levantaron alguna alerta en contra de mamá Emma. —Yo abro — grito al escuchar que tocan la puerta —, hola hermano. —Hola. —¿Cómo te fue? —Bien. —La cena está casi lista. —Bien. Bastián pasa por mi lado tras saludarme y va a saludar a mamá Emma para después ir a duchar. Supe que algo andaba mal por la manera en cómo ha hablado y el cómo ha evitado verme a la cara tras su llegada. Eso me pone inquieto, porque cuando él se pone en esa actitud significaba una cosa: PROBLEMAS. Espero pacientemente a que él termine de ducharse para que me cuente qué ha sucedido, mientras tanto ayudo con la cena. —¿Pasa algo, hijo? —No. Bueno, si… ¿Notaste algo raro en Bastián cuando ha llegado? —No. ¿Debo preocuparme? — iba a responder, pero Bastián se me adelanta. —No, mamá. Todo lo opuesto — me mira —, estamos becados. Nadie hace un solo ruido y tampoco mueve un solo musculo cuando él habló. —¿Qué? — decimos mamá Emma y yo al unísono. —Estamos becados. Cuando repite lo que dice todos gritamos y saltamos de alegría por la noticia. Este era el mejor momento para todos. Mamá Emma llora de alegría y nosotros solamente pudimos abrazarla para que no llorará. —Estoy tan orgullosa de mis hijos. ¡Qué felicidad! Debemos celebrarlo. Haré una torta de manzana, ustedes vayan comiendo la cena — corre a preparar la torta. —¿Es real? —Lo es, hermano. Nos iremos a Suiza y comenzaremos una nueva vida. —No me lo puedo creer. —Tampoco yo. —Estamos becados. —Estamos becados.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD