Capitulo 8 Solo tuya

4934 Words
Sakura -Creo que esto del sofá es sola para ti - digo acomodándome en su pecho, no dice nada pero puedo vislumbrar una pequeña sonrisa en su rostro aunque aún mantiene los ojos cerrados, y si no hubiera sido por aquella sonrisa diría que aun duerme plácidamente, llevamos alrededor de 15 minutos despiertos, aun el amanecer no hacia acto de presencia, dejando a la oscuridad reinar por un rato más; sin embargo esta no me incomodaba como noches anteriores aun siendo mi única compañera en mis noches de soledad y es que por primera vez desde hace mucho tiempo no volvía a sentirme sola. -En que piensas?- pregunta de repente. - En nada- me limito a responder sin embargo sé que esta respuesta no ha sido lo que en verdad quería escuchar pero aun así no me sigue cuestionando y regresamos aquel silencio, siento el rose de las yemas de sus dedos sobre mi brazo, es un rose placentero y delicioso, no entiendo como Sebastián podía ocasionar tantas sensaciones en mi con aquel simple rose. -Esta vez será la última que duerma en el sofá- dice y esta vez soy yo quien sonríe.- Amenos de que tu vulvas a dormir a mi lado- vuelve hablar. Aquello solo me hace sonreír un poco más, acurrucándome también un poco más en su pecho. -Debo ser sincera y confesar que Carlos preparo tu habitación desde ayer- -Entonces serás la única culpable de mis dolores de espalda, espero sepas dar buenos masajes- -En realidad no- digo parándome y sentándome arriba de el con mis piernas a los costados-Sin embargo podría hacer algo más para aliviar tu dolor – digo sin más y comienzo a besarlo, dispuesta a comenzar con aquel juego, con aquel juego tan placentero y del que ambos disfrutábamos tanto…. -Buenos días Renata -saludo a mi secretaria en cuanto llego a la oficina. -Buenos días Señorita Sakura- responde con aquella sonrisa tan característica de ella y que esta ves respondo. -Algún pendiente?- -Ninguno, solo han dejado algo para usted en su oficina- Miro algo extrañada a Renata y sin pensarlo encuentro en mi oficina 3 arreglos florales con una flor muy característica de japon y que llevaba mi mismo nombre, la flor de cerezo y que en lo particular son mis flores favoritas. No puedo evitar sonreír aún más y acércame rápidamente hasta ellas llenándome por completo de aquel aroma que desprendían y que tanto me fascina. Noto que poseen una tarjeta y sin más la tomo para leerla. "Quiero más noches como las de ayer, donde te entregues a mí y me permitas entregarme a ti, donde no solo nos una la pasión, no importaran los dolores de espalda mientras tu estés ahí. Quiero más que solo una noche, simplemente te quiero a ti…. Sebastian." En cuanto termino de leer aquello salgo en dirección a su oficina pero a medio camino recuerdo que no se encuentra ya que tuvo que salir y sin más decido regresar a mi oficina y marcarle a su teléfono. Lo escucho sonar una, dos veces y es hasta la tercera a la cual responde. -Si tan solo ha pasado media hora desde de que nos vimos, no me digas que ya me extrañas- me dijo en su son burlón. -Adivina, acabo de recibir un vergonzoso desfile de flores- dije tomando una entre mis manos y volviéndola a oler. -¿Vergonzoso? Pero si pedí que fueran las más hermosas que tuvieran- No puedo evitar reír y es que desde que había iniciado esta nueva oportunidad con el no podía dejar de sonreír, algo había en él, o tal vez me había contagiado esa manía suya de sonreír a todo. -Gracias- le digo sinceramente. -De nada preciosa- Sebastián Nunca antes había sido detallista, sin embargo con ella me había nacido, hubiera deseado poder entregárselas yo mismo aunque claro gracias a Itami no había podido ya que se le había olvidado decirme que hoy tenía una reunión con el dueño de las empresas Slim. -Buenos días- le dije a la recepcionista del restaurante- el señor Fernando Slim me está esperando- Ella reviso lo que parecía ser una lista y enseguida asintió. -Sígame- y así lo hice, me llevo hasta la mesa donde ya me estaba esperando. -Buenas tardes Kennedy- -Buenas tardes señor Slim- -Hace tiempo que no nos vemos muchacho, me alegra saber que por fin has decidido acerté cargo personalmente de la empresa de California, y dime como está tu padre? -Muy bien Señor, gracias- -Me alegra, pero supongo que tienes cosas que hacer así que iré directo al grano, he decidido vender una parte de las acciones de la empresa que tenemos aquí y me gustaría que ustedes la compran- Me costó un poco responder Slim al igual que los Kennedy eran las mejores empresas en su ramo, ninguno de los dos tenía problemas económicos así que no entendí claramente porque quería vender parte de sus acciones. -A qué se debe esta repentina propuesta?- pregunte a lo cual él sonrió. -Solo te diré que ya no soy tan joven como antes, y la empresa que tenemos en China necesita de mi supervisión inmediata- -Lo entiendo- dije- Pero si mal no recuerdo tiene un hijo- su sonrisa se borró en cuanto mencione a su hijo. -Él ha decidido hacer su vida y tomar su propio camino- contesto simplemente. En verdad que todo esto era desconcertante, de la nada que Slim quisiera vender acciones de su empresa era algo verdaderamente sorprendente y a lo cual no desaprovecharía la oportunidad ya que con esto lograría consolidar a las empresas Kennedy como la mejor en el ramo, aunque había una duda en mi cabeza quien se haría cargo de la empresa. -Aunque quien podría hacerse cargo de ella?- pregunte más para mí mismo que para el. -Déjame decirte algo muchacho, tu cuentas con la solución, tienes a la mejor jefa de publicidad y mira que hace tiempo le pedí que aceptara trabajar conmigo pero se ha negado, pero pienso que la pequeña Sakura no se opondrá a llevar la empresa si ahora ustedes cuentan con acciones- concluyo esbozando su sonrisa socarrona. -La pequeña Sakura?- no pude evitar preguntar ante lo cual él sonrió más. -Solo te diré que la conozco mejor de lo que tú crees, y fue una verdadera lástima que no quisiera trabajar para nosotros, en fin sería una verdadera pena que no le dieras el lugar que se merece, esa mujer vale su peso en oro- Tenía verdaderamente claro lo que Sakura valía no necesitaba que nadie más viniera y me lo dijera, con aquello que me había dicho Slim sobre que la conocía más de lo que yo creía debo admitir que hizo que algo dentro de mí surgiera, no me gustaba pensar que tal vez Sakura y el tuvieron algo… la simple idea me hacía volverme loco sin embargo no podía sacar mis propias conclusiones, para eso tenía que hablar con ella aunque sabía que no era tiempo y tendría que esperar y pues aunque todo marchara bien no podía presionarla y obligarla hablar sobre su pasado, así que lo mejor sería ir con calma y ahora más que nunca aceptaría comprar las acciones y si en algo estaba de acuerdo con ese hombre era que Sakura se merecía eso y más. -Acepto- dije sin más. -No consultaras con tu padre antes?- pregunto -Se reconocer cuando algo vale la pena y cuando no, espero toda la información lo antes posible, que tenga buen tarde- y sin esperar respuesta alguna me fui de ahí, lo único que deseaba era llegar a la oficina y ver a Sakura. Sakura -Quien lo diria, Sakura Santana sonriendo- escucho la coz de Monica la cual me sobresalta un poco. -No sé a qué te refieres- le digo regresando la mirada a los papeles que tenía en la mano. -Apuesto a que esas sonrisas se deben a esas flores, déjame adivinar quién te las dio, acaso abra sido mi primito Sebastián- No puedo evitar sonreír ante todo lo dicho por Monica y negar a la vez con la cabeza. -Hay Sakurita, Sakurita, Sakurita se ve que lo traes en las nubes - -Monica- le digo. -Es la verdad querida prima- -Monica solo estamos saliendo- le recuerdo. -Llámalo como tú quieras para mí ya eres mi prima, aunque debo admitir que me encuentro un poco celosa y como no si desde que andas con mi primo me tienes muy abandonada- cuando concluye hace un puchero que la hace ver muy graciosa. -Lo siento- digo sinceramente. -Solo aceptare esa disculpa si esta noche salimos a bailar- -Mónica tenemos mucho trabajo, te recuerdo que varios se entregan en estos meses y aún tenemos cuentas pendientes- -Lo sé, lo sé- dice moviendo su mano para restarle importancia.- Pero si no lo hacemos ahora, no lo haremos después, la carga de trabajo será más. Sé que tiene algo de razón y además que hace tiempo que no salía por un buen trago así que sin más decido aceptar. -Supongo que le dirás a Sebastián?- pregunta. Asiento con la cabeza y es hasta ese momento que me doy cuenta que será la primera vez que salga con alguien y no en plan de solo pasar una noche, siento como a mi cuerpo lo recorriera un escalofrió ante aquello, Sebastián definitivamente estaba cambiando mi mundo por completo y aunque sintiera un poco de miedo debía de admitir que estos cambios me agradaban. Camino hacía la oficina de Sebastián esperando que ya se encontrara ahí, aunque para eso primero tenga que ver a su secretaria. -Esta Sebastián en su oficina?- le pregunto. Ella al escucharme levanta la mirada de lo que fuera que estaba leyendo y me mira von cierta altanería de pies a cabeza, rio interiormente.¿ acaso esa mujer pensaba que me podía intimidar? -El señor Kennedy no ha llegado- responde y una sonrisa se forma en sus labios- me hablo hace un rato para avisarme que llegaría después de la comida. ¿acaso a usted no le aviso?- Se lo que esta mujer estaba planeando pero en lo absoluto caería en su juego. -Es cierto ya lo recuerdo, me lo dijo le marque para agradecerle por aquellas flores que me mando- en cuanto dije eso la sonrisa de ella se desvaneció- Que olvidadiza ando y como no después de la noche tan placentera que pase ayer, tu entiendes verdad- concluí guiñándole un ojo y siendo yo quien sonriera esta vez. Y aunque obtuviera de nuevo el triunfo ante la tal Itami estaba algo preocupada por Shaoran, en lo que llevaba de tiempo ninguna reunión le había tomado casi toda la tarde, me preguntaba cuál era el verdadero motivo por el que demoraba tanto y estaba dispuesta a marcarle pero como si leyera mi pensamiento, él fue quien marco. -Hola preciosa- escuche que me dijo en cuanto respondí ocasionando inmediatamente una sonrisa en mi rostro. -Señor Kennedy creí que se había olvidado de mí- Lo escuche lanzar un suspiro lo cual me puso un poco nerviosa. -Eso nunca preciosa, más bien llamo para invitarte a cenar, que dices ¿aceptas?- -Me gustaría señor Kennedy pero temo debo decirle que esta noche ya me encuentro ocupada, pero déjeme checar mi agenda y yo le aviso- Lo escuche gruñir en cuanto termine de hablar y esto ocasiono que quisiera reírme a un mas pero me aguante las ganas. -¿Con quien saldrás?- -Eso no puedo decirle- dije en son juguetón. -Sakura- dijo y supe que se estaba molestando así que decidí terminar con esto. -Por el momento me estoy quedando en su casa, es dueño de la empresa donde trabajo y su apellido es Kennedy y por cierto es el hombre más apetecible que he conocido en mi vida- Después de unos segundos de silencio lo escuche carraspear lo cual me indico que aquello le había gustado pero también lo había hecho sonrojar. -Creí que no querías salir a cenar- -No a cenar precisamente pero me encantaría bailar- Decidí ir a mi casa a cambiarme y arreglarme y en cuanto llegue una ola de tristeza me embargo, no extrañaba para nada mi casa y el estar aquí solo me hacía recordad lo miserable que estaba siendo mi vida hasta que el llego a ella, sin pensarlo sonreí y es que solo con pensarlo me embriaga una felicidad de la cual el solo era responsable. Sin pensármelo más decidí salir rápidamente de ahí pero al bajar para tomar un taxi ya se encontraba ahí Sebastián recargado en su carro con una pose tan relajante lo cual me encanto, en cuanto me miro me recorrió completamente lo cual ocasiono que la piel se me erizara, y es que con su sola mirada clavada en mi la cual desprendía fue me pedía agritos dejar atrás lo del baile y mejor dedicarnos al mayor de los placeres, aun sin importar la alegre Monuca que me miraba sonriendo desde la parte trasera del carro y fue aquello lo que me hizo reaccionar. Él se acercó hasta mi con paso seguro y en cuanto llego se lanzó sobre mi literalmente devorando mis labios, en un momento me tomo por sorpresa pero después no hice más que responder aquel beso tan ardiente que me deseaba que comenzara con algo más. -Si se ponen así solo por unas horas sin verse no me quiero imaginar cómo se pondrán después- El comentario de Monica ocasiono que nos separáramos o más bien nuestro labios. -Te vez hermosa- susurro. -Y tu muy apetecible- dije lo cual ocasiono que me quisiera volver a besas pero no sucedió ya que Monica volvió hablar. -Quiero ir a bailar, ya tendrán después el resto de la noche para terminar sus asuntos- Sebastian volvió a gruñir y se separó completo de mi acompañándome hasta la puerta para abriera. -Creí que iba a ser el único Kenney aquí- -Nunca respondí aquello- sonreí y sin más entre al carro. -Sebastian por favor- repetía Mónica una y otra vez. -He dicho que no- le contestaba este simplemente. -Sebastián- volvía hablar mi amiga. -Mónica he dicho que no- -Sakura por favor- me dijo esta vez a mí. La mire y tenía puesta su mirara de corderito, lo único que ella quería era que Sebastián bailara con ella pero este se la había pasado negándose, sabía que quería que interviniera y sin más suspire dispuesta hacer lo que ella pedía aunque claro no garantizaba que el me hiciera caso. -Sebastian- llame y el aludido me miro, puse mi mejor mirada dispuesta a convencerlo de que bailara con Monica- por favor- sabía que el entendía de lo que estaba hablando, me miro por una fracción de segundos y sabía que estaba debatiéndose y sin más asintió y le ofreció la mano a Monuca. Sonreí ante mi victoria y viendo a mi amiga muy alegre dirigirse a la pista de baile. La música que comenzó a sonar tenía un ritmo agradable que también ocasiono que me dieran ganas de bailar aunque claro ahora me tocaría esperar solo esperaba que repitieran aquella canción en algún momento de la noche, tome un poco de mi bebida mientras veía a Monica bailar y a Sebastian tratando de seguirle el paso cuando de repente sentí como una mano se posaba sobre mi hombro lo cual ocasiono que volteara enseguida encontrándome con Mick. -Hola Sakura- me dijo en forma de saludo. -Mick- respondí simplemente. -Es bueno verte de nuevo- hablo sentándose en mi mesa- hace tiempo que no me visitas- Se claramente a que se refería, después de a ver estado con el aquella noche supe que había cometido un error sin embargo era algo que no podía cambiar. -Ya te he dicho que yo….- -Sí, si ya sé que tú no repites, sin embargo esperaba que conmigo hicieras una excepción – -¿Que se te ofrece Mick?- pregunte a lo cual el ensancho su sonrisa. -Solo he venido a saludar y a pedirte que bailes esta pieza conmigo- dijo ofreciéndome su mano, la mire por un par de segundos y estaba dispuesta negarme cuando al levantar la mirada me encontré con un par de ojos ámbares que miraban a mí y a mi acompañante: sin pensárselo dos veces comenzó a caminar hacia mí y Mick. -Si acepto bailar contigo me dejaras en paz?- Lo vi mover la cabeza de manera afirmativa y sin pensarlo más acepte su mano ante la tónica mirada de Sebastián. Sebastián Nunca me había considerado un buen bailarín es por eso mismo que no había aceptado bailar con mi prima pero en cuanto Sakura me lo pidió no ´pude negarme, era como si solo deseara complacerla y verla feliz, si sé que esto es patético, yo soy un patético pero como decirle que no a ella. Había tratado de hacer todo lo posible para seguirle el paso a mi prima sin embargo esto me era muy difícil, resignado hacer el ridículo decidí mejor mirar a Sakura aunque aquello no fue una buena idea ya que la vi hablando con un tipo y el cual le ofrecía la mano, sentí mi sangre hervir, quien demonios era ese sujeto? Y porque la invitaba a bailar? Nunca me había considerado un hombre celoso sin embargo con Sakura estaba descubriendo facetas que ni yo mismo conocía. Ella se percató de mi mirada y al ver que aun así ella no echaba a ese tipo sentí una corriente liquida hirviendo invadirme y si ella no lo hacia lo haría yo, así que sin pensármelo comencé a caminar hasta donde estaba ella y aquel imbécil pero cuál fue mi sorpresa al verla aceptar la mano de aquello tipo y pasar a un lado mío rumbo a la pista de baile. Sin más regrese a la pista de baile con mi prima quien no se había percatado de nada y no regrese para intentar bailar, no nada de eso sino para observar más de cerca de Sakura y aquel imbécil, Sakura trataba de bailar lo más alejada de aquel tipo sin embargo este no parecía contento con aquel idea ya que trataba de acercar lo más posible a Sakura a su cuerpo, mi autocontrol estaba a punto de irse muy lejos, si volvía a tocar a Sakura era hombre muerto y ella pareció leerlo en cuanto nuestras miradas se encontraron, en su mirada pude percibir lo que parecía ser una disculpa sin embargo me encontraba verdaderamente furioso más porque ella había aceptado y entonces todo termino me abalance sobre aquel sujeto quien se aprovechó del descuido de sakura para tomarla de la cintura y plantarle un beso , no sé exactamente como sucedió solo sé que estaba moliendo aquel tipo, la furia que sentía por fin estaba siendo liberada, de repente sentí como me tomaban del brazo intentando apartarme sin embargo era algo imposible, esa insistencia duro un par de minutos hasta que aquella voz me inundo. -Sebastián- por favor- eso fue todo lo que necesite para dejar aquel tipo casi inconsciente y dirigir mi mirada a Sakura, estaba molesto y no solo mi molestia iba con aquel imbécil que en estos momentos estaba siendo ayudado a levantarse. -Es hora de irnos- hablo esta vez Moniva quien tomo a Sakura del brazo y comenzó a caminar rumbo a la salida, le eche un último vistazo a sujeto aquel quien estaba sentado ya en una silla con lo que parecía ser una bolsa de hielos en el ojo. Quise regresar a decirle que no volviera acercarse a ella sin embargo algo me lo impidió y sin más decidí seguir a Monica y Sakura. El camino a casa fue en completo silencio, incluso Monica se mantuvo así cosa que le agradecía, La llevamos a su casa y después llegamos hasta mi casa y sin esperar que ni estacionara bien el carro Sakura salió de esta hecha una furia. Ahora resultaba que ella era la molesta? Esto solo intensifico mi malestar y sin más salí tras de ella. Al no verla en la sala supuse que se encontraba en su cuarto y al entrar me di cuenta que estaba preparando su maleta, esto me hizo sentir una opresión en el pecho, tome un poco de aire antes de hablar. -¿Se puede saber qué haces?- pregunte estando a unos pasos de ella. -Acaso no es obvio- hablo sin mirarme y guardando lo más rápido posible su ropa. -¿Ahora tu eres la ofendida?- cuestione arrebatándole la prenda que tenía en las manos para así lograr que me mirara, lo cual no hizo. -Sera mejor que me vaya - repuso y eso detono aún más mi furia, me acerque hasta ella tomándola de las manos sin lastimarla ocasionando así que por fin me mirara. -Quien era aquel imbécil?- cuestione, pero ella solo me miraba y sus ojos también desprendían furia. -Sakura- volví hablar. -Un conocido- dijo al fin y como si eso me hubiera bastado volvió a quedarse completamente callada. -Un conocido, un conocido. Demonios un conocido no te besa- dije soltándola de las manos y sentándome al borde de la cama tratando de tranquilizarme. La escuche suspirar y sentí como un peso caía sobre la cama lo cual me hizo creer que tal vez continuara arreglando su maleta, sin embargo fueron sus pequeñas manos que treparon por mi espalda, descansando al final en mi pecho y su cabeza recargar sobre uno de mis hombros lo que me hizo mirarla. -Sé que he hecho mal al aceptar bailar con Mick- Mick por fin tenía el nombre de aquel infeliz. -Sin embargo lo único que quería era evitar esto pero creo que no funciono- No dije nada solo me limite a mirarla, era sincera lo sabía, sus ojos me lo decían pero aun así no podía borrar el hecho de que había sido besada por aquel sujeto. -¿Quien es el?- pregunte- y no me digas que solo un conocido- La sentí tensarse un poco lo cual no me gusto. -Solo te diré una cosa Sebastián y espero que con esto te baste porque no estaré dispuesta a decir más- No muy conforme con eso no me quedo otra más que aceptar. -Mick forma parte de mi pasado, solo una noche- concluyo, yo sabía exactamente a lo que se refería con aquello y con eso me bastaba sin embargo no podía que evitar que aquello me afectara. Quizás podría ser que estaba exagerando, yo había hecho exactamente aquello que hacia Sakura antes, sin embargo no podía evitar sentir aquella espinita al saber que había sido de alguien más. -¿Te has enamorado de alguno?- pregunte armándome de valor y sabía que si su respuesta era afirmativa me mataría. Ella se quedó en completo silencio por lo que pareció ser vario tiempo, aún seguía tensa y más por la pregunta que termine de hacerle. -No- declaro al fin aliviando mi alma- pero- volvió hablar siendo esta vez yo el que se pusiera tenso- pero hay alguien en estos momentos que lucha por ganarse un espacio en mi corazón, un loco que no se conformó con ser solo una noche, creo que tú lo conoces bien- termino de decir y todo esto alivio mi alma dejándome conforme por ahora. Sin decir más la bese, recostándola en la cama. Quizás estaba siendo un reverendo estúpido pero no quería perderla, Sakura se estaba transformando en mi mundo y la simple idea de perderla me llenaba de miedo un miedo que no había sentido antes, ella era capaz de hacerme el hombre más feliz o el más miserable y entonces lo comprendí…. Estaba enamorado de Sakura. Sakura Por un momento creí que Sebastián estaba exagerando todo por lo cual decidí que lo mejor sería regresar a mi casa, sin embargo al verlo sentado en la orilla de la cama con la cabeza gacha hizo que algo dentro de mí se comprimiera, acaso estaba lastimandolo? Eso era lo que yo menos quería y decidí dejar atrás mi orgullo. Cuando él me cuestiono si había estado enamorada de alguno no pude evitar tensarme y recordar todo el dolor que conllevaba la palabra amor, le respondí que no y era verdad nunca había estado enamorada de aquellos que consideraba solo una noche sin embargo si había estado enamorada antes por eso me había transformado en esto hasta que el llego. No podía mentirle y no quería hacerlo así que todo lo que le dije había sido cierto el parecía empeñado en conseguir entrar a mi corazón, y no le había bastado ser solo una noche lo cual le agradecía, gracias a el volvía a disfrutar de la vida, a disfrutar de ella, a sonreír de nuevo. Sentí como me besaba y como poco a poco me iba recostando en la cama, sin embargo este beso no estaba cargado de pasión como los anteriores, este beso involucraba más, él estaba dándome algo que no entendía sin embargo eso me gustaba, el ser besada de aquella manera me hacía sentir en otro lugar, tan tranquila que no necesitaba más, solo a él, solo a Sebastián. -No permitiré que nadie más vuelva a tocarte- dijo contra mis labios y sabía que hablaba en serio y no era como si yo deseara que alguien más lo hiciera, ya que al único que quería y deseaba era a él. Esta vez la que lo beso fui yo pero quería despertar su deseo su pasión, quería volver a sentirlo dentro de mí, de sentir recorrer mi cuerpo con sus manos y tal parece que el entendió mi mensaje ya que comencé a sentir como una de sus manos comenzaba acariciar mi pierna, la cual estaba descubierta ya que mi vestido había subido hasta mis muslos por el movimiento. Esa simple caricia me volvía completamente loca , si poseía una parte sensible de mi cuerpo eran mis piernas y mi cuello y eso el lo sabía ya que abandono mis labios para para bajar por mi mentón con una serie de besos y pequeñas mordidas que me encantaron hasta llegar a mi cuello impartiendo la misma rutina que con mi mentón, sus besos eran fuego y yo deseaba ser quemada por él, y no solo queriendo ser yo quien disfrutada lo separe de mi cuello muy a mi pesar y ante su pequeño gruñido de protesta y lo atraje hasta mis labios comenzando con un beso cargado de pasión. Como pude me las ingenie para ser yo la que estuviera sobre él, me miro sorprendido pero sus sonrisa juguetona no tardó en aparecer. -Acaso me violara señorita Santana- -Solo le diré señor kennedy que seré yo quien lo haga gritar de placer- Y sin más comencé con un nuevo beso, me dedique a besarle la boca su barbilla y su cuello, bajando hasta su pecho y abdomen bien trabajado llevándome en el paso su playera, sus suspiros ante mis caricias solo hacían que mi excitación creciera aún más, sus manos me recorrían lentamente desde las piernas, muslos hasta mi espalda también llevándose consigo mi vestido, era una verdadera delicia el placer que Sebastian era capaz de hacerme sentir, de un momento a otro ambos terminamos desnudos y como se lo prometí esta vez sería el quien gritara de placer recurriendo a algo que a muchas chicas les da un rotundo asco pero que los hombres disfrutaban y el no era diferente, sus jadeos, sus gemidos solo me incitaban a complacerlo más. -Para Sakura- lo escuche decir-Para- y como pudo levanto mi rostro solo para besarme y acomodarse el arriba de mi esta vez- Y sin pensárselo dos veces entro en mí ocasionando que me arqueara y un gemido abandonara mis labios, lo sentí sonreír mientras me besaba pero yo quería más y moví mis caderas ocasionando con esto un mayor placer, el entendió y sus vaivenes se volvieron más intensos ahora no solo era el que gritaba de placer y eso me hizo sonreír. La forma en la que me tocaba, con delicadeza dispuesto a anteponer su placer antes que el mío me hacía sentir tantas cosas y sin esperarlo más lo que habíamos comenzando culmino con aquel placentero orgasmo aunque fue a mi quien llego primo y solo unos segundos después Sebastian se me unió, dejándose caer sobre mi sin hacerme ningún daño, estaba sudando y su respiración era agitada al igual que la mía, con nadie antes había sido capaz de experimentar tan delicioso placer, en cuanto se normalizo un poco su respiración me miro y sonrió, con su mano retiro algunos mechones de cabello que cubrían mi rostro, no aparto su mano de mi mejilla y me miraba tan intensamente que por primera vez me sentí cohibida. -Eres mía- dijo y aquellas palabras se grabaron en mí como fuego. Pero entonces una voz y un ruido nos sacaron de nuestro letargo. -Joven Sebastian se encuentra todo bien? He escuchado rui…..- hablo Carlos pero no pudo terminar de decir porque al vernos se quedó de piedra y un sonrojo cubrió su rostro, cualquiera en mi lugar quizás se hubiera muerto de vergüenza pero en mi caso lo único que hice fue echarme a reír. -Yo lo siento- dijo saliendo de ahí rápidamente. La risa de Sebastián hizo eco y dirigió de nuevo su vista hacia mí. -Debiste cerrar la puerta- -Ey el último en entrar fuiste tú- sonrió un más- creo que no podrá volver a mirarnos a los ojos- -Lo hemos traumado- Asentí mientras me acercaba para besarlo de nuevo. -Esta vez sí debemos cerrar la puerta – lo vi asentir y antes de besarlo no pude evitar decir aquello. -Soy solo tuya….-
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