Schola Dies

1852 Words
El cielo despejado del pueblo se cubrió con oscuras nubes y fuertes vientos, lo que parecía ser una tarde fría y soleada se convirtió en pronóstico de tormenta. Las olas chocaban con mayor fuerza las costas del puerto, las gaviotas se marcharon, el mar turbulento inquietaba a los pescadores; todos los habitantes recogieron sus puestos de trabajo y se adentraron en sus casas en busca de refugio, estaban acostumbrados a este tipo de tormenta, así que les pareció una rutina más. Al cabo de unos minutos todo se llenó de una espesa lluvia. Los vientos tempestuosos cargados con efluvios del mar resonaban en las ventanas de la casa Grimes. —¿Maldito?, es en serio – exclamó Nick – Creo que tanta agua salada les afectó la cordura a todos – angustiado por las fuertes lluvias, se asustó alarmado al escuchar caer un relámpago, la atmósfera era perfecta para inculcar temor después de aquellas historias del pueblo maldito aunque no las creyera. —No te preocupes –  contestó Nathan al ver a su hermano asustado como una niña pequeña, se rio por unos segundos y luego le explicó a Nick que aquellas tormentas eran normales en Willow Creek, y que coincidía con él al creer que las historias de los habitantes no eran más que eso, historias. Se levantó de su silla y le brindó a su mellizo un vaso de agua para intentar calmarlo – Y dime, ¿qué te parecen las chicas de Willow Creek? Al Nick escuchar eso le vinieron a la mente los recuerdos de aquella joven en el puerto, aquellos ojos y lo que sintió, algo absurdo ya que él no creía en el amor a primera vista pero definitivamente, nuevos sentimientos surgieron en su interior al verla, deseaba con todas sus fuerzas volver a encontrarla, averiguar su nombre, tenía esperanzas de que la relación que pudiera existir entre ellos fuera diferente a las demás, ya que nunca se había sentido así con nadie en toda su vida. No quería que su hermano pensase que era todo un cursi ni nada por el estilo, así que le ocultó esa información. —Me encontré con un par de colegialas en el camino, y eran muy hermosas, pero nada más. Y tú que eh, ¿hay alguna chica? – preguntó a Nathan mientras lo miraba fijamente con los ojos azules entre cerrados provocando tensión en el ambiente, más que la tormenta. —La verdad es que si hay alguien – dijo mientras se controlaba la comezón que sentía en cuero cabelludo por los nervios —Solo que no es una chica….es….un chico – contestó atemorizado de como su hermano pudiera tomarse esa noticia, hacía años que no hablaban y a pesar de que ya la mayoría de sus amigos lo habían aceptado sin problemas al igual que su madre, era muy importante para él la opinión de Nick. —Vaya…eso si no me lo esperaba…y cuánto tiempo llevan juntos eh – volvió a preguntar sin quitar su mirada penetrante con una leve sonrisa en los labios, siendo totalmente ajeno a la noticia que había recibido. —Ya va a hacer casi un año – sorprendido por su reacción respondió —No te...incomoda el hecho de que sea gay. —Por favor que dices, para nada, me duele que pienses que soy de esas personas que cree que todo en la vida tiene que ser hombre y mujer, n***o y blanco…en el mundo también hay grises – comentó —Me alegra que hallas encontrado a alguien con quien te sientas a gusto y seas feliz, la verdad me das envidia, creo que lo máximo que yo he durado en una relación son dos meses – bromeó Después de escuchar y ver el comportamiento de Nick, Nathan se sintió aliviado ya que nada entre él y su hermano iba a cambiar. Al caer la noche los relámpagos habían cesado y los vientos se habían calmado, aunque todavía la espesa lluvia permanecía intacta. La Sheriff Grimes regresó de su turno y preparó una magnifica cena para todos en la casa y dar por concluida la llegada de su otro hijo. El Sol por la mañana con el cielo despejado, la calma en el ambiente le daba la bienvenida al nuevo curso escolar y  las viejas puertas del Instituto Foxbury se abrían para sus estudiantes. El Instituto se encontraba en la zona alta del pueblo, impidiendo que las inundaciones del puerto causadas por las altas mareas y las lluvias les impidieran a sus estudiantes asistir a la escuela, lo cual era una suerte para ellos, por así decirlo. Foxbury era una antigua edificación de unos tres pisos, grande, a pesar de la cantidad de habitantes del pueblo, decorada con enormes ventanales de cristal y puertas de madera de sauce, oscura y húmeda; a la entrada de la institución un pequeño parque que servía de distracción a los jóvenes, con bancos de piedra y portador del mástil de la bandera del país; en su zona posterior un amplio campo de soccer para los alumnos y unas gradas de madera antigua que señalaba los límites de la escuela. En su interior, contaba con varias aulas en el tercer piso, laboratorios y una pequeña biblioteca en el segundo, y en el primero un salón de comedor y las cátedras de los profesores, incluida la oficina del director y los vestidores de chicas y chicos; los pasillos estaban adornados con oxidados casilleros que ocultaban los secretos de sus dueños y recuerdos del pasado. Eran las 9:00 a.m., el timbre de la escuela sonó y una multitud de jóvenes se adentraron en la edificación. Nick se sentía algo perdido, era normal, se dirigió a la oficina del director a esperar instrucciones. Al cabo de unos minutos, un señor n***o de mediana edad le daba la bienvenida con su enorme barriga cervecera y su pequeña barba, era el Director James Foxbury, descendiente del fundador del colegio, una persona estricta y respetuosa, pero a la vez considerado y amable. Escoltó al señorito Wades hacia su salón de clase, habló con la maestra que estaba presente y se dirigió de regreso a su oficina. —Bueno chicos, este es Nicolás Wades, fue transferido desde el centro y pasará con nosotros los últimos años del curso – anunció la joven profesora de cabello corto café, usando un vestido de color piel cremoso a juego con una bufanda carmelita que combinaban perfectamente. Nick reparó de inmediato que se encontraba en la misma aula de su hermano, el cual estaba sentado al lado de un delgado joven, y a juzgar por su forma de cuchichear, era su novio. En la mesa de delante en el centro, se encontraba una chica rubia, de pelo largo, lacio, con unos enormes espejuelos que le hacían parecer una muñeca. Detrás de ella, la típica chica popular de la escuela, pensó, una muchacha con cabello largo castaño claro, ropa de marca, y la piel impecable. Había una pareja al lado del asiento de su hermano, una jovencita de rizos rojos delante, un tétrico chico lleno de piercing y vestido en su totalidad con ropas negras, junto a la puerta una joven de pelo oscuro con mechas rojas, en el medio del aula un muchacho con una gorra que tenía lo que parecía ser la mascota del equipo de soccer, ¨Vamos Larry¨, decía; estaba la empollona, el inteligente sin esfuerzos, el que no le preocupa nada, la pareja de enamorados desde el kínder, la popular, la impopular, el deportista, el emo, el payaso de la clase, todos los tipos de estudiantes estaban ahí, se dijo así mismo. Y en medio de todo aquello, algo inesperado desconcentró a Nick del reconocimiento de la clase. La puerta del salón se abrió bruscamente y por ella pasó una joven agitada. —Emma, llegas tarde en el primer día de clases, es en serio – replicó la maestra a la estudiante con las manos sobre las rodillas tratando de recuperar el aliento. —Perdón, señorita Williams, es que estaba en la comisaría. El chico nuevo se quedó perplejo ante la sorpresa. Al alzar la mirada la joven, este vio que era su chica misteriosa, la chica con la que se había tropezado en el puerto. Pensó que no sería capaz de reconocerla con su largo pelo n***o como la noche desbordándose sobre sus hombros, el cual se encontraba escondido dentro de aquella capucha gris, pero, las facciones de su rostro y los ojos verdes como el pasto en primavera que nunca pudo olvidar, eran los que estaba observando en esos instantes. Reparó en ella unos labios carnosos, pestañas largas que hacían aún más encantadores su mirada misteriosa. La muchacha, al verlo, mostró asombro en su rostro, parecía que ella también estaba intrigada por aquel joven del puerto. Se quedaron mirándose fijamente durante unos segundos que parecían eternos, embobados, sin mencionar una palabra, las mejillas de la adolescente se tornaron de un color rojo y en el rostro del chico se empezaba a dibujar una leve sonrisa de satisfacción y… —¡Emma Taylor! , que hacías en la comisaría, al fin se dieron cuenta de que eres una psicópata – grito una voz burlona interrumpiendo el aura romántica que se estaba creando entre ambos jóvenes. —Pues no, Trevor Williams, me dejaron en libertad después de decirles que el rey de los monos se había escapado del zoológico y estaba asistiendo a esta escuela – respondió Emma con la misma voz sarcástica con la que la habían provocado, pero muy calmada y sin dejar que las tonterías del payaso de la clase le afectaran, una actitud muy característica de ella. Se dirigió al final del salón y se sentó en una mesa que estaba sola en la esquina junto a la ventana, en todo ese transcurso nunca le dirigió de nuevo la mirada a Nick y actuó como si ese clic que hubo entre ellos nunca hubiera pasado. El joven se sentó en su nuevo puesto, al frente de la mesa de su hermano y su novio, junto con el bromista que le había interrumpido antes, aunque no le pareció una mala persona, al fin de cuentas él también era ese típico chico al que le gusta hacer reír a la clase. Nick observó a la joven solitaria de la última mesa, le seguía pareciendo hermosa, irresistible, ¨superior a las demás bellezas de la clase¨, pensó él; desprendía un aura de confianza, misterio, seriedad y tranquilidad. En uno de esos instantes sus miradas se cruzaron de nuevo, Emma la apartó rápidamente, pero eso solo había servido de confirmación para nuestro muchacho ya que le había dado a entender que ella también había sentido algo como lo que el sintió. Su primer día de clases iba a ser un desastre académicamente ya que no iba a poder quitarle los ojos de encima a la doncella de cabello oscuro, no veía la hora de hablar con ella, pero se sintió muy feliz ya que iba a tener todo el tiempo del mundo para poder conocerla…o al menos eso creía. .....
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD