Capítulo 5 parte 2

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Al tiempo que limpiaba, reflexionaba sobre lo dicho por Josef, se sentía confundida y algo desconfiada ya que él venía de una relación de años, sin embargo también era consciente de que Chantelle lo había traicionado con su mejor amigo así que era algo muy difícil de perdonar y no podía evitar sentir ilusión con todo lo que rondaba por su cabeza. Tras un rato pudo notar que empezaba a oscurecer así que fue a preparar la cena; cocinó burritos con una salsa especial, una deliciosa limonada de cereza y al terminar llamó a Josef a la mesa y posteriormente fue a donde Louise a llevarle su plato. Volvió a bajar con la excusa de ir al baño pero realmente buscaba hablar con el joven y tan pronto él la vio bajar por las escaleras le movió un asiento del comedor para que se sentara allí con la suerte de que esta vez no recibió una respuesta negativa. -He pensado mucho en usted, ¿sabe?, me gusta verla haciendo cualquier cosa; limpiando, cocinando, todo lo hace con amor, la amabilidad que tiene con mi madre no tiene comparación, sólo tengo palabras de admiración hacia usted- Mencionó a modo de halago a Annya. Sonrojada, esperó algunos segundos, suspiró y manifestó: -¿Por qué hace esto? Para mí es muy difícil creer todas esas palabras por los miles de motivos que le he dicho. Normalmente esto no pasa, el rico con la pobre, el jefe con la empleada, ¿me entiende? -¿Y cuándo me va a entender usted a mí? He intentado hacerle entender que para mí eso es  irrelevante Annya, lo único que sé es que lo que siento por usted es de verdad y sincero. No tiene idea de lo maravillosa que es. -Por favor no me confunda más de lo que ya estoy… Déjeme pensar las cosas.- Dicho esto se levantó de la mesa y se fue a su cuarto para dormir temprano y madrugar a recibir a Dennise y su hermano menor, Junior. Annya no paraba de dar vueltas en la cama y no lograba conciliar el sueño, ¿el motivo? Josef y todos sus halagos, sus besos, su manera de defenderla… Todo la tenía maravillada y pensó en pedirle opinión a su madre cuando estuviera de visita en la mansión. Logró dormir pasadas las 2:00 a.m, descansó poco para el día pesado que tendría y sin más opción debió levantarse con tan solo unas horas de sueño. Annya era muy eficiente en su trabajo y este día no sería la excepción. La limpieza de la mansión era desgastante pero no era problema para ella.  Las baldosas del lugar relucían tanto que podía verse el reflejo tal si fuera un espejo en el suelo, los azulejos de los baños en forma de mosaico color turquesa quedaron impecables, la cocina estaba tan ordenada que parecía no estar en uso.  Continuando con los cuartos, se tomó un rato en el de Louise para tener el rato de charla que ya se había vuelto costumbre con ella y su amiga Beatriz.  -Y entonces, ¿muy contenta porque viene su mamá y su hermanito?- Le preguntó Louise -Sí señora, imposible no estarlo. La verdad me hacen mucha falta y sé que verlos me recargará  emocionalmente. -Me alegra escuchar eso. Yo también estoy ansiosa por hablar y chismear un rato con su madre Dennise.  -Seguro que se van a llevar muy bien, ¡mi mamá habla hasta por los codos! y tiene cientos de historias para contar- Respondió Annya  mientras se reía  -Ya me imagino, que no duden en quedarse el tiempo que quieran. Annya se retiró de la habitación y siguió hacia la de Josef que no se encontraba en el lugar pues había salido muy temprano sin dar razón de su destino. Finalmente terminó y estaba lista para recibir a sus familiares. Tenía ya servida una torta de naranja con un poco de leche para ofrecerles tan pronto llegaran.  Siendo las 8:30 de la mañana el timbre en la puerta le anunció que ya se encontraban allí y era momento de atenderlos. Abrió la puerta y un abrazo fraternal fue suficiente para dar cuenta de la falta que se hacían entre ellos.  Junior era el que más felicidad demostraba; no paraba de darle besos a su hermana y abrazarla en cuanta oportunidad tuviera.  Lo primero que hicieron fue comer lo que la chica les había preparado, después Annya se encargó de darles un recorrido a pesar de que su madre ya conocía el lugar, pues Junior aún no estaba familiarizado con la enorme mansión.  La familia de Annya era de bajos recursos; una familia promedio que normalmente no tendría manera de disfrutar de todos los lujos que adornaban la mansión donde ella trabajaba, por lo tanto su hermano no podía salir del asombro y detallaba cada objeto del lugar con peculiar reparo. Maravillado con toda la mansión decidió quedarse a jugar en un amplio patio con grama sintética donde podía correr y divertirse con un balón de fútbol que había llevado desde su casa.  Por su parte, la joven se dirigió junto con su madre al cuarto de Louise.  Dennise sentía algo de nervios pues el secreto que ella y Louise guardaban era delicado y no quería arriesgarse a que su hija se enterara después de haberlo guardado por tantos años. Sin embargo, no podía dejar en evidencia dichos nervios frente a Annya así que actuó con la mayor naturalidad posible. Al entrar, la joven le presentó su madre a Beatriz quien no la conocía y seguidamente se dispuso a saludar a la señora Louise: -Buenos días, qué pena venir a incomodar estando usted en esas condiciones, toda enfermita en esa cama, ¿de verdad no hay problema?- preguntó Dennise. -Claro que no, se lo dije a su hija muchas veces, a mí no me molesta. Además, ella estaba muy ansiosa por verlos y me siento incapaz de impedírselo- Respondió Louise mientras la miraba con un poco de nerviosismo por el mismo motivo del secreto que ambas ocultaban. Pero era muy pronto para hablar del tema pues apenas había arribado al lugar, así que lo dejarían para más tarde. Por el momento en la habitación el asunto de conversación era la historia de la caída de Louise, y no dudaron en hacer bromas acerca de ello. -Es que estas escaleras se ven súper peligrosas, yo ni loca caminaría por ahí en zapatos altos; total y nunca me han gustado- Opinó Dennise. -Yo tampoco es que sea amante de los tacones, pero es que ese día tenía una cita de negocios muy importante y pues  ya te imaginás, uno debe ir elegante.- respondió Louise. Como siempre, Beatriz no dudó en intervenir: - Y vea cómo es pues la vida de irónica, casi se mata por esa cita y ahora no hay negocio. -En eso sí se equivoca, sí hubo y lo hizo Josef así que no te burles que no todo fue tan malo- contestó la afectada amablemente. Ya estaba acostumbrada a los comentarios a veces imprudentes pero sin mala intención de su enfermera .  -Bueno pues, yo las dejo acá charlando bien bueno mientras voy y le doy vueltica a Junior que está por allá como un loco jugando. ¡Si me necesitan me llaman!- Mencionó Annya mientras se alejaba de la habitación. Al llegar al patio se tomó un momento para distraerse con su hermanito pues sabía que él amaba  compartir tiempo con ella.  Correteaban por el lugar  y de repente la cabeza de Josef se asomó por la puerta de ingreso al patio; estaba allí postrado viendo como la mujer que ahora le volteaba todo de cabeza, departía y demostraba cuánto cariño se tenía con su pequeño hermano.  Cuando lo vio, Junior salió caminando  hacia él y lo invitó a unirse al juego. Josef que llevaba tiempo sin tocar un balón aceptó pues era imposible negarse a la ternura del niño, además era un buen momento para tener un primer acercamiento con él.
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