Iñaki, viendo que su amigo estaba en un pozo de autocompasión, intentó animarle: ―Venga, Rei, no te hundas, tío. Que tú vales mucho más que todo esto. Mira, las tías van y vienen, pero tú eres un crack. Eres un tío legal, con dinero y con clase. Ya verás cómo encuentras a una mujer que te merezca de verdad. ―¿Para que me deje? Nah. Pero Reinaldo parecía estar en su propio mundo, sin hacerle mucho caso. Comprendiendo que era inútil insistir en el tema, Iñaki decidió cambiar de conversación: ―Bueno, macho, entonces… cambiemos de tema porque me deprimes. Por cierto, ¿qué era eso tan importante que me tenías que contar acerca de la rubia del bar? Me dijiste que era urgente, ¿no? Como si le hubieran dado un interruptor, la expresión de Reinaldo cambió por completo. Su ira pareció disiparse

