Capítulo 1
- Cariño, despierta - sentí la voz de mi madre llamarme a lo lejos mientras me daba un leve sacudón para que me levantara.
- ¿Uhm? - contesté sin abrir los ojos, estaba demasiado cansada.
- Llegamos hija - avisó mamá, abrí los ojos y la ví sonriente. Lo cual me hizo sonreír también. Ella se levantó del asiento mientras yo la imitaba. Me estiré un poco y se me escapó un bostezo.
Fuimos las últimas en bajar del avión ya que mamá decidió esperar a que todos lo hicieran. Observé el Aeropuerto y me sorprendí. Era enorme.
Cuando nos entregaron nuestras maletas salimos hacia fuera y tomamos un taxi.
Sentí la brisa jugar con mis cabellos mientras nos dirigíamos a casa. Durante todo el camino no saqué mi vista de la ventana viendo el paisaje. Sonreí.
- ¿Nerviosa? - preguntó mi madre haciéndome dar un saltito en mi lugar.
- Algo - respondí mientras comenzaba a jugar con mis dedos, los nervios comenzaron a salir.
- Estaremos bien, no te preocupes. - rodeó su brazo sobre mi hombro mientras me acercaba y depositaba un pequeño beso en mi cabeza haciéndome relajar.
Luego de varios minutos el auto se detuvo, ya habíamos llegado.
Abrí la puerta mientras mamá pagaba el taxi, mis ojos se abrieron de sorpresa al ver todas las enormes casas, mejor decir mansiones. Las personas que viven allí seguro son de mayor clase, pensé.
- Esa también fue mi reacción al ver este sitio por primera vez - se paró al lado mío - será mejor que entremos - apuntó a una casa que deduje que era la nuestra, era la más pequeña.
No me sorprendí en absoluto, sabía que mamá no poseía de tanto dinero como para comprarse una más grande, pero me agradaba este hogar y para dos personas era demasiado.
Una vez que entramos, fruncí el ceño algo confusa. Todo estaba intacto, como si no se tratara de una mudanza. Me había imaginado a hombres trabajando, trayendo las cosas y demás.
- ¿Acaso lo tenías todo planeado? - volteé para ver a mi madre, ella soltó un suspiro y dejó caer sus maletas.
- Si hija, después de lo ocurrido comencé a ahorrar dinero y cuando vi que tenía lo suficiente, busqué un hogar aqui - sonrió - mientras tu estabas de vacaciones en tu abuela, yo me vine para hacer los trámites de mudanza - asentí.
Ahora lo entendía todo. Por esto es que las cosas desaparecían misteriosamente. Y yo siempre pensando que nos entraban a robar.
- Bueno - hice una pausa - ¿Puedo escoger mi habitación? - dije algo ansiosa.
- Claro que puedes -sonrió.
Corrí hacia unas escaleras que me condujeron hacia mi habitación. Era de un color rosa claro. Lindo, pensé.
Luego de poner todo en su lugar, decidí darme una ducha. Muchos recuerdos llegaban a mi cabeza. Durante mi niñez todo había sido una pesadilla, tener que asistir a muchos psicólogos no fue nada facil.
Aún asi nadie pudo entender el porque de mi reacción.
Mandarme a la carcel no podían debido a que era una niña, a pesar de todo, me regañaba cada noche ya que por mi culpa mi madre sufrió durante mucho tiempo.
Pero por otro lado sabía que le había sacado un peso de encima.
Salí de la ducha y me puse algo cómodo. Me hice una cola alta en el cabello y bajé hacia la cocina. Mi madre estaba almorzando.
- ¿Te gustó tu habitación? - me senté en frente mientras ella me traía la comida.
- Si, está muy linda - sonreí.
- Si más adelante deseas cambiarle el color puedes hacerlo - puso mi plato sobre la mesa.
- Creo que esta bien así, no te preocupes por eso - comencé a comer.
- Bien, sabes que mañana empiezas la escuela ¿Verdad? - ella me miró curiosa.
- No lo habías mencionado.
- Bueno, logré conseguirte una beca en una de las mejores escuelas de aquí, mañana comienzan las clases. No te preocupes por los útiles, los he comprado con tiempo.
- Mamá, ¿algo más que quieras decirme? Porque al parecer tu haces las cosas sin mencionarlas con tiempo - bromeé
- Si - se acomodó en su asiento - entraré a trabajar en una empresa de modas, ¿Recuerdas cuando te hable de Alice?
- Si, una amiga tuya de la secundaría. - recordé.
- Bueno, ella me dio el empleo ya que es la dueña. Algún día tendrás la oportunidad de conocerla otra vez - sonrió con un brillo en sus ojos, solo asentí.
Cuando terminé de comer, subí hacia mi habitación y me recosté sobre mi cama. Miré hacia el techo y sonreí. Estoy segura que aquí mi vida será totalmente diferente, será mejor. Nueva casa, nuevo colegio ¿y quien sabe? Tal vez nuevos amigos.
Poco a poco mis ojos se fueron cerrando, el sueño venció a mis nervios e intriga sobre mi nueva vida.
A la mañana siguiente, el sonido de la alarma retumbó en mis oídos. Con mucha pereza abrí los ojos y la apagué para no seguir escuchando aquel molesto sonido.
La puerta se abrió y la figura de mi madre apareció. Ella llevaba una enorme sonrisa.
- Anne arriba, es tu primer día de clases - dijo ansiosa, incluso más que yo.
- Ya voy - susurre mientras intentaba incorporarme.
- Apresúrate, no quieres llegar a tu primer día tarde ¿verdad? Te estaré esperando abajo con el desayuno - dijo con una mano sobre el picaporte.
- Esta bien - dije mientras caminaba hacia el baño.
Ella cerró la puerta y fui a darme una ligera ducha. Luego de alistarme bajé y allí estaba mi madre esperándome.
Al terminar, ambas fuimos en taxi hacia el colegio.
- Así que - la miré de reojo -¿También es tu primer día de trabajo? - la observé y estaba demasiado producida.
- Si - dijo felíz - además muero por ver a Alice.
Entonces sentí algo en mi estomago. Era algo más que nervios, eran miedos. Al parecer ella lo notó.
- ¿Que sucede cielo? - dijo ella con el ceño fruncido.
- ¿Crees que? - pause - ¿Que haga amistades? - mordí mi labio.
- Claro que si cielo. Solo debes ser sociable y ya - levantó los hombros.
Suspire y esperé a llegar. En realidad no sabía si quería, pero en algún momento lo haría. Y ese momento fue 10 minutos después. El taxi se detuvo frente a una enorme escuela.
Quedé tan sorprendida que no me percaté de que mamá estaba fuera del taxi. El taxista me vió fijamente esperando a que bajara. Pude sentir como mis mejillas comenzaron a arder y bajé ruborizada. No sin antes disculparme con el hombre.
Algunos de los alumnos que estaban afuera me miraban, pensé que era normal por ser nueva. Pero aún así lograban ponerme nerviosa.
- ¿Hacia donde vamos? - pregunté a mamá quien iba a mi lado.
- El director me dijo que también quería hablar conmigo - dijo ella mientras caminaba a pasos apresurados.
Nos detuvimos frente a una puerta que tenía un cartel que decía "dirección". Mi madre sin dudarlo golpeó con sus nudillos.
- Adelante - se escuchó una voz gruesa desde adentro.
Ambas pasamos. El se encontraba concentrado escribiendo sobre un papel. Al vernos dejó de hacerlo y nos sonrió.
Pienso que tiene aproximadamente unos 50 años, sus arrugas ya se notaban.
- Tomen asiento por favor - hizo una seña a los asientos que estaban allí. Ambas nos sentamos. - Anne johnson ¿verdad? - dijo mirando una fotografía junto con algunas informaciones sobre mi, supongo.
- Si - confirmé, el asintió.
- Aquí dice que tu tuviste unas excelentes calificaciones en tu anterior escuela. Un promedio alto que esta escuela valora mucho - me vió con una sonrisa - si sigues así tendrás un fácil acceso para ir a universidades como Harvard o Stanford.
Mire ansiosa a mi madre. Siempre soñé con Harvard, ella me sonrió sabiendo mis pensamientos.
- Bien, sin más que decir le doy la bienvenida señorita Johnson - me extendió la mano y me dio un leve apretón. - señora Johnson, si no le molesta ¿podría esperarme mientras acompaño a su hija al salón? Entiendo que es su primer día y aun no conoce muy bien la institución.
- Sin ningún problema señor director - dijo mi madre acomodándose en el sofá.
Yo me incorporé y tomé mi mochila.
El director apretó un botón, era el timbre que indicaba que era hora de entrar a clases.
Ambos caminamos por los pasillos, el me iba indicando algunas cosas, pero no creía recordar esto luego.
- Aquí es tu salón - dijo finalmente - ten - me entregó una llave - esto abrirá tu casillero y esto - me entregó un papel - esto te ayudará a guiarte por la institución.
- Muchas gracias señor director - dije agradecida. El asintió y golpeó la puerta.
Una mujer bastante grande abrió la puerta y me vió sobre sus lentes. Se hizo hacia un costado y el director le explicó que era una alumna nueva. Al parecer era un poco sorda.
- Entra rápido, que la clase esta a punto de comenzar - caminé hacia dentro y todas las miradas se posaron en mi.
Normal.
- Bueno chicos, como verán tienen una nueva compañera ¿Te gustaría presentarte? - ella se sentó sobre su escritorio.
- Bueno - me rasque la nuca algo nerviosa - mi nombre es Anne Johnson y - trague sonoramente -No se que mas decir - levanté los hombros.
- Idiota - dijo uno de los chicos, el resto de la clase comenzó a reír.
- Guarde sus comentarios Basch - dijo molesta la profesora. Sonreí a medias. Si, eso fue muy idiota de mi parte. - Johnson, puedes sentarte en cualquier lugar. El resto de la clase, sean amables.
- Gracias profesora - Sonreí leve y con la mirada comencé a buscar algún asiento vacío.
Noté que algunos estudiantes cubrían los asientos de al lado con sus manos. Finalmente muy atrás vi uno solo, caminé hacia el pero el chico castaño que estaba adelante me puso el pie haciéndome tropezar, nuevamente la clase comenzó a reír.
A pesar de eso presté atención y anoté todo lo que la profesora decía, de cierto modo ignoraba algunas miradas graciosas.
Luego de un rato, el timbre volvió a sonar. La profesora se despidió y salió como un rayo.
Estaba acomodando mis cosas cuando los alumnos comenzaron a rodearme.
- Hola - dije tímida.
- ¿Eres becada? - dijo aquel castaño de ojos mieles. Su pregunta fue rara.
- Uhm ¿Si? - fruncí el ceño -¿por?
- Porque se nota - dijo una chica rubia, ojos azules como el mar. Bastante bonita diría.
- ¿Por que lo dices? - esto me daba una mala espina, ella largo una risa sarcástica.
- Mírate esa ropa, horrible. Ese pelo tan asqueroso - hizo una mueca de desagrado.
- Es horrible - dijo otra chica que estaba a su lado.
Estaba a punto de irme pero aquel castaño me empujó hacia atrás.
- ¿A donde crees que vas nuevita?
- Déjame en paz - dije mirándolo.
- ¿O qué? - dijo divertido.
Iba a responder cuando el tomó mi cuaderno y lo lanzó hacia el suelo y lo piso dejándole una marca.
- Levántalo perdedora.
Bufé y me agache para levantarlo.
Cuando lo hice, hizo el sonido de una flatulencia . Todos comenzaron a reír.
Inmaduros, pensé.
- Bienvenida a la escuela, cerdita - dijo dándome unos golpes medio fuertes en la espalda.