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¡Odio al hermano de mi cuñado!

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Blurb

Andrea es una adolescente de 16 años, tiene la vida perfecta en el barrio alto de Santiago, hasta que su cuñado trae a su hermano Roberto a vivir con ellos, el choque cultural y las diferentes clases sociales provoca serios conflictos entre ellos, conflictos que pueden llegar a transformarse en una ardiente y apasionada batalla de poderes .

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Capítulo 1
Mi vida es perfecta, no la cambiaría por nada, mi familia es millonaria, soy estudiante destacada del mejor colegio privado de Chile, también soy la chica que tiene mayor cantidad de pretendientes, aunque solo me interesa uno, Javier Zanetti, es el hombre que todo el colegio quiere, pertenece a una de las familias más acaudaladas del barrio alto, mide un metro setenta y siete, cultiva su cuerpo, lo mantiene firme y musculoso, su pelo bien peinado hacia atrás y con unos ojos azules que hipnotizan a cualquiera, ¡quiero todo con él!, sé que será mi futuro esposo, me convertiré en la mujer más envidiada del mundo. - ¡Andrea! – mi hermana Alejandra me saca de mi ensoñación. - ¿Puedes bajar? Rex acaba de llegar con su hermano. - ¡Ya voy! Rex, mi cuñado, así como el extraño nombre que lleva, él es igual de raro, muy reservado, no habla mucho, su vida es un misterio, de la nada apareció diciendo que tenía un hermano y que lo encontró después de mucho tiempo. Mi cuñado es gerente general de la mayor empresa de Latinoamérica y con solo veinticinco años, me imagino que su hermano no será muy diferente a él. Cuando iba bajando las escaleras, mi cuñado estaba al pie de la escalera con intención de subir, al lado de él había un tipo con ropa roñosa, una polera desgastada y unos pantalones hilachentos, era la pobreza andante, Rex para llamar la atención de ese vagabundo dijo: - ¡Ah! Aquí viene Andrea, te dije que era de tu edad. – Sé lo perfecta que soy y a este vago se le nota en la cara que le gusté, pero me muero de la vergüenza con solo de verlo. De pronto siento un olor asqueroso a cebolla frita. - ¡Uy! ¿Quién es este tipo tan vulgar? Apesta a fritanga, a pobre. – El asqueroso sujeto me miró como si quisiera matarme, me asusté ante su actitud, pero respiró profundo y puso una sonrisa algo diabólica. - ¡Qué pena por ti princesita! Porque el olor “a fritanga” como dices, se va a quedar por mucho tiempo más del que piensas, ya que soy el nuevo integrante de la familia. – No puede ser. Él se acercó a mí y me dijo en voz baja: - seremos como hermanos “guachita”. - ¡¡Aaah!! ¡¡Mamá, como que él se va a quedar aquí!! ¡¡Arruinará nuestra reputación!! ¡¡Ni siquiera tiene decencia para hablar!! Le voy a decir a mi papá que saque a este…- - ¡¡Andrea, compórtate por el amor de Dios!! El joven es el hermano de Rex, tu cuñado y este niñito va a ser parte de nuestra familia y hay que aceptarlo tal cual es ¿Entendido? - ¡¡Uy!! No es justo. – ¡No puede ser! ¡No puede ser! ¿En qué momento pasó esto? Jamás en mi vida me hubiera imaginado que el hermano de mi cuñado venía del barrio bajo, donde la gente pobre vive entre la suciedad y los delincuentes ¡Tal vez es hasta un sicópata! ¡Oh dios mío! ¿Y si quiere hacerme algo mientras duermo? Debo dormir con la puerta cerrada, trancar la puerta, no puedo permitir que un vulgar como él trate de entrar a mi habitación ¿Por qué Rex tiene este tipo de familia? ¿Su apellido ni siquiera es en español? ¡Es Anderson, por el amor de Dios! Para la cena todos estaban presentes celebrando la llegada de este pobretón, entre más lo veía, más rabia sentía al saber que iba a convivir con un ser asqueroso como este, ya ni hambre tengo por estar en la misma mesa que este mugriento, justo en ese momento Ale, mi hermana le pregunta a este don nadie: - ¡Roberto! ¿Tienes algo qué hacer mañana? - Eeeh… no, creo que no. - ¡Perfecto! Mañana te llevaré al Parque Arauco, quiero que nos acompañes a comprar ropa a mí y Andrea. - ¿Por qué? ¿Qué es el parque Arauco? - Es un centro comercial y tienes que acompañarnos porque dos mujeres no se pueden exponer a andar solas por ahí, necesitamos a un hombre que nos cuide. - ¡Ja! Javier es mejor acompañante que un pobre indigente que no sabe vestirse, hasta se nota de lejos que es mestizo sin clase, no quiero dar lástima con alguien como él. – aún no estoy preparada para que me vean con un mugriento como él - Recuerda Ann, que no te invité, te agregaste tu solita y yo elijo a quien quiera para acompañarme, total, la que necesita algo especial no soy yo, tampoco soy la que tiene el compromiso el lunes. - ¿Pasa algo el lunes? - dijo mi mamá. - ¡¡No, mamá!! Son cosas de la Ale. – Odio que me ataque con mis secretos, es una mala hermana, me obliga a estar con un ser despreciable, solo hay que mirarlo, tiene pelo castaño oscuro, esta todo desordenado, hombros anchos, parece un troglodita, me da la impresión de que es más alto que Javier y sus ojos son de un verde oscuro, muy penetrante, nunca había visto unos ojos tan verdes como esos ¡No seas tonta! Un par de ojos bonitos no te pueden cautivar. Salimos temprano al día siguiente, mi hermana pasaba por cada tienda de moda para hombres, así que, aproveché y mientras Ale le compraba ropa a ese vagabundo, fui a buscar un sexy traje de baño, estoy invitada a una fiesta de piscina en la casa de mi amado Javier, tengo que sacar provecho del cuerpo que Dios me dio, no es por presumir, pero parezco un perfecto reloj de arena. Pasé un par de horas buscando un bikini ideal, hasta que encontré algo pequeño que muestra todo lo bueno que tengo, estaba contenta con mi compra, justo en ese momento apareció Ale con unas diez bolsas en cada mano y me pregunta: - ¿Y encontraste lo que buscabas? - ¡SIIII! es perfecto, me queda justo como quería. - El papá no diría lo mismo, aún cree que eres una niña de cinco años y no la adolescente de dieciséis. – Cuando me vea casada con Javier tendrá que aceptar que no soy más una niñita. - saqué el traje de baño de la bolsa y se lo mostré a Ale, ella quedó sorprendida al ver la prenda. - No imagino como se pondrá el papá cuando su virginal hijita se ponga ese bikini tan pequeño y ajustado que te compraste. – De pronto me doy cuenta de que veníamos con el vagabundo de Roberto, estaba lleno de bolsas y unas cuantas cajas en las manos, ni para sirviente sirve. Le quité el bikini a Ale y le dije: - No tiene que saber, no quiero que nadie en la casa sepa que voy a ir a la piscina vestida así, a mi papá le da un ataque y no me dejaría salir. Y recuerda que prometiste salir para fingir que voy a estar contigo, no sé por qué el papá cree que todo el que se acerca a mí es poca cosa y no me merece, Javier es un ángel que tiene que estar conmigo. - ¡Oye, Andrea! ¿Por qué no llevas a Roberto y lo presentas en sociedad? No conoce a nadie y es una buena oportunidad para que destaque. – me soltó esto de sopetón, que vergüenza, sería el peor bochorno de mi vida. - ¡Estas loca, hermanita! No quiero que me confundan y me mezclen con un “Roto” como este. – De la nada escucho de la boca de este mugriento una carcajada. - ¡Ja! Ni me atrevería a ir, la estupidez es contagiosa y se esparce muy rápido, no voy a correr un riesgo innecesario. - Solo sientes envidia de no estar a la altura. - Si es a tu altura de la que hablas… Naa, soy más alto ¿Crees qué la falta de neuronas que tienes es por tu baja estatura? - ¿Me estás diciendo tonta? - Mmm… no lo dije, pero lo sacaste de mi mente. - ¡¡Eres un ordinario insolente!! Deberías saber que tu lugar no es este, si estás en mi casa solo es por caridad, porque tu lugar está en la calle. – Dije lo que pensaba de este poca cosa, cree que merece la vida que le tocó, pues solo en sus sueños. Tenía la impresión de que tomó aire para responderme, pero en vez de eso habló Ale. - ¡¡Andrea!! ¡¡Roberto!! ¡¡Basta!! Ann, Roberto no vive de caridad en la casa, es familia, su lugar no es en la calle, es junto a nosotros, con su hermano Rex, que es tu cuñado y mi esposo. Roberto, no conoces lo suficiente a Andrea para suponer cuan inteligente es o no, así que te pido más respeto hacia ella. Ahora tomaremos todo lo que compramos y nos iremos a casa. No era justo, él me insultó primero y no dije ninguna mentira sobre qué este vago no merece vivir con nosotros, que tiene de bueno un indigente, está concentrado mirando por la ventana del auto con ese cautivador color verde oscuro de sus ojos, tiene un perfil atractivo y… ¡Dios! giró a verme, es un estúpido, mejor veo por la ventana también, no tiene nada de bueno ver a un miserable. Por fin llegó el fin de semana de la fiesta de piscina de Javier, estoy tan emocionada que podría gritar, estaba preparando mis cosas y pensando que este momentos era la oportunidad de oro para conquistar a mi príncipe, no puedo dejar de imaginar que nuestros destinos están entrelazados y que viviremos el resto de nuestras vidas juntos. - ¿Ann, Estás lista? – el golpeteo de mi puerta me puso ansiosa, tomé mi bolso, terminé de echar algunas cosas y bajé las escaleras corriendo, pero la Anita, nuestra empleada me detiene. - Señorita Andrea, la llama su amiga, la señorita Francisca. – ¡Qué raro! ¿Será que ella quería juntarse conmigo para ir dónde Javier? - Gracias Anita ¡Hola Panchi! ¿Pasa algo? - ¡Ay, amiga! Malas noticias, me acaba de llamar el Lalo para decirme que la fiesta fue cancelada, al parecer murió la abuela de Javier y tiene que hacer un viaje urgente a Polonia. - ¿Qué? ¡No puede ser! - Lo siento amiguita. - ¡Oh, por dios! Javier debe estar destrozado, adoraba a su abuela, trataré de llamarlo, te hablaré después. - Chao, Ann. Después de terminar la llamada traté de contactarme con Javier, el pobre debe estar devastado con la noticia, solo quería consolarlo y estar junto a él, pero la empleada de la casa de los Zanetti me anunció que la familia se había ido hace un par de horas, que horrible día. - ¿Pasa algo Ann? - Es terrible Ale, la abuela de Javier murió y no estuve ahí para apoyarlo. - ¡Oh! ¡Qué triste! – me puse a llorar por la perdida, por la pena que debe estar sintiendo Javier en su corazón, mi hermana me abrazó con dulzura, me sentía acogida hasta que escuché una voz tan desagradable. - ¿Por qué llora? – me giré para gritarle en la cara lo que había sucedido, pero antes de siquiera emitir sonido alguno vi a un hombre de hombros anchos, con una polera polo algo ajustada, se veían sus bíceps, usaba unos jeans azules a la medida y un par de botines algo toscos, su pelo disperso lo hacía ver atractivo, ¿en qué estoy pesando?, no pude más que balbucear. - Roberto, Ann esta triste porque uno de sus amigos perdió a su abuela, el que organizaba la fiesta. – Roberto me miró de forma curiosa. - ¿Estas segura que ella esta llorado por eso y no por qué no pudo empelotarse en una fiesta? - ¡Estúpido! ¿Qué clase de bestia es? - ¡Eres un imbécil! ¡No soy una insensible! ¡Tengo sentimientos! - Pues, eso no fue lo que yo pude apreciar la primera vez que te conocí, más bien no tienes mucho tacto para hablar, hasta un cocodrilo es más sensible que tú. - No sé qué hago hablando contigo, tu educación deja bastante que desear, ni siquiera una palabra de aliento puede salir de ese hueco en la cara a la que llamas boca. - Perdóneme su alteza real, lamento su perdida, la perdida de no haber ido a la fiesta. -Eres un patán. - ¡Oh! ¡qué dulce! Me has dado con la flecha de “me importa un huevo lo que pienses de mí”, ya me voy, tengo cosas que hacer fuera de este castillo. – Ya ni siquiera sabía lo que sentía, quería matarlo por su grosera forma de ser. - Viste, Alejandra, viste, no le hice nada, ese mugriento me insulta en mi cara y en mi casa, cree que tiene el derecho de tratarme como basura porque ese delincuente no tiene educación. - Ann, hablaré con Rex, él arreglará esto. - Espero que ese “arreglar” sea sacarlo de esta casa para siempre. - Andrea, eso no sucederá, Roberto es de la familia te guste o no, yo sé que Rex hablará con él y cambiará su actitud. De la familia ¡Ja! Ese ordinario jamás podría ser de esta familia, ni la mejor ropa de este mundo le quitaría lo mugriento y mal educado, es un ser que no tiene el menor ápice de modales y fineza, es un troglodita, bruto y sin corazón, nunca en la vida se podría comparar con Javier, un helénico príncipe, tiene la finura y elegancia de la realeza, todo un galán, no como ese tonto de Roberto, con sus anchos hombros, bíceps marcados y esos ojos verdes como un bosque profundo… ¡Ay! ¡Estúpida! ¡Ni el diablo querría a esa cosa! Después de un mes de espera, pude contactarme con Javier, le di mi pésame y le ofrecí mi ayuda, si necesitaba algo, ahí estaría para él, la llamada no fue larga ya que me imagino que el tema debe tenerlo conmocionado aún ¡Oh! ¡Pobre de mí amado! ¡Tener que sufrir perdidas a tan corta edad! Las semanas pasaron rápido, me llevaron a comprar el uniforme para el colegio, los útiles escolares y todo lo que necesito para este nuevo comienzo de año, apenas llegué a casa, subí a mi habitación y me probé el uniforme, al parecer el espejo de la tienda no mentía, mis pechos y mis caderas resaltan mucho mi figura, me veo como una miss diecisiete, sé que Javier no resistirá mirarme este año, estoy perfecta, casi no puedo esperar entrar a clases, una semana se hace eterna. Por fin, primer día de clases, ver a todos mis compañeros en la sala me causa mucha emoción, todos hablando de sus vacaciones y los panoramas que tuvieron durante el verano, Javier venía llegando un poco tarde, pero se veía como un dios griego caminando y saludando a todos en la sala. - Hola compadre, como te fue … hola flaco ¿Cómo estuvo tu verano? – poco a poco se acercaba hacia donde yo estaba y con la voz más coqueta que tengo le dije: - Hola Javier, ¿Cómo estuvieron tus vacaciones? – de pronto veo que Javier se gira hacia mí y sus ojos se abren mucho, como si lo hubiera sorprendido. - Andrea, estas algo cambiada, como si algo en ti hubiera crecido. – Por fin me notó. - Solo un poco. - Te vez más madura, más grande, creo que estas hecha toda una mujer, casi perfecta para mí. – su coqueteo me provoca un cosquilleo en mi intimidad, él de verdad me mueve el piso, es tan guapo, tiene una aire poderoso y sensual que me encanta. - Bueno, si soy casi perfecta, quiere decir que no soy de tu gusto, por lo cual no vale la pena que hablemos ¿Verdad? - ¿Dije “Casi”? Puede que me haya equivocado, estas perfecta, como una diosa, Andrea. – mordí mi labio inferior, lo tengo donde quiero, Javier pronto será mi novio y seré la envidia de todos en el colegio. Justo en ese momento llegó la profesora, era la profesora en jefe, se presentó, dio los horarios y empezó con la clase, mientras ella escribía, de vez en cuando, Javier me miraba, me susurró que nos viéramos en el recreo, estaba tan nerviosa, era la primera vez que Javier tenía un interés real en mí y estaba dispuesta a darlo todo. En el recreo Javier me siguió hasta el patio central, dijo mi nombre, me giré y justo en ese instante, mis amigas aparecieron, la Panchi y la Coni, Javier parecía molesto y se fue, les conté a las chicas que arruinaron el momento, ellas se disculparon, pero estaban seguras de que este lapsus no arruinaría nada, se notaba de lejos que a él le gusto. Después del recreo, nuestra profesora entró muy seria y comenzó a hablar de algo que no entendía porque justo en ese momento la Panchi me comentaba que Javier había dicho algo bueno de mí antes de entrar a la sala, estaba loca por escuchar que dijo, pero en ese instante mi amiga me dice: - Ann, viste al compañero nuevo, esta como quiere, incluso creo que te está mirando. - ¿De verdad? – - ¡Sí! Tiene los ojos pegados en ti. - sé que soy perfecta y puedo llamar la atención de cualquiera, me giré disimuladamente y mi sorpresa me dejó estupefacta, era como una pesadilla, debo estar soñando, yo no me esperaba esto, de cualquier persona que podía estar al frente de la sala tenía que ser él ¿Por qué Roberto tiene que ser mi nuevo compañero?

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