Carly y Daniel se sentaron en una discreta terraza de un bar, le pidieron al camarero dos cervezas, Carly intentaba disimular que lloraba, Daniel miraba para otro lado, para no verla. El camarero llegó y les dejó las consumiciones en la mesa.
—Daniel yo… sé que te he hecho mucho daño, también sé que no te lo merecías.
—¿Has visto a Sabrina?
—¿Qué?— Preguntaba extrañada Carly.
—Qué si has hablado con Sabrina.
—Sí, sí, le envié un mensaje hace tres días…
—Que cojones tienes tía, estás no sé cuantos días sin hacerle ni puto caso, pasando de ella como de la mierda ¿Y le envías un mensaje? Si me lo haces a mí, te digo que te…
—Que me lo meta en el coño, ya. Ella me respondió, en resumen, no nos hemos separado desde ayer, estuvo todo el día en mi casa consolándome y hoy me ha obligado a ir a la universidad, y si soy sincera, ella ha sido quien me ha animado a hablar contigo.
—¡Ah coño! Es decir, si has venido es por Sabrina.
—No Daniel, yo también quería verte, pero me daba vergüenza.
—No me extraña, yo no tendría cojones de hacerlo si hubiera hecho lo que has hecho tú.
—Supongo que Sabrina te ha puesto al día.
—No Carly, desde el fin de semana que no hablo con ella.
—¡Hostia! Yo pensaba que tú ya sabías algo, que Sabrina había hablado contigo, me he atrevido a verte porque pensaba que tenía el terreno un poco allanado.
—Pues de eso nada, claro, que yo entiendo a Sabrina, si me llega a decir que tú querías verme te aseguro que no estaríamos aquí ahora.
—Quieres decir, que Sabrina sabía que era mejor presentarme por sorpresa, que así tendría alguna posibilidad.
—Ya te digo, que bruja está hecha, ya hablaré con ella ya.
—Por lo que sé, no te ha dejado solo, debe haber sido un apoyo para ti.
—Hemos salido varios días, nos hemos tomado unas copas y ya está.
—¿Y nada más?— Preguntaba con ciertos celos Carly.
—Mira Carly, no tienes ningún derecho a sospechar de nada, pero te diré una cosa, si Sabrina se hubiera insinuado un poco, me la hubiera follado, está buenísima, le hubiera dado pero bien…
Carly lloraba otra vez con intensidad, no daba abasto para quitarse las lágrimas con el pañuelo.
—Ya sé que siempre te ha gustado, por eso pensaba que…
—No idiota no, no ves que te lo digo para hacerte daño, porque estoy dolido contigo.— Daniel se ponía la mano tapándose la boca, pensaba.— Mira Carly, esto no nos lleva a ningún sitio ¿Quieres que te deje en tú casa?
—No, no, yo quiero seguir hablando contigo.
—¡Vale ya Carly! ¿Qué quieres realmente? ¿Por qué estamos aquí?
Carly lo miraba fijamente, intentando buscar la manera de decirle lo que realmente quería.
—Me gustaría tener una máquina del tiempo, para volver atrás y que nada hubiera pasado.
—Eso es imposible.
—No quiero perder el contacto contigo.
—¡Ah no! Yo no soy de esos que acaban una relación, haciéndome daño como me has hecho y sigue siendo un buen amigo de su ex.
—Solo quiero verte de vez en cuando, poder hablar contigo, esas cosas.
—Te hablaré claro Carly, a mí me parece que lo que buscas es volver conmigo, como si te hubiera funcionado lo de la máquina del tiempo, como si yo fuera un aparato, ahora te utilizo, ahora te guardo y te olvido.
Carly lloraba tanto que no podía ni hablar, eso no le gustaba a Daniel.
—Dime que te podré llamar, que saldrás algún día conmigo.
—Que pesadita te pones, y lo que quiero yo, no cuenta ¿O qué?
—Por favor Daniel.
Daniel se empezaba a desesperar, y muy a su pesar, ha ablandarse, las lágrimas de Carly le afectaban.
—Vale, está bien, pero con dos condiciones.— Le anunciaba Daniel a Carly, esta levantó la cabeza con una sonrisilla, todavía lloraba, pero había encontrado algo de esperanza.
—Deja de llorar de una vez, no me gusta, y dos, explícamelo todo.— Carly abrió los ojos mirándolo fijamente.
—¿Qué quieres decir con…? Explícamelo todo. Tampoco hay mucho que explicar.
—Ya lo creo que hay mucho que explicar ¿Quieres que salgamos algún día? Pues quiero saberlo todo, desde el primer día que viste a ese chico, hasta el último, y con todos los detalles.
—¿Con todos los detalles?— Preguntaba una preocupada Carly.
—Quiero saber hasta como te bajaba las bragas, donde y como te folló, quiero saberlo todo.
—No puedo explicarte eso Daniel, entiéndelo.
—Pues nos vamos ¿Te dejo en tu casa? O ¿Te vas en bus?
—¡Joder Daniel! No me das alternativa.
—La misma que me diste tú, cuando me dejaste en medio la calle como a un perro.
—Vale, vale, de acuerdo.
—Pues empieza ya, tengo ganas de escuchar esta historia.
—¿Aquí?
—No, si quieres buscamos una sala de reuniones ¡No te jode!
—Es que… es muy íntimo, no quiero que nadie nos pueda oír.
—Muy bien, volvamos al coche.
Daniel se levantó, fue a la barra y pagó las dos cervezas, Carly lo esperaba en la calle preocupada, eso no se lo esperaba, tener que explicarle todo lo que hizo con Santiago se le hacía una montaña. Daniel la llevó a un descampado con el coche, donde iban a follar, ellos y un montón de parejas más, aquello algunos días parecía el aparcamiento del Bernabéu en un día de clásico.
—Que buenos recuerdos me trae este sitio.— Le dijo Carly con nostalgia.
—Ya puedes empezar, y no te dejes nada, si nos volvemos a ver quiero saberlo todo.
—Después de escucharlo, no sé si querrás saber nada de mí.— A Carly le empezaba a caer alguna lágrima.
—Sin llorar, ya te lo he dicho, piénsalo, si tienes alguna posibilidad de que nos veamos pasa porque yo lo sepa todo, como tú quieras, tú decides.
Carly le miró a los ojos, respiró profundamente, y empezó el relato.
—Lo conocí en los grupos de trabajo del proyecto, una del grupo tiene una casa muy grande, quedamos allí para trabajar, resulta que su hermano gemelo, que también está en nuestra clase, citó a su grupo allí mismo. Santiago, que es como se llama, estaba en el grupo del hermano…
Carly se lo explicó todo, como empezaron a hablar, como no fue hasta el último día, que se lo folló en el cuarto de baño apartándose el tanga, las folladas en su casa, hasta en la piscina interior, el champán, el trió, como se la follaron por delante y por detrás a la vez, la propuesta que le hizo para que se follara a todos sus amigos. Y para acabar, su discurso delante de la facultad ridiculizándolos.
Cuando acabó, se hizo un silencio, Carly miraba hacia delante, no se atrevía a mirar a Daniel, este la miraba fijamente.
—Yo pensaba que eras más inteligente Carly ¿Cómo has podido caer en algo así?
—Por idiota Daniel, por en cegarme con coches, casas y lujos.
—Y encima mal follada.
—¡Daniel por favor!
—Está claro, cantidad mucha, pero calidad poca.
—Estoy tan arrepentida, me siento tan mal, casi pierdo lo que más quería en esta vida.
—¿A sí? ¿Y qué es lo que tanto querías?
—A ti y a Sabrina, ya lo sabes.
—Pues no te acordabas mucho de nosotros cuando te subías en el Porsche descapotable o bebías champán francés, dime una cosa ¿Cuando bebías levantaba el dedito meñique como la gente fina?
—¡Daniel coño! Menos cachondeo que esto es muy serio.
—Tan serio que no me has preguntado como estoy yo.
—Ya lo sé por Sabrina ¿O te crees que no le pregunté por ti? Fue lo primero que hice. Y me imagino cómo estás, solo hay que verte, no me has sonreído ni una vez.
—No estoy para sonrisitas Carly.
—Lo entiendo… ¿Crees que me podrás perdonar algún día?
—No lo sé, ahora mismo no lo creo, tengo demasiado daño dentro.
Carly cerró los ojos, de dolor, de saber el daño que le había provocado.
—¿Te podré llamar para salir a tomar algo y hablar un rato?
—Te he dicho, que si me lo explicabas podrías hacerlo, soy un hombre de palabra.
Carly confirmó con la cabeza en silencio, ella pensaba que si se lo explicaba tendría alguna posibilidad, o eso le pareció entender, que Daniel aceptase que lo llamara, era una buena noticia para ella.
—Mañana, podríamos hacer lo de siempre, quedar para cenar una pizza, pasarnos por el bar que trabaja Sabrina, tomarnos un par de copas y luego salir con ella de fiesta, como hacíamos antes ¿No te apetece?— Intentaba animar Carly a Daniel.
—¿Pero tú de qué vas? Te he dicho que algún día me podrías llamar, a ti se te da una uña y te agarras el brazo entero.— Le contestaba Daniel molesto.
Carly abrió el bolso, sacó su teléfono y marcó algo, al momento sonó el móvil de Daniel.
—¿Me estás llamando tú?
—¡Hombre! Estás diciendo que solo puedo hablar contigo llamándote, descuelga que quiero proponerte un plan para mañana.— Le decía muy seria Carly.
—Que cabrona estás hecha, mejor vámonos, ya hablaremos.
Daniel iniciaba la maniobra con el coche para salir de allí, Carly estaba satisfecha, para ella no había ido mal la tarde noche, incluso a última hora, cuando le hizo la broma del teléfono, le pareció ver una pequeña sonrisa en la cara de Daniel.
Nadie dijo nada en todo el camino, hasta que el coche paró en la puerta del edificio donde vivía Carly. Antes de bajarse, Carly miró a Daniel.
—Mañana te espero como hoy, cuando salgas del trabajo y vamos a tomar algo, vale.— Daniel hacía una mueca de desaprobación.
—Ya he quedado Carly.
—¿Con quién?— Preguntaba Carly, dando a entender que no se lo creía.
—No tengo que darte explicaciones de lo que hago o con quien lo hago.
—Porque es mentira.
—¿Mentira? Mira, he quedado con una tía que está buenísima, vamos a ir a cenar, después nos tomaremos unas copas, al final de la noche la llevaré al descampado, y allí, me la follaré hasta reventarla. No te lo quería decir para no…
—¿Has quedado conmigo? Me encanta tú plan…
—¿Pero qué dices?
—Has dicho, que has quedado con una tía que está buenísima, esa soy yo ¿No me dirás que no?
Daniel se pasaba la mano por la cara, ese descaro de Carly le sorprendía.
—Mañana te llamo.— Se despedía Daniel.
—No me vas a llamar.
—Haré lo que me dé la gana.— Contestó Daniel molesto.
—Vale, de acuerdo, ya me voy.