Me protege

1347 Words
El tipo me mira con cierta ironía y no entiendo cómo puede estar tan confiado si no pertenece a ninguna de las familias de clase de este país, conozco a todas, bueno, a casi, pero a este tipo ni lo registro. - No te preocupes, yo no tengo nada, pero no puedo estar seguro de que tú estés limpia, es más, me conformo con que no me termines contagiando la idiotez, estoy seguro de que estaré bien si me mantengo lejos de ti. - ¿Cómo te atreves a insultarme así? – Digo enojada y golpeo su pie con mi tacón para que me suelte. - ¡Ah! Eres una… - Se queja, pero no lo dejo terminar de hablar. - ¿Una qué? A ver, dilo ¿Soy una qué? No te metas conmigo, o tu vida puede acabar en un instante, te aseguro que mañana mismo te quedas sin trabajo por idiota y por abusivo con las mujeres. - Señorita, no le recomiendo… - El hombre que está a su lado intenta hablar, pero el patán lo mira serio y no lo deja continuar. - Yo no te hice daño, aquí la única abusiva eres tú. Pero está claro que, cuando te encuentras con una arpía, debes salir corriendo, y yo preferí quedarme, así que es mi culpa por tratar con bestias maleducadas. – El muy cretino me describe de muy mala manera. - ¿Qué fue lo que me dijiste? La única bestia aquí eres tú, además, yo soy una mujer con muchos contactos como para volver tu miserable vida aún más miserable. – Mi turno de gritarle a ese idiota. - ¿A sí? Que miedo tengo… - Dice burlándose – Quisiera verte intentarlo. - ¿Quieres verlo? Dame tu nombre y mi padre se encargará de hundirte a ti y a toda tu familia contigo por animal. – Digo molesta, ya con odio en mis ojos. - No hay caso, una niñita de papá… Sin tu papito no serías nada, y yo que te creí más “especial”. – Dice con gestos de molestia fingida. - Al menos tengo un padre que me cuida, no sé tú, quizá por eso eres un idiota, porque no tienes a nadie que te quiera. - Me toma del brazo y me acerca a su cuerpo hablándome bajito pero con molestia. - Yo que tú cuidaría mi boca, si yo fuese otro hombre, hace mucho te habría estampado contra esa muralla. – ¿Qué fue lo que dijo? Ah… - ¿Me estás amenazando? ¿Quieres golpearme? – El tipo se para y es que había estado sentado en su taburete todo el tiempo, es increíblemente alto, por lo que debo mirarlo ahora hacia arriba. - Amiga, vamos, no nos conviene seguir aquí. – Jenn habla y el duelo de miradas entre ese idiota y yo continúa. - Mejor vámonos, no queremos seguir llamando la atención. – Dice su acompañante. - Mejor hazle caso a tu amiga, si continúas aquí ya sabes lo que va a pasar. – Dice él con una expresión molesta mientras Jenn me toma del brazo para apartarme, y a él, su amigo también lo separa de mí. - Tu deberías ser el que saliera por esa puerta, te aseguro que no quieres meterte en problemas conmigo. – Digo yo aún enojada, no vamos a ceder, y hasta creo que nos parecemos. - ¿Quieres apostar quién se va primero? – No sé por qué ahora me siento más alegre que cuando llegué. Este idiota me hace reír con su estupidez. - Está bien, Jenn, no sigamos perdiendo el tiempo aquí, no vale la pena. – Hablo mientras continuamos mirándonos con rabia. - Ah, por fin nos vas a librar de tu fastidiosa presencia. – Dice él. - No vales mi tiempo, cretino, hasta el aire se volvió agrio con tu presencia. – Si, no me rindo. Volteo y Jenn me mira con cierto asombro. - ¿Qué? El tipo es un idiota, y tu bien sabes que yo no me dejo. – Le digo mientras ella comienza a caminar hacia una mesa alejada de la barra, es claro que no quiere que nos volvamos a encontrar con el imbécil. - Pero no debiste ser tan cruel. – Dice ella. - No lo fui, por el contrario, podría haber llamado a Dean para que lo pusiera en su lugar, pero no lo hice, sólo respondí a sus malas palabras. - No hay caso contigo, querida amiga, ese hombre podría ser un tipo malo y tu continúas peleando con él como si nada. - Ambas reímos y es que sabemos que somos intocables en esta ciudad, pero eso no evita que muchos nos envidien y traten de lastimarnos. Después de olvidar el incidente con el tipejo, tenemos una noche muy agradable entre conversaciones y risas (y claramente ¡tragos!). - Ese tipo jamás iba a llegar ¿Cierto? ¿Por qué tengo tan mala suerte con los hombres, amiga? Dime... Tú tienes al hombre que quieres, y yo no puedo encontrar uno que sea sólo para mí. - Jenn habla dentro de su ebriedad. - Son las dos de la mañana, deberíamos irnos. – Le digo y ella me contesta con movimientos extraños, aunque yo no estoy muy sobria que digamos. Salimos del bar riendo para buscar un taxi, ninguna de nosotras puede manejar así, pero en cuanto estamos afuera, cuatro tipos se nos acercan. - ¿Quieren que las llevemos, señoritas? – Uno de ellos nos habla y Jenn se esconde detrás de mi espalda. - No, contigo no iría ni a misa. – Digo yo recuperando un poco de sobriedad al percibir el peligro. - Pero si nos salió arrogante la chiquita... – El muy cretino se burla y se ríe haciendo que sus amigotes se burlen también - ¡Vas a ver que la pasaremos muy bien! – Me intenta tomar de los brazos, pero una mano se interpone rápidamente entre nosotros evitando que el cerdo me toque. - Ni se te ocurra tocarla – La voz gruesa, lenta, amenazante y sexy de un hombre demasiado frío para su propia conveniencia, logra alejar un poco al desgraciado que intentaba acercarse a mí. Los tipos de atrás se alejan al ver al odioso con esa expresión extremadamente fría y amenazante, algo en este hombre me dice que no dudaría un segundo en matar a otro con sus propias manos, lo que definitivamente podría terminar por asustarme, pero claro, no está a mi altura. - Así que tenía novio la muy… - El cerdo asqueroso no se rinde, pese a que todos sus amigos han retrocedido. - ¿La muy qué? ¿A ver? ¡Más respeto con tus palabras o soy capaz de hundirte! – Le grito detrás del hombre que me protege con su cuerpo. - A mí no me amenazas, riquilla, puedo hacer contigo y con tu novio lo que yo quiera y nadie se va a dar cuenta. – Habla el tipo y los hombres que se encuentran detrás ahora sacan unas cuchillas y un arma, quizá se sientan más hombres con algo en sus manos, pero eso no detiene al odioso. - Tú deberías cerrar la boca. – Me dice muy bajito el odioso que me protege. - Ah, por favor ¿Eso es todo lo que tienes? Con eso no me das la pelea. Además, un hombre pelea a mano limpia. – Dice hacia el cerdo que ahora lo mira con cierta preocupación, pero claramente eso no lo detiene. - ¿Eso quieres? – El tipejo se lanza contra el odioso, pero unos tipos se colocan delante de él y comienzan a golpear a los cerdos sin dejar que nos toquen a nosotros. Me alejo por obligación, ya que el odioso me mueve con sus manos para protegerme mientras todos se golpean. Jenn me jala más atrás y ya estamos casi contra la muralla mientras el odioso nos defiende de los demás tipos. Lo único que pido es que podamos salir bien de esta.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD