La noche había caído con toda su puta carga de oscuridad y miedo. Damián caminaba por las calles desiertas, con la cabeza llena del puto caos financiero y las traiciones que se estaban devorando Vértice desde adentro. El ruido en la bolsa era una jauría de perros rabiosos que no dejaban un solo momento de respiro. Pero lo que no sabía era que el enemigo también acechaba en las sombras más cercanas. Un pana apareció frente a él con esa sonrisa de mierda que siempre olía a problema. Lucas Méndez, un maldito tipo con fama de ser la mierda más turbia del submundo financiero, llegó sin previo aviso. Damián no esperaba verlo, menos esa noche en la que el puto mundo parecía derrumbarse. —Damián —dijo Lucas, con el tono frío y calculador de quien tiene algo que vale la pena pero también una mier

