Además, Clara comenzó a trabajar en el aspecto legal con una astucia que dejaba sorprendidos a varios de sus mismos abogados. No solo cuestionaba a los fiscales y desmontaba evidencias punto por punto, sino que también diseñaba jugadas para embarrar la cancha y forzar negociaciones secretas que le dieran ventaja.
Llegó un momento clave cuando lograron que uno de los testigos principales fuera desacreditado por vínculos con enemigos ocultos, lo que sembró la duda en la sala y frenó la carrera hacia la condena.
Cada victoria, por pequeña que fuera, era un puto aliento que les mantenía con vida.
Pero Clara sabía que no bastaba solo con jugar en la corte; fuera de ella, la presión tenía que bajar y debía demostrar que aún seguía viva en las calles, que su nombre todavía tenía poder, y que n
