Como trabajaba de contadora en el Ferrocarril al salir del trabajo mi mente giraba en torno a los números, incluso al dormir sigo haciendo cálculos, no puedo evitarlo. Si leyera filosofía ocurriría lo mismo, mi mente volaría con concepciones e ideas que me darían dolores de cabeza.
Aquel día salí más temprano de lo común, así que decidí quedarme en la biblioteca.
Es bastante vacía, pero lo que es en la tarde se llena con estudiantes de diferentes instituciones para averiguar temáticas de variadas profesiones. Leía el libro llamado Buddha de Alfred Foucher, expresaba varios comentarios que también me parecieron simplistas. El autor no era practicante del budismo, solo un gran erudito en materia de religión. " Intentar comprender conceptos avanzados del ser con un conocimiento meramente teorico es sumamente disfuncional"
Al frente de mi, sentada me pareció reconocer a una persona, parecía bastante familiar su caminar; era delgada, alta y caminaba muy rápido, tenía contextura atlética, activa y vigorosa.
Mientras recogía un libro, que la bibliotecaria le ofreció, caminaba intentando escoger un sitio ideal para sentarse, con un velo blanco en su cabeza y un suéter n***o que cubría la parte superior de su vestido caminó hacia mi como intentando escoger el mejor sitio para leer, entonces me reconoció y me mostró su sonrisa
—¿A quien tenemos aquí?
—No lo creo, ¡Florentina!
—¿Cómo has estado? —nos abrazamos y le di un beso, se trataba de una amiga que conocí hace años, había seguido la vida monástica porque cubría su hábito—.Que delicia de encuentro , te ves muy bien
—Ni decirlo de ti, estás muy mona ¿De dónde vienes?
—Soy monja— lo dijo muy natural, como si le hubiera preguntado ¿eres mujer?—. Vengo del Monasterio de Santa Catalina de Siena
—Me alegro, verte es suficiente para encenderme alegría— rió de muy buena gana. Me puso su mano en mi hombro.
—Niña, ¿y tú ?
—Yo aqui muy bien gracias— tenía gracia
—Te hiciste monja—lo hice con halago
—¿Y tú? Creí que tenías vocación
—Aun tengo dudas—hizo como si no me escuchara
—Las monjas que conocimos te hechan de menos—le puse una carita de tristeza—. Así es, creían firmemente que seguirías la vida religiosa
—Digamos que tengo intereses muy variados y aún no decido seguir uno en específico, la vida monástica a veces la encuentro estrecha, yo anhelo libertad en cuanto a aficiones
—Bueno, de dónde vengo no existe una barrera insuperable de amalgama entre lo humano y lo divino, en realidad no existen barreras, salvo en quien no emprende la aventura espiritual— la miraba pensativa —. Así es, yo vivo equilibrando trabajo y oración cómo nos lo enseñó San Benito
—Eso está bien
— El creador da posibilidad para que cualquiera le busque, no hay denominaciones ni separaciones de seres humanos para Él
—Si—internamente lo sabía, el mundo exige por el mismo motivo varios senderos o caminos para seguir a Dios según la naturaleza de las personas
—Pero estamos unidas a varias organizaciones benéficas, lo que hace posible practicar la caridad y practicar muchos servicios
—Si, de la mano, aún no alcanzo la pureza en mi para hacerlo, pienso que primero debo ocuparme de mi y una vez trabajado mi egoísmo podré ayudar sin esperar nada a cambio, alcanzar el inegoismo también es un logro alcanzado
—Eso se puede conseguir practicándolo
—Soy de las personas que creen que antes de ayudar a los demás, primero debemos ayudarnos a nosotros mismos, a veces nuestra psique tiene tendencias egocentristas, y al actuar, sin darnos cuenta estamos esperando recompensa, podemos decir que no es así, pero una vez que no sentimos ningún tipo de ganancia creemos que ayudar no tiene sentido, y alcanzar el nivel de ayuda desinteresada es un evento interno— Parecía que no entendía lo que decía
— En cambio yo creo que la rudeza del ego puede rendirse al practicar el servicio, éste termina haciendo que nos olvidemos de nosotras mismas
—Si, pero ¿que ocurre si ayudo y en mi nace el pensamiento de recompensa? De ahí la importancia de la purificación interna
—Van de la mano, trabajo y oración, no lo olvides
—Esta bien— no había enojo, solo intercambiábamos comentarios, no me pude contener así que le pregunté
—¿Cómo haces para controlar los impulsos sexuales?— no se sintió incómoda, aunque sacó una mirada de asombro
—Simplemente esas cuestiones no afloran en mi mente, esa es la razón por la que es tan importante estar con la mente ocupada, no llegan pensamientos de lascivia
—Entonces, sin eso existiría la represión—me miró con aire malicioso
—Muchachita, ese es el problema que tienes
—No, es solo que toda verdad tiene que ser puesta a prueba, tiene que ser experimental, y yo me centro mucho en esto debido a que esa energía y sobre toda la sexualidad es parte de los seres humanos, no veo como pueden negar algo que es parte de nosotros
—Si, pero nosotros creemos que la vida del espíritu es más importante
—Lo es, pero que pasa cuando esa energía te asalta, dependiendo de la persona será diferente porque para algunas personas es incontrolable
—Mi respuesta sigue siendo la misma, en ojos puestos en actividad no aparecen tentaciones
—Pero ¿y en la quietud, al dormir, cuando inevitablemente estás a solas?
—De ahí la importancia de la oración, tu tiempo a solas con Él
—Si tengo un cúmulo de pensamientos huyendo en varias direcciones y mis energías me arrastran hacia las personas o la lujuria, no podré centrar mi atención completa hacia El Creador
Mis células no me lo permitirán
—Con esfuerzo todo se puede, con el correr de los tiempos, con mayor concentración y oración y devoción esos obstáculos morirán, todos estamos llamados a ser santos
—Bueno creo que no todos podrán vivir en monasterios, tenemos la desventaja de poseer una mente con adherencias muy insanas, para otros el camino es más radical
—¿A qué llamarías radical?
—A usar metidos de purificación potentes
—¿Cuáles serían esos?
—¿Has oído del tantra?
— Ya veo por donde va la cosa, ¿estás comparando los caminos? No tengo nada en contra de otras religiones
— Bueno, creo que tienen grandes cosas que ofrecernos
—¿Cuáles?
—Por eso digo, depende de la tendencias de las personas
—No estoy en conflicto con lo que dices
— Bueno, el tantra enseña a purificar las células, el organismo, por ejemplo al elevar la energía y deslastrar las energías oscuras del ser humano, es sencillo porque no hace falta creer en nada
—Bueno, es otro camino, yo sin Dios no puedo
—Para muchos podría funcionar, ya que no todos tienen tendencias para solo actuar en bien, necesitan mucha purificación para, por ejemplo, vivir una vida célibe. Aunque todos estamos llamados a ser santos, a no todos nos da el celibato, depende de las células y tu ADN, sean que éstos te dan autocontrol o te ponen deseos.
—Esa purificación es posible con Dios
—¿Pero si las personas no creen en Él?
—Para todo se necesita creer, incluso si esa persona realiza eso que dices, necesita creer que eso le ayudará, de lo contrario no lo practicaría— me quedé quieta, una parte de mi me decía que aún no había superado estas tendencias, debía respetar las creencias de los demás, y esto también viene de adentro, en formas de emociones de intolerancia y hasta reclamo.
—Esta bien, lo acepto, tú vives tú vida y yo la mía— le dije
—No tranquila, estoy dialogando, no estoy para debates
Se puso a leer, estuvimos en nuestros asuntos y al cabo de varias horas dejó los libros que tenía
—Florentina, ¿has vivido experiencias milagrosas o crees en los milagros?
—Creo en los milagros de los Santos, como también creo en Dios
—Dime uno que te haya acontecido
—¿De veras quieres saber? No estoy de acuerdo en avivar la curiosidad así, ver a Dios como un mago
—No es eso, en mi viaje en busca de la verdad estos temas son inevitables
—¿Crees que es necesario ver para creer?
—Me arrimo en la experiencia directa, y estos signos también ayudan en mi opinión, soy una buscadora
—Me sorprende que tu temperamento místico como lo mostrabas en el colegio, tenga esta antítesis de la duda
—Vamos, solo dime
—Esta bien, he visto en carne propia cómo funcionan los exorcismos, al recitar invocaciones las personas se curan, estos funcionan, no le veo otra explicación
—¿Por eso crees en Dios?
—¡No! Creo en Dios porque lo siento
—Y además de esos casos, ¿existen otros milagros?
—Hay demasiados, yo mismo soy una prueba de ellos, también están los prodigios de los Santos.
—¿Crees que en la Tierra habitan ángeles?
_¿Cómo?¿Aqui? No he pensado en eso la verdad
—Parece que me he encontrado con algunos—me miraba pensativa
—Haces varias preguntas, pero no tengo la respuesta— No me sentí en estado de hablarle sobre Roberto porque parecía que la situación no lo ameritaba.
Salimos al mismo tiempo y caminamos juntas por todo aquel ambiente religioso, las personas se movían muy rápido, las montañas poseen mas atractivo hacia mí, mi estado de ánimo se transforma en la vegetación, Dios no puede habitar únicamente templos, está en todas partes, se manifiesta más en ciertos lugares dado que su naturaleza trascendental necesita un medio para expresarse, este medio no puede ser defectuoso, de ahí la importancia de agigantar las percepciones para que no encuentre obstáculos para manifestarse tanto en uno como en los espacios compartidos.
Caminaba muy rápido, se notaba que llevaba una vida activa, me miraba de manera jovial, me dió gran deleite, parecía que las estrechas paredes del egoísmo se estaban derrumbando, la consideraba otra Margott más, ¿Por que intentar encerrar mi amor a solo ciertas personas?
Nos sentamos en una banca observando las capillas que había alrededor, muchas palomas volaban sobre nuestras cabezas y una soltó sus excreciones sobre mi hombro, a pesar de lo racionales que estábamos se hecho a reír, lo hacía con cierto encanto, su cuerpo vibraba con su pecho y parecía disfrutarlo en verdad, se levantó y se burlaba sin ofensas, para rascarse la cabeza se quitó el velo y me quedé sorprendida de la belleza de su rostro, sin el velo hubiese enamorado a cualquiera, era, según mi opinión, más guapa que Margott y yo juntas, de hecho era la más guapa del colegio, además las castidad le asentaba muy bien, mientras se rascaba simule que tenía un grano y le toque el rostro, su piel era muy suave, su fisionomía parecía más española que mestiza. La quedé viendo y se sonrojó.
—Eres guapa
—No aumentes mi vanidad por favor, que he luchador toda mi vida con ella
—¿Nunca pensaste casarte o algo así?
—No me he sentido muy atraída hacia los hombres, siempre he considerado que vivir así nos desgasta, me informo de manera empedernida en las noticias, y las relaciones a modo general están en decadencia, al no tener pareja ni anhelar hijos le hago un favor a este mundo superpoblado y a mi misma, ¡no padeceré enfermedades mentales!— reímos, estaba al tanto de todo, sus decisiones no habían sido tomadas a la ligera. Era tan bella que con maquillaje hubiese vuelto loco a los hombres, lo digo en serio.
Entramos en una iglesia y mucha gente afuera pedía limosnas, no había olvidado la petición de Roberto de llevar agua bendita, me persigne y me quité el gorro que llevaba, desde la entrada me percaté de la melodía que sonaba, una vez sentada se escuchó:
"Tú has venido a la orilla
No has buscado
Ni a sabios, ni a ricos
Tan sólo quieres que yo te siga
Señor, me has mirado a los ojos
Sonriendo, has dicho mi nombre
En la arena he dejado mi barca
Junto a Ti, buscaré otro mar
Tú, pescador de otros mares
Ansia eterna
De almas que esperan
Amigo bueno, que así te llaman"
La religión parece que es fuente de inspiración para los miserables, como el sufrimiento de los poetas, que a mayor intensidad da mayor capacidad para componer poesías, pero también es una visión estrecha, la vida en Dios tiene sentido por la dicha, porque creemos firmemente que Dios trasciende la vida material, no existe competencia para Dios, de ahí que se diferencie de las profesiones o aficiones, al perseguir nuestros sueños anhelamos algo basándonos en nuestras propias adherencias, dichas adherencias no siempre están conducidas por la sabiduría, es como elegir pareja, lo haces basándote en tus conceptos del bien, en que tan familiar y cercana te es esa persona, lo que tú consideras bondad, muchas veces lo familiar y lo que consideramos bueno no lo es en absoluto, perseguimos cosas que nos harán daño porque nuestras mentes tienen sesgos y están limitadas, aquello que perseguimos ofrece un halo ilusorio que nos engaña, en ese caso¿ quien mejor que Dios para dar un consejo certero?
Finalmente me dejó, lo hizo en la misma iglesia