Juventud primera

2478 Words
Cuando era niña mi padre me llevaba a la biblioteca, aquellas mañanitas están tan fuertemente grabadas en mi memoria que con frecuencia me transporto a esos tiempos y me encuentro apretando su mano, buscando su protección. El sol en su imponencia y magestuosidad de manera soberbia penetraba la oscuridad de la recién extinta madrugada. Mi padre y yo vivíamos en un pequeño piso de la calle Juan José Flores junto al monasterio Santa Catalina. Me crié entre libros creando historias y personajes a los que daba vida propia, frecuentaba mucho la soledad, mi padre los fines de semana me llevaba a la finca de El Niño, y era una afición adentrarse en los matorrales, debido a un motivo subconsciente o >que los psiquiatras no tendrán ninguna dificultad en localizar, yo conversaba con los árboles y recreaba amigos imaginarios, me adentraba a los espesos bosques, descansaba en viejos nogales, los troncos y raíces formaban figuras escalonadas, con musgosos huecos y recortes muy apropiados para sentarse. Desde lo alto del bosque corría un hilo de agua que fluía a través de piedras y llegaba a una especie de sisterna natural de cuyo chorro se abastecían los vecinos. Frente a nosotros se descubría un grandioso panorama de verdes colinas pobladas de bosques y caseríos. En el último término dos lejanos y orgullosos cerros que eran el límite de la tierra, este paisaje era capaz de revelar al alma su excelsa relación con el infinito. Al bajar con apremio de éstas espesas montañas ya muy cercano el atardecer, mi corazón latía con fuerza - al no querer ser presa de la oscuridad - , el viento generaba una especie de silvido al penetrar lo hueco de los troncos que se unía en sentido armónico con el sonido de playa que la brisa generaba al impactar las ramas y hojas de los árboles- que parecían tener consciencia y me advertían que me apresurara-, escuchaba una especie de vocesita llamándome por mi nombre, y a lo lejos podía ver unas diminutas figuras, caminando con cierta orgullosa precisión y simetría , la primera vez creí que se trataba de animalitos como ovejas o perros, no obstante - y para mí mayor sorpresa - caminaban en dos patas y tenían caderas, caminaban sin rumbo, mi corazón latía a un ritmo acelerado, estas criaturas - al parecer - vivían en El bosque, escondidas, siempre he sentido una atracción magnética por observarlos, son una forma de vida elemental y los considero guardianes de los bosques. El carácter de mi padre es reservado, de temperamento ascético. La disciplina impuesta por él rayaba el límite del respeto, me provoca reverente temor. No comprendo por qué no lógro recordar más allá de mis seis años, mi memoria se contrae al querer - con todas mis fuerzas - tener una ínfima señal de memoria , ése es el motivo por el que no recuerdo a mi madre, ella - al parecer - murió antes de mis 6 años, y ese vacío me resulta inexplicable. —Padre, necesito que hagas memoria, ¿qué pasó con mamá, cómo murió, cómo era? —tu madre era un cielo, no necesitas saber nada más, te amaba. —¿Qué pasó conmigo? ¿Por qué no lógro recordar? —Hija, fue un accidente, ella murió en un accidente automovilístico, entiende...ese trauma te ha hecho olvidar—así mi padre se escabullía, no dando lugar a más información, las preguntas le hacían dar vueltas la cabeza, le sumía en tremenda confusión. Mi padre quedó huérfano a una edad muy temprana, su hermana era una viuda de 5 hijos y mi padre se hizo responsable de toda la familia contando 27 años. No se qué tipo de vida llevó en su juventud, supongo que debió haber vivido una vida campestre, monótona o muy dura porque es insensible y algo frío, aunque tiene una fuerza física - que varias veces he considerado - hercúlea. Vivir en pleno Centro Histórico me daba la oportunidad de explorar bibliotecas eclesiásticas, también ojeaba libros de magia, la historia de los grimorios y otros volúmenes ocultos. Bajaba las asoteas sin ningún temor hasta encontrar mi objetivo, descendía las escalinatas de mármol, un paso más y encontraba una galería oculta de frescos poblados por seres angélicos y demoníacos, al seguir descendiendo por la basílica de pronto me hallaba en una sala elíptica, observaba un laberinto de corredores y estanterías de libros de toda amalgamas y colores, en efecto esta biblioteca superaba la imaginación convencional y no dude en atribuirle un origen sobrenatural o divino, según palabras del museólogo: — una obra con el manejo del diseño geométrico a las mil maravillas—. Había sido creada por fuerzas oscuras, al encargársele al verdugo terminar la obra en un tiempo récord, tuvo que acudir a Satanás, y éste con ayuda de huestes demoníacas había culminado la edificación . A aquellas eternas construcciones la inclemencia del tiempo no ha podido derribar. Al ver todos esos libros se abría ante mi un universo por explorar, libros que portaban maldiciones, que revelan secretos con los muertos o toda la legislación relativa a pactos con el diablo, libros que enseñan a congraciarse con los arcángeles y a mantener conversaciones con los tronos celestiales, libros de magia blanca, etc. Saliendo del colegio acudía sin pensar a la biblioteca, después me veía con Margott, las dos solíamos subirnos juntas en el autobus y conversábamos de varios temas que considerábamos de interés. —Margott, dime la verdad, te gusta Roberto. —¿por qué me preguntas eso? Sabes muy bien que es verdad, osea... es guapo, cariñoso, inteligente ashh... —¡Margott por favor! —Es que tu, no sé, eres rara, digo para los chicos, ellos te ven demasiado independiente, sabes que eso les genera ansiedad. Por lo general buscan chicas sumisas, asi es el orgullo masculino. —¿que crees que considerarían nuestras maestras si te oyeran hablar del sexo así? digo eres muy abierta a estos temas. —mírate bien, nosotras tenemos órganos sexuales al igual que ellos, no creo que sea con el objetivo de jugar a las muñecas, ¿no lo crees? —¡bah! , pero mira los embarazos no deseados, cómo la juventud toma responsabilidades sin la mayor madurez, son niñas criando a otras niñas. —¿Crees que el pasado era mejor? —En efecto. —Querida, la organización es el problema, en mi opinión creo que deberían dejar a los jóvenes practicar sexo, sus cuerpos a modo de súplica se los pide, es la naturaleza humana, claro con protección. El pasado no era mejor, ahí te equivocas, eso es aceptado culturalmente pero no es así, la represión es horrible, aunque depende de la persona, ¿crees que, porque antiguamente la sexualidad era un tema muy restringido y no se aceptaba la educación s****l era mejor mantenerlo a raya? , creo que te equivocas, esa energía está ahí, mientras más lo reprimes es peor, en cierto sentido la propia religión es culpable de tanta pornografía. —¿De verdad piensas eso? —Evidentemente, sólo tienes que experimentar y ver que produce. — Entonces, Roberto... —ah si, claro, ¡Qué bonito! ¿Verdad que es precioso? —Y Maurice, ¿como lo ves? - —para mi gusto, demasiado reservado, es tierno aunque muy callado. —Para mí es un encanto —si es para ti las cosas cambian, como eres aburrida encajan a la perfección ¿Y que opinas de Vladimir?— Margott usaba el sarcasmo y actuaba,se ponía a hacer el indio, a veces no hay quién la aguante. —Estás loca, déjame en paz, te he dicho que no es de mi tipo. —Una vez me dijeron que en el colegio lo habían encontrado cogiendo en el baño con una pu** de esas que se revuelcan con cualquiera. —no sólo es un perro, también es un marrano, todo este lío apesta. —¿Te acostarías con el? , Dime --Ash, sabes que no, es un cerdo te digo. —No mamita, no creo que seas asexual, al menos conozco tu signo y te diré que es uno de los más fogosos.¡Bien que te derrites por él! —Si te sigue molestando dale este recado: padezco una grave enfermedad autoimune que me impide vivir mi vida al 100% y a veces hasta levantarme de la cama, una persona como yo no esta en estado de una relacion ni s****l ni sentimental—. Margott rompió a reír —el tío no es tonto. Cabrón, sí, pero lo que es de tonto no tiene un pelo. Margott y yo nos sumimos en silencio, el autobús estaba repleto de personas, unos idiotas se nos acercaron y quisieron vacilarnos. —¿Mira nada más? mamasita, yo si te diera, y sin c*****— el líder de grupo fue quien atisbo este comentario y no me pude contener. —oye, cerdo mal educado ¡respeta!— objeté y Margott me dijo que guardara silencio. —¿Que? ¿¡Acaso no ves a este cerdo! ? —haber puta, ¿como me llamaste? ¡Repítelo!—el tono que usó era bastante amenazador —que eres un cerdo y un tarado—le grite en sus narices—un cretino y un...— Margott me cerró la boca para no provocar un escándalo público, también me fastidiaba llamar la atención. —Si tanto te incomoda, véte ya, lárgate, véte a cagar. Margott no sólo me cerraba la boca sino que me obligó a bajarnos en la siguiente parada. No es la primera vez que morbosos en el autobus hacían de las suyas, anteriormente estaba tan lleno debido a las horas pico a las que acostumbrabamos a usar el transporte público que unos cretinos nos metían mano, ¡en serio! , yo estaba en contra de unas ventanas de vidrio y el muy hijoputa con su m*****o viril en estado de ereccion me estaba literalmente violando con su p**** en mi trasero. En la siguiente parada comencé a quejarme de modo incoherente : —odio los taxis y los autobuses de estas avenidas , con esos vejetes que siempre te están gritando que te bajes por la puerta de atrás, y odio que me presenten a tipos que cogen con pibas en el colegio y... —cállate Phoebe, cállate de una puta ves—Margott intentó calmarme. Después de lo sucedido subimos en el siguiente andén y nos sentamos juntas ya sin demasiada gente. —que ocurre cariño, ¿estas bien?— me preguntó Margott —No me pasa nada tarada. — Sólo quería darte las gracias por ser una amiga tan fenomenal. Eres todo corazón. ?¿Lo sabes, verdad, Phoebe, tesoro? —idiota —¿por qué te sulfuras por algo tan insignificante? —todos los imbéciles de esas facultades del Valle se parecen unos a otros como... —haber querida, como te cuento, esas alusiones en particular a las que te refieres en realidad tienen una base hipócrita.—Al parecer estaba acostumbrada a interrumpirme —¿cómo? ¿No te entendí? —¿ves? Por eso no es bueno llevarse demasiado con esas monjas, lo que te fastidia es el acoso, han sacado leyes que intentan frenar este modo de abuso, pero he aquí la contradicción: estábamos hablando de sexo hace rato,¿ ves la contradicción? —no, no es lo mismo —si fueses mujer y acosaras a un hombre tendría el efecto contrario. Es la represión, la sociedad a vuelto al sexo algo oscuro y ha credo un tabú. Debes leer culturas Polinesias, allí se tiene relaciones sexuales al frente de sus hijos, en dichas culturas no existe la violación, la prostitución ni nada por el estilo, los hijos ven desnudos a sus padres y viceversa. —entonces qué ¿me dejo violar?, Margott una ves más soltó una carcajada, era muy risueña y divertida, debo admitir que daba gusto verla. —Es el hecho de ver al sexo como algo sucio y prohibido lo que a creado un sistema de pensamiento que a menudo se comprende como perversión, yo digo que no hay perversión, excepto en tu imaginación. Es tu mente la que lo define así. —entonces ¿estás a favor de la violacion, la prostitución y el maltrato a la mujer? —Para nada, la violacion es el resultado de canalizar mal esa energía reprimida, que se vuelve incontrolable, el tema de la prostitución igualmente surge al hacer del sexo una experiencia bochornosa y que nos avergüenza realizar en público, de ahí viene el tan marcado sesgo que nos hace ver a las prostitutas como seres repudiables. —sabes que no puedo aceptar eso —en efecto, tu mente tiene demasiada energía oscura con respecto al sexo, no puedes imaginar a tus padres haciéndolo, aunque cumpla una función biológica y sea común al reino animal, ¡mira la contradicción! Deberíamos acostumbrarnos a no juzgar, las personas actúan movidas por emociones condensadas en el inconsciente, debido a que no activan la memoria celular creen que son eso. Guardamos silencio por un rato, difícilmente podía aceptar lo que decía Margott, después nos abrazamos, estaba cerca la graduación y me apenaba dejarla, protagonizamos tantas aventuras y peligros y habíamos explorado la magia juntas, no concebía un mundo sin ella, no puedo dejar de admirar su espíritu y carácter y derramaba lágrimas de gratitud por lo vivido¿no me complacía sus arranques cuando me sacaba sonrisas de la nada por poco dignos de risa que fueran? Te prometo no inmiscuir tanto los recuerdos pasados, pues la miseria aparece por esmeradamente escarbar de los mismos que a menudo salen a relucir. Viernes, 22 de marzo de 1996 Querida Margott Estoy aquí en la gloria, la soledad en este lugar es encantador, tan acostumbrada a la intensidad de las emociones, no tolero mucho las ciudades, aquí no obstante me encuentro cercana a la naturaleza, estoy sola y gozo y me regocijo de vivir en esta bóveda celeste, tan idílica, con tanta magia y amalgama de colores, aquí no conozco a casi nadie, subo enormes colinas en mis paseos matutinos donde me dedico a meditar, debo admitirlo, no me gusta hacer nada mas, para que mi mente no tenga otra estrepitosa caída la tengo que mantener ocupada, siempre estoy rodeada de árboles y plantas, pero es maravilloso, le doy lugar a la exploración y al silencio, cuyo eco tiene mayor encantamiento y belleza que las palabras. Ayer subí unos arbustos y me encontré con muchos ratones, todos blancos, los tengo en una canasta, te regalaré algunos, no sabes lo hermoso que es tener con quien jugar, y lo útil que me resultan los libros, las personas en general jamás podrán comprender lo que los libros significan para alguien como yo. Libros y más libros, esa es toda mi distracción. Phoebe, Siempre Tuya
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