Toqué la puerta de la vivienda de Margott, era ésta muy familiar para mí; de niña el caserón me había generado no sólo ansiedad sino que era causa de pesadillas en mi dormitorio por las noches; su vibración a simple vista me generaba ansiedad, sus tres pisos unido a un ático con chimenea que parecía buscar las alturas del cielo, y esas gloriosas ventanas de bajo emisivo arqueada por glicinas de más de cinco metros con inflorescencias de hasta 1 metro, era muy familiar para mi y expresé asombro al percatarme que quizás yo moriría y la soberbia wisteria seguiría su curso, ya que su honorable longevidad puede llegar al siglo, tiene tonos entre morado y blanco. Tuve varios sueños en donde sus ramas me arrastraban hacia el epicentro, en la mitad de la sala, manteniéndome entumecida, inmovilizada y sin posibilidad de escapar. Era un caserón blanco y terrible, con columnas de mármol blanco que daba la sensación de reconocer El Partenón. Los padres de Margott habían realizado su construcción en un lugar inhóspito, ya que siempre que la visitaba muchos letreros advertían el límite territorial con la advertencia de perderse en los abismos de tierras vírgenes escasamente visitada por viajeros, además de la abundante niebla tenía que recorrer empinadas quebradas para acortar el paso a través de atajos, pues me resultaba fatigoso seguir el recorrido habitual por medios automovilísticos.
Al entrar su madre me dio la bienvenida con su rostro lleno de empatía y comprensión.
—Margott está en su habitación, ve con mucho cuido, creo que está durmiendo.
—Muchas gracias, no se preocupe que subo con sigilo— abandoné la sala de estar y subí las escaleras de caracol, eran también bastante notorio, las travesuras que vivimos en nuestra infancia y correspondiente juventud las tenía apiladas en mi memoria a modo de escaparate cuando rebuscada en mi cabeza para poder habitar fantasías, al ingresar nadie me abrió la puerta e imprudentemente entré, Margott estaba en silencio sobre un cojín safu dorado:
—Creí que habías abandonado este tipo de prácticas—en silencio apenas expresó asombro, por unos instantes me sentí extraña, el aura de aquel lugar me generaba tranquilidad y asombro al mismo tiempo.
—No avisas ¿he?
—Fué el impulso, no me percaté y la familiaridad me hizo sentirme como en casa— lo dije algo confusa ya que Margott no estaba en sí, parecía drogada — ¿Qué ocurre, estás bien? Mira, vengo porque he tenido experiencias que no logro comprender.
—¿Sobre qué?—su mirada perdida aterrizó al presente de manera automática.
—Desde niña tengo pesadillas con esta mansión, es un enigma, ya que no la he visitado en demasía ni recientemente
—¿Viniste hasta aquí para averiguar un acontecimiento tan banal?
—No es sólo eso, tengo unas cosas pedientes
—Esta mansión tiene vórtices activos a otras dimensiones.
—¿¡Que!? No vine a escuchar historias fabulosas, quiero la verdad.
—Me resulta difícil creer que aún dudas, mi pequeña Phoebe, desde niñas nuestra vida a estado revestidas de acontecimientos místicos
—Si quisiera escuchar historias increíbles me hubiese quedado en casa escuchando a mi padre o ¡que se yo! a mi abuelo
—Es verdad, nunca te lo dije pero es cierto, a través de invocaciones he abierto portales para recibir Asistencia Divina.
—Mira, otra cosa que me preocupa es este asunto de la meditación, siempre la he considerado un método para calmar el estrés o aquietar la mente o simplemente un truco que te juega el cerebro.—la mire algo inquieta y me llevo a una habitación contigua, estaba vacía, entonces se sentó en silencio por varios minutos, parecía que no quería hablar, hasta que dijo:
—No es ningún truco de tu cerebro, estas entidades y todo lo que sueñas es real. Nuestro cuerpo no es el simple terrón de arcilla al que le atribuyes mortalidad y extinción, lo penetra una sustancia de eternidad.
—No soy una niña, ya no me sorprenden tus aseveraciones, quiero la verdad.
—Estás tan cerca de esto, lo vives, lo experimentas y aún así dudas Tomás siempre incrédula.
—Mira en ocasiones también percibo - como tu dices - estas frecuencias y energías sutiles a modo de electricidad, pero se me escapan a la hora de atribuirles su naturaleza real ¿como sé que no es un truco?
—Es real, tan real como las Matemáticas. Para ti todo esto puede parecer algo fantasioso, tiene evidencia científica, somos seres cósmicos, lo digo literalmente—en la misma habitación existía un pasadizo secreto, que un modular burlaba ocularmente la vista, las entanterias - de más de diez metros de altura -, sobre los que se exhibían los libros eran dignos de admirar para un coleccionista o para un bibliófilo. Margott me trajo un libro que parecía de Biología Elemental, su autor era Garyaev y subrayado se podía leer:
"Tras estudiar a fondo el ADN un grupo de investigadores rusos formados por científicos de diversas especialidades como genetistas y lingüistas han llegado a la conclusión de que éste puede ser modificado mediante sonidos y frecuencias y, por tanto, por las palabras
. El ADN es un ordenador por ondas, mientras los investigadores occidentales se centraban sólo en el 10% de nuestro ADN, la parte donde se localiza la producción de proteínas, ellos han buscado en el 90% restante porque no les resultaba creíble que millones de años de evolución hubieran hecho más importante la parte que el todo. Así, su trabajo presenta a nuestro ADN como un bioordenador capaz de recoger y transmitir información de su entorno a través de ondas a partir de las cuales pueden modificarse los patrones de comportamiento de las células. la inteligencia subyacente en los procesos que dan lugar a una lengua se da ya en la interrelación y elección de compañeros para la síntesis de proteínas a nivel del ADN
"
Intrigada por lo que leía le pregunté si era cierto.
—La evolución ha creado en los biosistemas -organismos vivos- “textos genéticos”articulados de acuerdo a patrones semejantes al conjunto de normas y reglas subyacentes en todas las lenguas humanas en los que los nucleótidos del ADN, dotados de frecuencias cargadas de información, juegan el papel de caracteres. Y a partir de esos “textos genéticos” se van conformando los distintos procesos orgánicos, Siendo pues el ser humano, en definitiva, un “bello discurso” de la Naturaleza.
—¡No mames!
—La naturaleza es más mágica que cualquier libro de ciencia ficción, según este texto a partir del lenguaje del ADN se decantan las lenguas, y no viceversa.
—¿Quieres que espere creer todo eso?
¯No seas tonta, mira las evidencias, las leguas antigüas eran un código para descifrar la naturaleza en la que se podía modular o modificar nuestro ADN, me estas pidiendo pruebas y aquí las tienes, el sonido en el vacío tienen tremendo impacto en nuestra estructura celular.
—¡Que diablos! Esto explica el por qué la sensación de fundirse en el universo y hacerse uno con el Todo.
—Las células son antenitas orientadas espacialmente con la capacidad de recibir información del cosmos.
— También resaltaría el caso de los videntes, el ADN permite percibir energías circundantes y esta conexión con el cosmos es real, no somos algo ajeno al universo, somos de la misma sustancia.
—¡Oh!La religión se convirtió en ciencia, ¡no me digas que no te lo dije! —Por espacio de minutos podía calmarme, agradeciendo la revelación, mi corazón estaba al borde de sufrir un colapso, siempre creí que mis alucinaciones eran una enfermedad mental o estaba cerca de padecer esquizofrenia, ya que muchos de mis síntomas se asemejaban, no sólo estas experiencias marcaban mi vida ¡ahora Maurice! Se necesitaba fuerzas de otro orden para calmar mi espíritu que revoloteaba sin quedarse en silencio o quieto en ningún lugar, las emociones me asaltaban en momentos insospechados, se tratase de una flor, un árbol, una imagen sagrada o ver una mujer, esos días mi susceptibilidad me arrancaba de la realidad a abismos metafísicos. Temía que la experiencia trascendental me obligara olvidar a mi amado, como niña en mis escondrijos huía de él o quizás de mí misma, no existe lugar en la tierra donde pueda esconderme de mí ni donde la muerte no llegue, últimamente se había apoderado de mi corazón, mis pensamientos y toda mi atención las dirigía hacia él, también no soportaba la incertidumbre, el género humano a modo general no es capaz de convivir con ella, arrebata la estabilidad, yo ansío tranquilidad y me sumo en tristeza por los implacables giros que da la vida.
Nos sentamos en silencio para así calmar la conmoción del encuentro, en efecto la experiencia es vivificante, a ratos me extendía por sobre la materia, nos quedamos así como una hora, su casa era como vivir en las metafóricas tierras puras de las deidades, percibía en todas las direcciones beatitud. Estaba llena de radiación divina.
—No comprendo el orígen de mis pesadillas, aquí percibo el bien.
—Lo que ves en sueños no son más que tus propias oscuridades, mi mansión refleja luz.
—Yo percibo tu casa con influencia maléfica en mis sueños
—Si tienes miedos ocultos, aquí solo salen a relucir, hay personas que no soportan la luz.
—La vibración de tu casa es tan alta que por momentos no la tolero, según me explicas es debido a mi propio error
—Tu percepción es imperfecta, y tus miedo ocultos salen a relucir al estar en contacto con tan alta frecuencia. Entendí a la perfección, mi departamento según advertí con el tiempo, era morada de desencarnados, al no realizar limpias estaba siendo dominada por entidades oscuras.
Mi hogar no solo estaba poblado de seres astrales, también de tulpas, mi mente se había apegado tanto a Maurice que sus recuerdos/pensamientos se habían condensado para aprisionarme a su alma, éste apego generó dolor y miseria, mientras más lo pensaba la entidad se volvía más fuerte, con capacidad de hablarme por las noches o meterse en mis sueños, lo tenía grabado en mi cabeza y en el ambiente denso de mi propia cama.
Maurice me visitó varios días seguidos, no pasaba nada entre nosotros en el terreno s****l , sólo me acompañaba y nos dábamos mucho romance, besitos y caricias aquí y allá, le dije que ya era una mujer y no podía hacer conmigo lo que le venía en gana, quería aprender a amarlo, debo tener vacíos psíquicos porque no lo amo como una entidad viviente, advertí con más autoconocimiento de mí misma que soy algo caprichosa, y entre los caprichos que manifestaba estaba percibirlo como algo de poco valor, insignificante, claro solo me sucedía por períodos, la suprema experiencia mística me hacían verlo a ratos como un gusano, y no llegaba a comprender si era yo con mi ignorancia y mi errónea falta de comprensión acerca de cómo son las cosas y como deberían ser, o lo que sentía era verdad y Maurice con el pasar del tiempo se iría al olvido, esto me generó ansiedad, el ser humano si explorara su condición cósmica experimentaría infinitas percepciones y de las infinitas manifestaciones se preguntaría de todo ese conglomerado; ¿Qué es verdad? Dios no es una sola cosa, de él se decantan miríadas de planos, existencias y dimensiones.
—No me dejes, quédate conmigo, no sabes cuanto sufro – en ocasiones – estando aquí sola—¿ven? Y otras veces una especie de sentimentalismo enamoradizo me asaltaba
—¿Ya me extrañas? ¿Te acostumbraste a mi presencia? —quisiera manifestarle la dicotomía de mi ser que a ratos anhela y necesita el calor y cariño humano, mas mi alma está auto complacida en sí misma.
—Si, mi cuerpo (literalmente) te anhela
—Dulce Phoebe, me quedaría contigo si no tuviese incontables compromisos y asuntos pendientes.
—¿No pueden tus malditos asuntos esperar? —Mi intención era seria ¿acaso no percibes este amor verdadero? Mi amor no aprisiona, te libera.
—Me voy, cualquier cosa me avisas—y no me atreví a reclamar ni contarle mis inconvenientes que ocurrían a hartas horas de la noche. Me besó con ternura, el apego físico aumenta a medida que generamos ligues con las personas, mas el alma trasciende en varias ocasiones los apegos.
Lo observaba caminar, a la distancia aún manifestaba el mismo poder, su seguridad era motivo de admiración, tenía elegancia, sus piernas largas junto con su cuerpo hermoso y erecto me generaba deseo, se movía como un bailarín profesional. Se subió al autobús y su última mirada la divisé; sus pantalones al cuerpo, su camiseta blanca con chaqueta negra parecía imitar a MJ. Justo a la entrada de la puerta se colocó su sombrero, era muy sexy al caminar. Desapareció de mi vista. No sabría nada de él por período de meses.
Lunes, 24 de mayo de 1999
Querida Margott
Aunque nuestros encuentro son escasos, estás más presente que nunca en mí , aún no conozco a nadie que tenga la combinación perfecta de corazón/cerebro que tienes tu, para mi eres motivo de admiración y para nada me generas envidia ¿ves la pureza de nuestra relación? Aunque por motivos de la vida no puedo tenerte conmigo, no sabes lo mucho que me haces falta, tu guía, tus locuras, tu sentido del humor, aunque en nuestro último encuentro fue todo tan serio, no imaginas lo mucho que anhelo retroceder los tiempo de colegio, quizás alguna aspectación planetaria configuró en mi esta tendencia a vivir en el pasado; ayer subía el parque-colina que tu y yo solíamos caminar, en esas noches estrelladas cuando la luna dorada brillante parecía desafiarnos y nos perseguía a donde quiera que escapásemos, no sabes lo que significaron para mí esas noches, las cumbres brillaban y parecía todo volverse de un color diamantino, al llegar a la remota iglesia pensé en tí, mis ojos se llenaban de lágrimas al no tenerte a mi lado, aquellos años mozos donde la pena no daba ni una seña, años dorados que jamás regresarán, es un reto poder vivir el presente cuando tantos recuerdos me asaltan el alma; aquella noche donde Roberto te buscaba, la primera vez que se encontraron ¿lo recuerdas? Estábamos tan crías, te regaló un libro de Carlos Ruiz Zafón, creo que se llamaba "La Sombra del Viento", estaba temblando pero firme caminó hacia tí, y con voz trémula dijo: "tengo que entregarte esto" y tú con tu exquisito lenguaje corporal viéndolo a él y al libro, le agradeciste observándolo inquisitivamente, a lo que él añadió: "si, soy yo" debido a las innumerables cartas que te había enviado y escrito, no sé si lo recuerdas, ya que eres otra, te transformas demasiado rápidamente, tu verdad cambia, es otra, por eso quiero que sepas que yo también estoy enamorada, o no sé que diablos me pasa, sucede que en mí percibo emociones y sentimientos de todo tipo; alcanzar a discriminar lo que es de lo que no es, muchas cosas parecen real pero no lo son, como por ejemplo el apego o la lujuria, en determinados estados estos pierden su poder sobre el alma, y en otras ocasiones parece tan reales, lo mismo ocurre con la ira, al experimentarla es tan poderosa mas luego en calma y quietud se desvanece dejando un destello y le sigue su inevitable extinción, lo mismo me pregunto de Maurice, ¿se desvanecerá y con el pasar de los años perderé interés en asuntos tan mundanos? Y aquí viene la contradicción, porque el mundo está lleno de ellas, hoy me levanté con ganas de estar a su lado, te escribo porque no soporto la agonía de no tener con quién desahogarme, llevo mas de un mes sin saber nada de él, nada, ni cartas,
pero este sentir no es desagradable, sé cuando las emociones son tóxicas y terminan destruyendo la buena voluntad, pero he aquí que siento que su amor sabe a pureza, lo amo con serenidad y pasión, no sé, siento que podemos amar a las personas desde una perspectiva elevada, estos sentimientos que se manifiestan pareciesen salir de mi estructura del ser positiva, mi estructura negativa la conozco, es de dolor y culpa, mas no me identifico con esta parte de mí al sentirlo, dirás todo es efímero, nada es para siempre, todo es insustancial, todo está sujeto a extinción y todos moriremos pero ¿acaso no se basa en eso la vida? mira que hasta comer es un placer momentáneo y sin embargo comemos, lo mismo que admirar las plantas como tu lo haces , esta percepción es propia de nuestra estructura física, a nivel atómico los relojes se mueven de manera diferente, acercarse al fotón cambia el tiempo, mientras más cerca estamos de la luz, el tiempo se detiene, el truco es llegar a alcanzar su cualidad vibracional, te amo en mi no-tiempo ¡Margott! Te hecho de menos , no creo poder superar más tu ausencia.
Siempre tuya.