Protegida por el Gamma

Dieciocho años atrás Rakish: — ¡Acheron! ¡Me duele! Simplemente no lo entiendo. No comprendo la presión en mi pecho que cada segundo crece con cada contracción de Verónica. La escuchamos gritar detrás de la puerta y mi nerviosismo se acrecientan cada vez más de forma inexplicable. Verónica es la compañera de mi mejor amigo, Acheron. Además de su luna. Obviamente todos la queremos y cuidamos de ella, pero es extraño sentirme de esta manera. —Tú puedes gatita, estoy a tu lado —murmuró mi amigo a su compañera. Fue entonces cuando un llanto de cachorro llenó la habitación y al mismo tiempo, nuestros corazones. La calidez cubrió mi cuerpo enseguida y una sonrisa se dibujó en mi rostro al igual que en el de todos, aunque yo no fuera muy propenso a sonreír. Sin embargo no podía borrar esta de mi cara. Era extraño. Quería ver al cachorro híbrido desesperadamente sin entender el motivo de mi ansiedad devastadora. A la hora que ingresaramos a la habitación para conocer al nuevo m*****o de la familia Breisacher por un momento me quedé paralizado al ver al pequeño cachorro envuelto entre tela rosa mientras era acunado al pecho de su madre. Se trataba de una niña. Nunca antes vi una cosa tan preciosa pero luego fruncí el ceño ante la cursilería que pasó por mi cabeza. No entendí qué estaba pasando conmigo. Las chicas comenzaron a cargar a la cachorra sin dejar de parlotear aunque mi atención se centraba únicamente en ella. En sus sonrojadas mejillas regordetas, en su cabello ligeramente rubio y abundante a pesar de ser una recién nacida. Aún no había abierto los ojos y yo tenía curiosidad por verlos. De repente la voz de Verónica nos llamó la atención a todos aunque se dirigía a mí directamente. — ¿Quieres cargarla Rakish? La pregunta hizo que todos los presentes se giraran a mirarme con curiosidad salvo por Acheron que bien podía sentir como me fulminaba con la suya pero yo no miré a nadie más que a nuestra luna antes de asentir en silencio. Quería hacerlo. Quería estar cerca de la pequeña. Verónica me sonrió enseguida pidiéndome que me acercara y con curiosidad lo hice. El bebé estuvo entre mis brazos de repente haciendo que algo se encendiera en mi corazón. Un fuego extraño. Inenarrable e inentendible. La estreché suavemente contra mi pecho aspirando en silencio su dulce olor a bebé. Era tan bonita que hacía que mi corazón doliera haciéndome desear algo que no había deseado desde hace años. Tener una familia. Una vez más me centré en las espesas pestañas de Piper y prometí cuidarla para siempre. Nadie me apartaría de mi objetivo. Absolutamente nadie le haría daño mientras yo viviera. Era una promesa. Un extraño instinto posesivo se aferró a mí pero no hice caso y le devolví la cachorra a su madre. Lo que no sabía es que ignorar este sentimiento fue el peor error que he hecho en mi vida y pronto me daría cuenta de ello, todo estaba en mis ojos, pero yo no me di cuenta hasta muy tarde. Actualidad Piper: —Te dije que no irás Piper, ninguno de tus hermanos está aquí para llevarte a esa fiesta y estar contigo. No está en discusión, simplemente te quedarás aquí. La voz de mi padre se alzó. Él jamás me había hablado en ese tono, lo que me abrumó un poco. —Pero... —No quiero escuchar sobre este tema otra vez princesa, vas a quedarte donde yo te vea y eso es todo. Ni siquiera me dio tiempo de terminar de argumentar. Él había tomado su decisión. Sentí como se acercó a mí cubriendo con sus manos mis mejillas dejando un beso amoroso en mi frente antes de retirarse y dejarme aquí sin palabras, con la rabia rasgando mi interior. —No es justo —susurré a la nada mientras que me dejaba caer al suelo apoyada en el árbol detrás de mí. —Siempre es igual. Indudablemente aunque lo negaran mis padres no confiaban en que yo soy perfectamente independiente a pesar de mi ceguera. Nadie parece entender que aunque sea invidente puedo moverme sin caerme o tropezarme. "Salvo por él", reclama mi mente pero yo sigo con mi retahíla. —Nada malo va a pasarme —me quejé por lo bajo una vez más. La sobreprotección de mi familia lejos de ser linda es un poco irritante para mí, aunque puedo entenderlos. Soy la única con esta "limitación" en casa. Ahora estoy sentada en el jardín, inhalando los dulces aromas que me llegan con el viento. Tan relajada como deseaba estar. La libertad es algo perfecto, pero cuando se añora es horrible. Eso lo había entendido hace muchísimo tiempo atrás, pero no me resigno. Dejé escapar un suspiro de mis labios dibujando el rostro de Rakish en mi mente. —Puedo oler tu tristeza a kilómetros. —Y yo podía sentirte incluso cuando mi padre estaba aquí. Él se sentó justo a mi lado mirándome fijamente. Todos siempre me han sobreprotegido, pero Rakish a pesar de que cuida de mí, parece que entiende que necesito ser libre, aunque sea solo un poco. — ¿Qué pasa, pequeña? —Lo de siempre, Acheron no me deja sola nunca. Él se quedó en silencio por un momento hasta que empezó a hablar otra vez. — ¿No crees que estás siendo un poco injusta con tu padre? Él solo quiere protegerte, además, si escucha que su princesa lo llamó "Acheron" en vez de "papá" va a tener un colapso. Hice un motín porque sabía que Rakish tenía razón. —Sé que en la fiesta de Deva ellos no estarán cerca pero merezco un poco de libertad, mis amigos estarán ahí de todas maneras. Y también... — ¿También qué? La pregunta de Rakish no se hizo esperar pero lo que me sorprendió fue el tono que había usado. —Bueno, en algún momento yo... Me quedé en silencio dándome cuenta de lo que estaba a punto de decir. Ni siquiera he hablado de esto con Chloe que es mi mejor amiga, además de mi hermana. Sentí que me sonrojaba de repente bajo la mirada intensa de Rakish que no me abandonaba. Fue peor cuando su mano grande cubrió la mía delicada en señal de apoyo, y yo no pude evitar estremecerme. — ¿Qué es lo que te preocupa tanto, Piper? Me presionó un poco más, ¿Estaba ansioso? Debía estarlo porque casi nunca me llamaba por mi nombre. Giré mi cara en dirección a su voz, como si pudiera verlo. —Quiero decir, algún día yo voy a encontrar a mi compañero. Mi padre tendrá que dejar de ser tan sobreprotector. Tiene que adaptarse. ¿No? Rakish se quedó en silencio como si no hubiera esperado lo que yo acababa de decirle. Ojalá él no hubiera bloqueado sus emociones con ese perfume que crearon para mi abuelo, era excelente contra los enemigos pero muy malo para estas situaciones. —Piper... Su voz sonó tan ronca que el vello de mi cuerpo se erizó de repente. Antes de que terminara de hablar lo hice yo con astucia. — ¡Tengo una idea! ¿Por qué no me llevas tú? Convences a mi papá y todo estará bien. —Pequeña, yo no puedo estar ahí. Sabía a lo que se refería, ¿Qué iba a hacer Rakish rodeado de un montón de pubertos? Era simplemente absurdo. Su voz condescendiente me hizo entrar en razón. —Sí. Tienes razón. Lo mejor será que entre a casa. No tardé en levantarme y pronto sentí a Rakish imitarme. Una vez más podía sentir la fijeza de su mirada quemándome. —Piper. — ¡Rakish, mi amor! Una mujer lo llamó a lo lejos y cada parte de mi ser se tensó enseguida. —Piper, espera. No detuve mi rápida huida por su llamado. Contrario a eso aceleré el paso. —Recordé que tengo algo que hacer. No te preocupes por mí. Sin darle chance a que volviera hablar entré en la casa sin embargo había logrado escuchar algo más. — ¿Me extrañaste, amor? Esas tres palabras se clavaron en mi pecho casi dejándome sin respiración. — ¿Rakish tiene una novia? —susurré a la nada y afortunadamente no estaba mi padre cerca, o mi abuelo. De no ser así hubieran notado el dolor en mi voz al decirlo. Casi corrí a mi habitación para encerrarme. Apoyé mi espalda contra la puerta al mismo tiempo que intentaba calmar los latidos de mi corazón acelerado. Mi gatita enseguida llegó hasta donde estaba yo acariciando mis piernas. — ¿Y qué me importa a mí si Rakish tiene una novia o no? Estoy actuando como una tonta ¿Verdad Fohkva? Sin embargo no estaba siendo sincera conmigo misma. No recuerdo ningún momento de mi vida que no estuviera con él. Rakish siempre había estado para mí. No quiero que nada nos separe... pero supongo que eso sería muy egoísta de mi parte ¿No? En algún momento de su vida Rakish tendrá que encontrar a su compañera y casarse, al igual que yo (y eso si mi mate me acepta como su compañera). Ella vendrá a vivir a la manada, después de todo Rakish es el Gamma de la manada. —A menos que ella le pida que se vayan a su manada juntos. De repente sentí como mi corazón se apretujó una vez más. Me dejé caer al suelo para acariciar a mi gata. —Entonces probablemente él se vaya, Fohkva. Mordí mi labio inferior reprimiendo las ganas de llorar que me llegaron de repente y me aferré a mi gatita sin embargo esta se apartó de mí molesta. No sé cuánto tiempo estuve divagando, inventando hipótesis pero en cuanto me detuve tomé una decisión. Después de asearme y arreglarme tal y como Chloe me había enseñado, me apliqué un poco del perfume especial que Pheobe le había robado a nuestro padre y me escabullí de la habitación. — ¿Piper? ¿Qué demonios haces en mi habitación? Si tu padre se entera me va a... —Blake, no hay tiempo, tienes que venir conmigo. — ¿Ir contigo? ¿A dónde? —Ya lo sabrás, vamos. Él me siguió estupefacto. Al haber nacido ciega tenía una ventaja sobre cualquier lobo normal, incluido un Alfa. Mi olfato era más desarrollado y puedo captar el aroma de su perfume sabiendo dónde está, lo que facilitaría mi escape. Solo utilizaría a Blake hasta cierto punto, luego haría que vuelva. Dayan irían por mí. —No te tardes Blake. — ¿Se puede saber qué estamos haciendo? —Quiero hacerle una sorpresa a Chloe para cuando vuelva. Él finalmente no habló pero me hizo mal tener que mentirle. Sin embargo esto le dejaría claro a mi padre que estaba harta de que me tratara como a una niña. Y también me haría despejar la mente para no pensar en Rakish y su... novia. Solo esperaba no meter en problemas a Blake, eso sí me haría sentir culpable.