Capítulo 1 "primer encuentro"
Me dejé caer sobre la silla luego de haberme quitado mi gabardina empapada que colgué sobre mi respaldo, ni siquiera un día lluvioso podría detenerme y mantenerme en aquellas cuatro paredes de mi habitación.
Es imposible concentrarse en una buena lectura cuando tienes a tus padres las veinticuatro horas del día discutiendo sobre lo mismo, un futuro divorcio. No quería ver a mis padres separados, pero luego de ya dos meses con las repetitivas discusiones sin sentido que se ocasionan sin razón aparente, comienzo a creer que eso es lo más conveniente para continuar manteniendo al menos una parte de la familia.
Dejé un libro sobre la mesa a modo de reserva, por alguna extraña razón a la gente de esta ciudad le gusta venir en días lluviosos a disfrutar del sonido de las gotas cayendo sobre el techo y un delicioso café humeante.
Me dirigí al baño para asegurarme que no me viera como un monstruo salido de una película de terror, un día que me había decidido a colocarme un poco de maquillaje y fue suficiente para que el mundo se pusiera en mi contra.
Luego de quitarme el resto de máscara de pestañas que decoraban y hacían más notorias mis profundas ojeras, me dispuse a volver para esperar mi delicioso café humeante mientras me hundía en las páginas.
Justamente me crucé con Billy, el camarero, que estaba a punto de salir de atrás del mostrador para llevarme el café.
—Oh, no te molestes, yo lo llevaré —le digo con una media sonrisa y se lo arrebato de las manos.
Cuando me di la vuelta para dirigirme a mi mesa una vez más, un chico me choca de manera repentina y siento el líquido caliente que se expande por mi blusa. Nuestras miradas se cruzan, respiro hondo por la vergüenza que recorre mi cuerpo y se apodera de mis mejillas.
Bajo la mirada para asegurarme de que tanto se había manchado mi ropa, me encuentro con mi blusa favorita blanca arruinada, el corpiño que se me marca y mi bolso, que justamente llevaba mis apuntes dentro de las clases de mañana arruinados.
—Lo lamento —se disculpa tartamudeando un poco y lo veo que retrocede— No fue mi intención.
Por supuesto que no había sido su intención, pero había arruinado mis apuntes y recuperarlos antes de la siguiente clase no sería una tarea nada fácil, sin contar que tendría que volver a casa para cambiarme. ¿Quién pagaría por mi café? Pues estaba segura de que la misma persona que lo había derramado no sería, después de todo se largó tan rápido que ni siquiera me dio la oportunidad de reclamarle al respecto.
Me hierve la sangre, puedo sentir como todo mi alrededor me mira, pero aun así sin dar demasiada importancia hurgo en mi bolso y saco mi cartera pegajosa. Le entrego a Billy el precio del café y de camino a la salida tomo el resto de mis cosas, solamente espero no volver a tener la oportunidad de cruzarme con él, porque de ser ese el caso, entonces haré que se arrepienta de cada uno de sus días.
Al menos cerca de esta cafetería queda la casa de Archer, él es mi mejor amigo desde la infancia, un chico muy gracioso y que siempre le encuentra lo bueno a las situaciones. Aunque debo de asumir los riesgos de que es muy probable que si voy a su apartamento termine de burlarse de mí, diciendo que tengo la peor suerte del mundo.
El portero me saluda aguantando la risa al verme entrar, no me asombra, me conoce desde hace mucho tiempo, Archer se mudó a este apartamento cuando apenas empezamos a estudiar en la universidad, le dijo a sus padres que lo mejor sería mantener una relación sana entre ellos y que para que eso fuera posible se mudaría.
Discutían todo el tiempo, Archer solía escaparse de su casa y aparecer en medio de la noche en la mía, me golpeaba la ventana con una pequeña piedra y me pedía que lo dejara subir. Pasamos muchas noches hablando hasta altas horas de la madrugada, siempre lo escuchaba fantasear con su propio lugar y aunque fue difícil en un comienzo tener un trabajo de medio tiempo junto con la universidad, es un chico capaz de conseguir todo lo que se propone.
Golpee a su puerta unas dos veces, hasta que escuché los pasos que se aproximaban, bajé la cabeza como un perro que acaba de cometer una travesura y cuando abrió la puerta escuché una pequeña risa saliendo de sus labios.
—Oh miren que tenemos aquí, la pequeña Azure derramó su café —dice con una voz de ternura.
—¿Miren? ¿Quiénes? —pregunté levantando la cabeza y mirando a los alrededores.
Rodeó los ojos como si le hiciera verdadera gracia y se apartó en señal de que podía entrar. Me aseguré nuevamente de que nadie me estuviera viendo y me apresuré a pasar como si verdaderamente hubiera hecho algo malo, una vez dentro me apresuré a dejarme caer sobre el sofá llevando mis manos a mi rostro ante tan degradante situación.
—¿Qué fue lo que te sucedió? —preguntó haciendo vibrar mi cuerpo cuando se dejó caer a mi lado sobre el sofá.
—No tienes idea de lo difícil que fue mi día, desde las discusiones de mis padres, hasta el desastre de que un extraño sin educación me derramó café encima en una cafetería —suelto un gran suspiro.
—Eso no es tan grave Azure —lo veo de reojo que se encoge de hombros.
—¿Sabes que es lo verdaderamente grave? Que mojó mis apuntes y los necesito para mañana —digo entrando en pánico una vez más.
—¿Para qué tienes dos mejores amigas que pueden ayudarte con eso? —alza una ceja como si con su pregunta me hubiera solucionado la vida, aunque si lo hizo.
Él mismo se encargó de pedirle a las chicas que vinieran hasta el apartamento para prestarme sus apuntes, mientras tanto me prestó una de sus playeras que me sirven a la perfección como vestido, me dejó utilizar el baño para que pudiera quitarme los restos de café y mientras pude sentir el delicioso olor filtrarse de un buen desayuno.
Al salir del baño secándome el cabello noté que las chicas venían entrando y que un delicioso desayuno para todos nos esperaba, nuevamente agradecí a la vida por tener a Archer, que siempre me salva de los aprietos.
Betty, de mis mejores amigas, la más estudiosa, me pasó una pila de hojas con una sonrisa tan ancha que podría jurar que estaba disfrutando ver mi sufrimiento, mientras que Marián tocó la punta de mi nariz de pasada, una clara señal de que no tenía nada para mí.
—¿Y tú para qué se supone que viniste Marián? —pregunta Archer con una media sonrisa burlona— Tú te tendrías que sentar a terminar el trabajo con Azure, estás igual o incluso más atrasada que ella.
—Yo solamente vine por tu delicioso desayuno —se sienta como si estuviera en su casa.
Y aquí tenemos el claro ejemplo de todo lo contrario a Betty, mientras que una es estudiosa, organizada, tímida y considerada la nerd, Marián es todo lo contrario. Ella es rebelde, desorganizada, la chica que tiene siempre buenos ligues y que mágicamente siempre aprueba.
Mientras que yo, por mi parte, solamente soy la chica que paso desapercibida, la buena compañera, la agradable, pero la que no notan demasiado, digamos que soy la común en los típicos grupitos.
—Azure, por cierto, esta noche convencí a Betty del milagro de que salgamos a bailar un rato, solamente será un rato —dice pestañeando rápidamente.
Por supuesto que eso significa que quiere que las acompañe, pero con todo el trabajo que tengo que hacer y debería de estar estudiando, dudo mucho que sea buena idea ir.
—Me niego —le respondo tomando una tostada para colocarle mantequilla.
—Bueno, entonces tendré que llevarme los apuntes de Betty… —se atreve a amenazarme poniéndose de pie.
—Eso es una extorsión —se queja Archer con el ceño fruncido.
Marián le mete a la boca la tostada de jalea que acababa de prepararse, Archer gruñe ante su hostilidad y luego sonríe mientras la disfruta, las tres nos empezamos a reír.
—No me puedo resistir a una deliciosa tostada con jalea de fresas —dice entre risas.
—¿Entonces Azure? —pregunta Marián con una ceja alzada.
—No entiendo como Betty no me está apoyando —pongo cara de cachorrito.
—Eso es porque no me gusta este tipo de salidas, acepté solamente para complacer una vez en la vida a Marián y que no vuelva a pedirme que vaya a un sitio de esos —dice encogiendo los hombros— Si vienes conmigo será un poco menos una tortura.
—Está bien, lo haré porque soy la mejor amiga que podrías tener —apoyo mi mentón en ambas manos y Archer levanta el dedo.
—¿Puedo ir también? —pregunta con un gesto de súplica.
Estaba a punto de decirle que el hecho de que viniera con nosotras lo haría todo más soportable, pero entonces Marián lo toma de la oreja con un gesto de irritación.
—Es una salida de chicas, tú no vienes.