Trisha estaba trabajando en el interior del jet para cuando llegó Ariel. La oyó a ella y a Carmen fuera, pero decidió seguir concentrada en lo que estaba haciendo; Ariel se encargaría de todas las inspecciones exteriores. Trisha era la piloto en aquel vuelo y Ariel su copiloto. A menudo intercambiaban las posiciones.
Un poco más tarde oyó la voz alegre de Cara resonando en el hangar. «Oh oh», pensó, poniendo el oído. ¡Cara había llegado con un subidón de cafeína! No pudo evitar dibujar una amplia sonrisa; Cara siempre resultaba de lo más divertida. Trisha y Ariel la habían adoptado hacía varios años como hermana pequeña, cuando Cara había estado pasando por una mala época con uno de los ingenieros de Boswell que estaba siendo un auténtico c*****o con ella. Cuando el tipo se plantó en el apartamento de Cara una noche y empezó a ponerse violento con ella, Trisha y Ariel, que habían estado visitándola en aquel momento, acabaron acompañándolo hasta la puerta sin demasiada amabilidad. Le habían explicado con todo detalle lo que le harían si volvían a verlo cerca de ella, y el idiota pidió que lo trasladaran al extranjero poco después. Trisha rio entre dientes al recordar la expresión del rostro del tipo mientras lo acompañaban a la calle.
Trisha se puso en pie y se estiró, intentando aliviar un poco la tensión que sentía en los hombros. Decidió ir a ver qué estaba haciendo Cara antes de contactar con la torre de control y comprobar si tenían permiso para despegar. Ya le había echado un vistazo al radar hacía más o menos una hora, y parecía que lo peor de la tormenta estaba pasando de largo. No debería costar mucho alzar el vuelo en cuanto les dieran luz verde.
Para cuando bajó las escaleras del jet, Cara ya parecía estar terminando.
―Ey, Trish.
Trisha se giró al llegar al último escalón y se acercó a ella, dedicándole a Cara una amplia sonrisa.
―Ey, Cara. ¡Bienvenida a bordo! ¿Es tu primer vuelo con la nueva serie Phantom?
―Sí. Estoy ansiosa por ponerlo a prueba ―contestó esta―. ¿Carmen también viene?
―Sí ―dijo Trisha, mirando cómo Ariel se acercaba a su hermana―. Ariel ha recibido permiso para que nos acompañe. Vamos a California, a llevar a casa a una artista a la que los Boswell le habían encargado una pieza. ―Tiró ligeramente del cinturón de herramientas que llevaba Cara. Parecía pesado para la pequeña figura de la mujer, pero Trisha sabía que las apariencias engañaban; Cara era dura como el acero cuando era necesario. Echó una última mirada a Ariel y Carmen, y después hizo un gesto con la cabeza hacia las escaleras del jet, hablándole a Cara en voz baja―. Todavía no está muy bien.
Cuarenta minutos más tarde, Trisha recibió permiso para despegar, y al cabo de poco ya estaban en el aire. Las siguientes seis o siete horas serían aburridas, pero Trisha decidió que le apetecía poner a prueba el nuevo jet, así aprovecharía la duración del vuelo. Todavía no estaba del todo lista para contarle sus planes a Ariel, y decidió que lo haría durante el viaje de vuelta. Así no tendría que preocuparse por si Carmen intentaba matar a su hermana cuando esta perdiera los nervios al oír que Trisha iba a dejar su carrera como piloto.